El movimiento feminista lleva décadas señalando que el machismo no surge de forma abrupta, ni vive en los márgenes, que el machismo se disfraza de gestos cotidianos y se extiende estructuralmente por toda la sociedad. Quien no lo entienda así, es que no ha entendido nada, porque el machismo sigue presente en todas partes, pero con una diferencia evidente: las mujeres ya no se callan. No nos callamos.
El PSOE es la primera organización política que en España ha decidido afrontar directamente el acoso a las mujeres, ponerle freno también desde hace unos meses con un protocolo específico. Mirarlo de frente. Nombrarlo. Actuar en consecuencia. Y cuando no se ha actuado con la rapidez exigible, reconocerlo y corregirlo. Porque la credibilidad feminista no se construye desde la perfección, sino desde la capacidad de rectificar y avanzar: no hay transformación posible sin asumir el conflicto que implica cambiar las cosas. El acoso duele, pero apartar la mirada duele mucho más a quienes han tenido que cargar durante años con el peso del silencio y a quienes trabajamos cada día por una sociedad igualitaria.
Las mujeres que denuncian representan el mejor PSOE. Son un ejemplo de valentía cívica, de compromiso democrático y de confianza en que las instituciones pueden y deben responder mejor. Siempre vamos a estar a su lado, El PSOE no tolera estos comportamientos. Sin ellas no hay avance posible, ni dentro de los partidos, ni en el conjunto de la sociedad.
Podemos permitir que el machismo nos defina por su persistencia o elegir que nos definan nuestras respuestas. Yo elijo lo segundo. El Partido Socialista también. Aquí no se esconde el problema, ni se elude. Aquí se afronta y se continúa avanzando.
El feminismo no es una consigna que se agita cuando conviene. Es una práctica política sostenida en el tiempo. Es ley, es presupuesto, es prevención, es formación obligatoria, es una evaluación constante.
En España, los avances que han transformado la vida de las mujeres (la igualdad efectiva, la paridad, la lucha contra la trata, la defensa de la abolición de la prostitución, el derecho al divorcio) encontraron, por un lado, resistencias en las mismas filas conservadoras que ahora parecen añorar el pasado y, por otro, la plena identificación y el impulso del Partido Socialista con la causa feminista.
Aquellos renegados nunca estuvieron cuando tocaba avanzar. No los tuvimos al lado cuando se conquistó el voto femenino, ni cuando se defendió el derecho al divorcio, ni cuando hubo que garantizar el derecho al aborto, ni tampoco cuando se alzó la voz para que no nos siguieran matando en silencio. Sabemos bien dónde estaban entonces: enfrente, negándolo todo. Y reconocemos dónde continúan ahora, con sus machistadas de siempre y sin reconocer que las mujeres tenemos plenos derechos.
A las feministas no nos tienen que recordar que nada está definitivamente asegurado. Cada denuncia, cada testimonio, cada silencio que se rompe recuerda que lo conseguido nunca basta. Y que hay que seguir legislando, reforzando los protocolos, ampliando derechos y exigiendo responsabilidades. Las estructuras injustas no se erosionan solas. Hay que intervenir sobre ellas, incomodar, insistir, sostener el conflicto democrático que implica transformarlas.
Ese es el horizonte que importa. El PSOE siempre ha sabido poner las luces largas. Ha tenido la capacidad de impulsar transformaciones profundas que, con el tiempo, se convierten en patrimonio común. Hoy, elevar el nivel de tolerancia cero frente al acoso, escuchar a quienes alzan la voz y actuar en consecuencia no solo fortalece a una organización, sino que mejora la democracia.
Cada vez que las mujeres avanzamos, avanza la sociedad entera. Como siempre ha ocurrido con cada conquista social. Como siempre ocurre cuando el feminismo lidera. Y como siempre, una vez más, ya desde hace casi siglo y medio, volverá a ocurrir con el Partido Socialista.
Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana y secretaria de Igualdad del PSOE.
