Se siguen conociendo detalles sobre el caso de la madre que se negó a vacunar contra el coronavirus a sus hijos de 12 y 14 años. El pasado jueves, día 6 de enero, se supo que el juzgado le impuso la prohibición de aproximarse y comunicarse con los niños, ahora bajo custodia del padre.

La medida fue adoptada después de que el Juzgado de Instrucción número dos de Sevilla, acordar su libertad provisional. Anteriormente, había sido arrestada por un presunto delito de sustracción de menores.

Este viernes el diario El Mundo da detalles sobre el paradero –más allá de que se trata de un lugar de Portugal- en el que estuvieron la mujer y los niños la semana previa a los hechos. Según expone el periódico, antes de que acabara el año la madre subió a sus hijos al coche y se los llevó a una pequeña localidad portuguesa de surfistas, Aljezur, ubicada en el Algarve. Pero la madre no lo hizo sola, sino que contó con la ayuda de su actual pareja sentimental, también antivacunas. Allí se instalaron en una vivienda en la parte alta del pueblo.

Este segundo se auto declara médico “naturópata”, término que acuñó tras su jubilación y después de recorrer durante años parte de Latinoamérica, donde estuvo en contacto con poblaciones indígenas de la selva amazónica. A su vuelta, y refiriéndose a dicho término, aseguró que podía curar cualquier enfermedad con las manos. No suficiente con esto, el hombre en cuestión aparece también en los papeles de Panamá, donde figura como copropietario de una sociedad offshore.

Antes de todo esto, allá por el mes de noviembre cuando empezó la ‘guerra’ con el progenitor de los niños por la vacunación de estos, la mujer los había escondido en el chalet de su actual pareja primero, y en la vivienda de una persona cercana a él, después. Lo siguiente, después de que los agentes peinaran la zona este martes, fue que la madre se entregó en sede judicial en la capital andaluza y fue detenida para su puesta a disposición judicial.