La convulsión ante la última revolución tecnológica no cesa. Italia acaba de suspender con efecto inmediato a OpenAI, la empresa que desarrolla ChatGPT por la “recolección ilícita de datos personales”. Antes, una carta con más de 1.700 firmas entre las que destaca la del todopoderoso Elon Musk, pide pausar los gigantescos procesos de experimentación en la Inteligencia Artificial (IA). Y, previamente, la Europol alertó de que estamos ante un arma de doble filo para criminales.

Mientras todo esto pasa, los mayores expertos de la lengua española se reúnen en Cádiz en el Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE). En sus charlas hay una palabra que se repite: ChatGPT, el chatbot impulsado por IA. Las nuevas herramientas para la generación de textos y la traducción neuronal se desarrollan a una velocidad vertiginosa. El pulso entre nuestro lenguaje y el de las máquinas están en marcha. 

La revolución de la IA pone a prueba nuestras estructuras de poder. La carta del Future of Life Institute que firman, además de Elon Musk, el cofundador de Apple, Steve Wozniak, o Jaan Tallin, cofundador de Skype, alerta de que la IA “puede suponer un profundo riesgo para la sociedad y la humanidad. Por desgracia, no se está desarrollando con el nivel de planificación y cuidado adecuado".

Antes de este sorprendente SOS de los mandamás de las tecnológicas, la Europol ya había advertido de que ChatGPT puede ser un arma clave en delitos como el phishing o el fraude en línea a gran escala.

También desde el CILE, en Cádiz, las alarmas suenan: el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, pedía más peso de los entes democráticos para poner coto a la carrera tecnológica en la IA. Lo mismo que pide la carta: pausa; sino, las consecuencias se harán notar.

La manera en la que nos comunicamos a través del lenguaje es la manera en la que cristalizamos nuestro pensamiento, nuestras estructuras sociales y nuestra educación. Los rápidos avances en neurotecnología (NT) y de la IA, por muy futurista que suene, ya está aquí y será parte del menú –queramos o no– de los menores que están en las aulas.

En el CILE se sopesan pros y contras de avances como ChatGPT o el Metaverso, por ejemplo. Uno de los ponentes, el Dr.Guido Girardi, expuso que la interacción de cerebro con el entorno es el nuevo campo de batalla y esbozó el futuro inmediato: quienes sean dueños de los datos tendrá el poder, “los más pobres vivirán en el metaverso y los más ricos en el mundo real” .

Javier Muñoz-Basols en el CILE 2023 de Cádiz. Wancha

Javier Muñoz-Basols en el CILE 2023 de Cádiz. Wancha

“Si no integramos la IA en las aulas nuestros niños serán ciudadanos de segunda”

Los grandes avances tecnológicos siempre generan dos corrientes de pensamiento: una de reacción y otra de aceptación. Por suerte, el CILE también integra visiones menos alarmistas con la tecnología.

El impacto de ChatGPT en la enseñanza y en los procesos de escritura está siendo analizado por investigadores como Javier Muñoz-Basols, actualmente en la Universidad de Sevilla y profesor honorario en la Universidad de Oxford. “Estamos ante un reto común, la integración de esta tecnología en las aulas debe comprometer al alumnado y a la docencia, son un binomio”.

Muñoz–Basols es una de las referencias en la respuesta aperturista a la IA, “si no integramos las competencias tecnológicas no sacamos provecho” reflexiona para ElPlural.com acerca de las posibilidades que implica la traducción neuronal y los chatbots. El investigador advierte que, no hacerlo, “acabará creando a ciudadanos de segunda clase, sin competencias, menos integrados y con menos accesibilidad plena a sus derechos”.

Piensa en la aparición de los primeros correctores ortográficos en procesadores de texto del ordenador, fueron seguidos de las autocorrecciones predictivas de palabras en el móvil, para continuar con los servicios de correo que terminan las frases en función a estadística. Siempre hubo reticencias, pero no podemos decir que esos avances hayan menoscabado nuestra comunicación.

Hoy, herramientas como ChatGPT nos ofrecen una “ayuda que no deberíamos dejar de usar en la práctica docente", explica Muñoz–Basols. Junto a varios investigadores propone un sistema de trabajo que puede implementarse en cualquier ámbito educativo. Basado en Integración, Multimodalidad e Interacción (IMI), su propuesta quiere incorporar el uso de ChatGPT a la enseñanza de lenguas.

A las capacidades IMI hay que añadir el desarrollo de la literacidad digital, es decir, que haya una relación con la tecnología y estemos familiarizados con ella, y, por último, el desarrollo de un pensamiento crítico. ”Sino mejoramos la interacción con estas herramientas no habrá un verdadero aprendizaje, porque sin interacción, en la lengua, no hay aprendizaje”, comenta el también presidente de la Asociación para la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera (ASELE).

Actuar ya y hacerlo en español

Una de las conclusiones que se extraen de los grupos de trabajo del CILE es la necesidad de ampliar el corpus digital en español sobre el que se desarrolla la IA y las herramientas de Traducción Automatizada.

El periodista Juan Luis Cebrián, académico de la Real Academia Española (RAE), expuso en Cádiz que el inglés es inevitablemente la lengua franca universal, “quizás de manera definitiva (…) los intentos de acompañarlo como idioma del sistema informático están llamados al fracaso”.

Sin embargo, incluso así, las aulas como campo de trabajo pueden ser un ámbito inmejorable para aumentar el material–entrenamiento–desarrollo de la IA, pero en español. Un ejemplo, gracias a la aportación en español del corpus lingüístico, si al traductor de Google le pedías hace un par de años que tradujera expresiones como es pan comido, lo haría palabra a palabra con un insípido it´s eaten bread ; hoy, ha evolucionado y entiende la expresión, ofreciendo su similar that's easy peasy.

La actuación de generar más contenido en español en la IA es urgente, “sino hacemos una integración responsable acabaremos hablando como las máquinas, no como los seres humanos”, sentencia Muñoz–Basols.

La traducción automatizada y la conversación con, o a través de, ChatGPT debe de ir más allá de la mera traducción de diccionario. Debe entender los géneros narrativos, es decir, no escribimos igual un ensayo académico que una carta de reclamación, confesiones amorosas o reportaje deportivo y las tradiciones textuales de cada idioma, es decir, no se expresa de la misma forma un mismo mensaje en japones o en español. Si queremos que el futuro nos escuche como verdaderamente somos, tenemos que empezar a hablar ya a las maquinas. Y hacerlo en español.