El grupo extremista Desokupa vuelve a estar en el punto de mira después de la lona gigante que colgó esta semana de la Calle Atocha de Madrid en la que amenazaba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con una frase que versaba: “Tú a Marruecos, Desokupa ¡A la Moncloa!”. Eso es una cara de la tela, en la que aparecía el rostro del líder del Ejecutivo con el Falcon de fondo. En la otra, varios miembros del actual y el anterior equipo de Gobierno, así como diputados del Congreso.

A las críticas de los vecinos de la zona y los partidos progresistas -el PSOE ha interpuesto una denuncia a la Junta Electoral Central (JEC)- por la cuestión, se suman los comentarios en contra de la organización tras el vídeo rescatado por ElPlural.com en el que el líder de la “empresa”, Daniel Esteve, llama a “limpiar España” y solicita la ayuda de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y del Ejército para ello. “Que me den el Ministerio de Interior (…) Te limpio España en tres días y me sobran dos” o “Bukele a mi lado va a ser papá pitufo” son algunos de los exabruptos que menciona la cara más visible de Desokupa.

Un nazi condenado por intento de homicidio

Son muchas las polémicas que rodean no solo a Esteve sino a personas que previsiblemente forman parte de su núcleo duro. Este medio ha indagado un poco en los archivos hasta dar con un programa de Equipo de Investigación que habla precisamente de miembros que pertenecen -o si no, han colaborado al menos de operaciones con el grupo, y esto sí que lo reconoce su líder- a Desokupa.

Uno de ellos es el boxeador Ernesto Navas -las artes marciales son un habitual de las empresas cuyo trabajo se enmarca en este ámbito-, que tiene tatuada una esvástica y otra simbología nazi.

Se hace llamar Perro de Pelea, nombre que también luce en el torso, y basta un vídeo del programa de La Sexta para contemplar sus tatuajes. Sin ocultar su simpatía por el régimen, fue condenado por intento de homicidio cuando todavía era menor de edad tras participar de una cruzada de seis neonazis contra tres jóvenes ‘redskins’-uno de los cuales recibió una puñalada- en el interior del Metro de Barcelona.

Un paramilitar fascista y antislamista

La otra persona es Jivko Ivanov, alias El Búlgaro por su país de origen. Se trata de un paramilitar perteneciente a un grupo fascista y antislamista al que se puede ver en fotografías y vídeos portando un kalashnikov y un cinturón lleno de granadas de mano.

Esteve niega en el espacio televisivo que alguno de ellos forme parte de Desokupa. Incluso llega a decir, pese a las imágenes mostradas, que desconoce los tatuajes del primero. En esta línea, argumenta que “vinieron de parte de la propiedad” y que “nunca pertenecieron a Desokupa”, incluso cuando le muestran instantáneas en las que lucen chaquetas del grupo.

En lo que respecta al portavoz, se muestra poco menos que orgulloso de que le llamen nazi. “Yo no soy nazi, no soy sicario. A mí me hace mucha gracia y al final es publicidad (...) Hablen bien o mal, que hablen de ti”, dice convencido. Asimismo, el modus operandi de la cabeza visible de Desokupa se extiende tanto dentro como fuera del ring en el que practica vale tudo, una modalidad de combate originaria de Brasil en la década de los 20.

Dentro de la lucha es fácil observar su comportamiento agresivo -más allá de la implicación deportiva- en unos segundos que reflejan cómo se ensaña con su contrincante después de dejarle K.O., un hecho que el público le afea lanzándole sillas. “Tengo deportistas (en mi equipo) de cualquier tipo”, cuenta, incluyendo a jugadores de rugby o gente del mundo del boxeo, las artes marciales mixtas (MMA) o el Crossfit.

El negocio redondo de 'El mago'

Desokupa ha sido denunciado por amenazas, coacciones y banda criminal. Entretanto, Esteve se autodefine como “el mago”, un apodo fácil de relacionar con un presunto negocio redondo al servicio de la especulación inmobiliaria del que participaría Desokupa.

Equipo de Investigación cuenta cómo las inmobiliarias construyen pisos de lujo después de la desokupación para venderlos a precios desorbitados. El programa habla de al menos dos pelotazos inmobiliarios en los que la empresa fue partícipe, uno de cuatro millones de euros y otro de 250.000 euros.

Precisamente contra ello puso pie en pared la anterior alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, una de las más odiadas dentro del grupo, tal y como éste ha demostrado a través de varias peroratas ultras con las que ha campado a sus anchas por la Ciudad Condal.