A algunas personas nos encanta jugar con los dobles sentidos. Lo malo, es que corremos el riesgo de que mucha gente no nos entienda. Algunos afirman que es el humor más facilón, pero no olvidemos que Shakespeare lo utilizaba con soltura. 

Según un estudio publicado recientemente en la revista especializada Laterality: Asymmetries of body, brain and cognition, nuestro cerebro se divide cuando nuestro cuñado, un amigo o familiar trata de utilizar este tipo de lenguaje con nosotros. Según explican los investigadores, el hemisferio derecho e izquierdo cumplen tareas distintas al intentar procesarlo y, para conseguir entender el doble sentido, debe haber una comunicación eficaz entre ambos.

Para descubir cómo procesa nuestro preciado órgano este tipo de humor, los investigadores de la Universidad de Windsor (Ontario), contaron con el inestimable apoyo de un grupo de voluntarios. Para llevar a cabo el experimento, pusieron ante sus ojos varios juegos de palabras, en el que había determinados vocablos vinculados al campo visual derecho o izquierdo. Tras esto, observaron el tiempo de reacción de cada uno de los voluntarios con el fin de conocer cuál de sus dos hemisferios era el dominante. Como algunos sabréis, el izquierdo es el rey del lenguaje. El derecho, el responsable de revelar si existe juego de palabras y si hay o no doble sentido.

La comunicación entre ambos hemisferios, como decíamos antes, es vital para poder entender un juego de palabras, una broma o un chiste, ya que completa la fórmula básica del humor: incongruencia más expectación es igual a risa. Dicha risa aparece cuando el hemisferio derecho se percata de que las palabras tienen 'truco', un significado inesperado como el anuncio de Netflix con Narcos: "Blanca Navidad".

Habitualmente, según han mostrado estudios anteriores, si la persona no entiende los dobles sentidos es porque, probablemente, exista una lesión o problema que impida que la persona comprenda lo que se le transmite. Otra cuestión es que su sentido del humor sea similar a una tostadora, claro (o que el chiste sea realmente malo).