Una medusa ha sembrado el caos y la expectación a partes iguales en una playa de Mazarrón (Murcia) por su descomunal tamaño. Se trata de un espécimen de Rhizostoma luteum que pesaba alrededor de 40 kilos.

El avistamiento se dio el pasado miércoles, en torno al mediodía, cuando varios bañistas avistaron en la orilla un animal marino de grandes dimensiones y comenzaron a sacarlo del agua con ayuda de una bolsa de plástico. Una operación en la que participaron varios turistas con ayuda de dos socorristas que, entre todos, retiraron a la medusa de la playa.

Según detalló el experto Julio Más en conversaciones con El Español, se trata de una especie de medusa que frecuenta aguas atlánticas, no mediterráneas, por lo que su presencia en las costas murcianas es, cuanto menos, inusual. “Es una especie que es poco común verla en el Mediterráneo y que se dio por desaparecida hace setenta años porque no se veían ejemplares”, destacó.

Pese a la sorpresa que ha generado su avistamiento, no es la primera vez que puede verse una Rhizostoma luteum en aguas españolas. Allá por 2021, en las mismas fechas, apareció en Cádiz y generó la misma alarma entre los bañistas, provocando que playas muy frecuentadas como Rota o Chipiota tuviesen que cambiar sus banderas para advertir del peligro.

El hecho de fotografiar a esta especie de medusa también es inusual, ya que las principales fuentes que recogen información sobre esta detallan que verla es muy difícil debido a que no suele acercarse a núcleos de población.

Características de la medusa Rhizostoma luteum

El principal detalle que llama la atención de este animal a primera vista es su tamaño gigante, aunque, a priori, no suponen ningún peligro para los humanos. Esta clase de medusa puede llegar a alcanzar hasta 60 centímetros de diámetro, lo que hace que sea fácil verlas en el agua, incluso a cierta distancia.

Sus colores también son llamativos. La campana que la recubre es de color azul claro o blanco, mientras que también cuenta con una serie de verrugas blancas. Sus tentáculos, también de grandes dimensiones, son de color azul.

El origen de su nombre, Rhizostoma luteum, es griego y proviene del ‘rhizó’, que significa raíz, y del ‘stoma’ o boca. Un nombre atribuido debido a su notable diferencia con otros especímenes de su misma familia, ya que ésta cuenta con tentáculos rastreros que evocan a las raíces de una planta, además de una boca prominente.

Esta medusa no sólo se ha visto en España, sino también en aguas portuguesas y, en cuanto a África, también en Senegal. Y es que cabe remarcar que en los últimos años su presencia en aguas más cercanas a las costas ha incrementado, posiblemente, por los efectos del cambio climático sobre la temperatura del mar y las variaciones en los ecosistemas marinos.

¿Qué hacer ante una picadura?

En cuanto a sus acercamientos a los humanos y algunos incidentes, lo cierto es que, como se ha mencionado en líneas anteriores, no suelen atacar ni ser un riesgo pero, en caso de picadura, se deben tomar ciertas precauciones. Al igual que sucede con otras especies de medusas, su picadura puede causar irritaciones y enrojecimiento en la piel, conllevando aún más consecuencias si la persona afectada es alérgica.

Los pasos a seguir ante una picadura de una Rhizostoma luteum son sencillos: desde salir del mar hasta la orilla, enjuagar la zona afectada con agua salada -ya que el agua dulce puede empeorar la irritación-, retirar los restos biológicos que puedan haberse quedado adheridos a la piel y, por último, aplicar una compresa frío o hielo para reducir la inflamación cuanto antes. Para el malestar, los analgésicos funcionan como la mejor solución.

La medusa ‘huevo frito’

Murcia se está convirtiendo este verano en el epicentro de atracción de las medusas, ya que hace un mes atrás las alarmas también se dispararon ante la presencia de la medusa conocida como ‘huevo frito’ -apodo acuñado por su apariencia y colores- en las playas del Mar Menor. Esta especie tampoco resulta dañina para el ser humano: “No son peligrosas. Es decir, no son urticantes”, destacó Ramón Pagán, miembro de Pacto por el Mar Menor.

Lo más llamativo de este reciente avistamiento fue que este cnidario se dio por desaparecido de las aguas saladas de Murcia hace años atrás, en 2019. Y es que en la década de los 90 su presencia sí que era habitual en el Mar Menor y, desde entonces, fueron reduciéndose en número considerablemente hasta su total ausencia, hasta ahora.