Tras más de tres años de lucha, José Díaz y su familia se han enfrentado este lunes a un momento “duro pero esperado”. José ha fallecido, cumpliendo su último deseo tras sufrir una necrosis cerebral que ha condicionado gravemente su vida hasta ahora.

El joven, de 33 años, sufrió hace cuatro años una intoxicación grave por la ingesta de metanol, provocando su ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Una necrosis cerebral tras la ingesta había dejado al joven onubense sin habla ni vista de por vida. La lesión permanente afectó a las terminaciones nerviosas de su cuerpo, suponiendo una falta de movilidad degenerativa y dolores constantes que han provocado en más de una ocasión el intento de quitarse la vida de forma voluntaria.

En un primer momento, la familia estuvo esperanzada con la posibilidad de operaciones para recuperar el habla o la vista. Por aquel entonces se comunicaba con los suyos a través del ordenador que, en palabras de su hermana “era una extensión de su cuerpo”. Poco después, la rápida evolución en su pérdida de movilidad le obligó a comunicarse y con muchísima dificultad por señas.

Intentos fallidos y crisis de ansiedad constantes provocadas por los dolores crónicos y la falta de esperanza en su mejoría se tradujeron en, tras mucho tiempo y diagnósticos de especialistas, el deseo de José Díaz en poner fin a su vida amparándose en la Ley de la Eutanasia.

Sandra Díaz, hermana de José, se convirtió en portavoz de la familia y le hizo una promesa a José que este lunes al fin se materializa: “No pensaba parar hasta que se cumpliera la voluntad de mi hermano”.

Después de una larga y tediosa lucha por conseguir una muerte digna para su hermano, Sandra, quien ha movido cielo y tierra para que uno de sus seres más queridos “pueda al fin descansar”, celebraba al conseguir la resolución favorable por la que llevaban peleando contra las instituciones y la búsqueda de un médico consultor (en su caso, neurólogo) que diera el visto bueno a la decisión de su hermano. La decisión se le comunicó el pasado 22 de febrero.

En esta historia, aseguran desde la familia, los medios de comunicación han sido “imprescindibles” para lograr que se ejerza el derecho del joven onubense. Desde Huelva, la realidad de esta familia acabó llegando hasta programas nacionales y acaparando portadas de periódicos, logrando en tan solo dos meses aquello por lo que luchaban desde hacía tanto tiempo.

Prestación de la eutanasia

Para obtener la prestación de ayuda a morir, la familia Díaz Pérez requería de un informe favorable de varios especialistas que certifican que su caso, efectivamente, se ajusta a lo que legalmente se estima para aplicar la intervención deliberada de poner fin a la vida. Además, han tenido que pasar por un Comité de Garantías que dio el sí definitivo.

Uno de los primeros pasos (y, en palabras de su hermana, el más difícil) consistía en encontrar un médico consultor que realizara dicho informe. Un trámite de lo más costoso para comunidades como la andaluza, de donde era José Díaz, y por ende para ciudades como Huelva, donde falleció este lunes, ya que, según Sandra Díaz, “ha sido prácticamente imposible que desde la gerencia del Hospital Juan Ramón Jiménez nos lo facilitaran durante todos estos meses que llevo luchando”.

El pasado 22 de febrero, Sandra hizo público cómo habían recibido la noticia en su hogar. “Esta mañana he recibido una llamada del centro de salud La Orden diciéndome que el informe está hecho y que es favorable. Entre hoy y mañana llegará la Comisión de la Ayuda a Morir. Una vez que llega la comisión, el presidente solicitará a los especialistas la valoración del caso de mi hermano para estudiar los informes y en unos 10 o 15 días nos darán la resolución”, asegura.

Poco más de un mes más tarde, ha llegado el día que pone fin al largo camino que. Para Sandra no termina aquí: “Seguiré luchando porque ninguna familia tenga que pasar por lo que hemos pasado nosotros”, asegura la portavoz de la familia.

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