Pocos días antes de la manifestación que este sábado recorrerá las calles de Madrid en defensa de la prisión permanente revisable, un equipo de la Televisión de Galicia ha entrevistado en su casa de Rianxo (A Coruña) a los padres de José Enrique Abuín el asesino confeso de Diana Quer.

Visiblemente afectados, Margarita y José han hablado de lo difícil que ha sido enterarse de que su hijo estaba involucrado en el crimen.

José no fue capaz de creerlo hasta que fue evidente. "Cuando encontraron a la criatura ya tuve que asumir el truma”, ha dicho.“Estaba ahí y él sabía donde estaba”, ha lamentado.

No es la primera vez que la madre del conocido como El Chicle expresa su dolor y rabia por lo que ocurrido. Sin embargo, en esta ocasión, tanto ella como su marido se han mostrado convencidos de que su hijo no actuó solo. “Eso está claro. El solo no lo hizo”, han destacado. “El ayudó, si ayudó”, han indicado. “¿Por qué no dijo el primer día que estaba ahí?”, se han preguntado en un intento de buscar respuestas que no han logrado obtener.

“El dice que se sentía amenazado. Me lo dijo el día que fui a verle”, ha continuado relatando Margarita, quien al mismo tiempo ha indicado que José Enrique “está muy mal”, que “ha intentado suicidarse dos o tres veces” y que “le están dando medicamentos para los nervios”.

Lo peor de todo, no obstante, han explicado, es que su nuera, Rosario Rodríguez, no les deja ver a su nieta. “Eso es lo más duro”, ha confesado Margarita. “Si queremos verla tenemos que ir a un juzgado a pedirlo. Pero yo no quiero eso para ella”, ha subrayado.

José ha contado cómo su mujer llamó a Rosario a Catoira “porque se lo dijo Enrique, para que al día siguiente viniese aquí y llamase él. Le habló muy mal y como se puso un poco brava yo le dije-“ Rosario, estate callada que sé más de lo que piensas”- Desde esa se acabó”, ha explicado al equipo de la TVG.

Los padres de Abuín han lamentado que su hijo no les diga nada. Les ha prometido que pronto sabrán la verdad, que todo se conocerá en el juicio y que “los que están echando pestes tendrán que arrepentirse”.

Pero, precisamente por ese silencio el padre no va a visitarle a prisión. “Hasta que no diga la verdad no voy a verlo”, ha afirmado José. “Que le caen 50 años. Tendrá que asumirlo”.