Estamos tan acostumbrados al café con leche y a la leche con galletas o con cereales que casi ni nos planteamos que somos el único ‘animal’ adulto que bebe leche materna de otra especie. Es una idea inquietante que nos hace cuestionarnos cómo es posible que nuestro estómago la digiera o por qué tomamos tanta cantidad.
Hace siete mil años el estómago del ser humano era incapaz de procesar la lactosa de la leche. Y la situación no ha cambiado mucho. Aunque nuestro estómago ha evolucionado, el 65% de la población mayor de 8 años es intolerante a este disacárido.
Entonces… ¿Por qué la tomamos tan a menudo y recomendamos a otros que lo hagan? En los años 20, Estados Unidos tuvo una sobreproducción de leche de vaca. La oferta era infinitamente mayor que la demanda, así que entró en juego la publicidad, que, valiéndose de un estudio científico, se encargó de crear una nueva necesidad entre los consumidores haciéndoles creer que beber tres vasos de leche al día era indispensable para tener los huesos fuertes.
Nada más lejos de la realidad. En la actualidad hay discrepancias sobre los beneficios de la ingesta de leche materna de vaca. Es más, se ha llegado a comprobar que, tomar mucha, puede ser contraproducente para la flora intestinal y puede incrementar el riesgo de fracturas en mujeres.
No obstante, es difícil cambiar los hábitos alimenticios. La leche vegetal ya está a la orden del día: de soja, de almendras, de avena, de arroz, de coco… Eso sí, no están hechas para todos los paladares. Hay quienes solo disfrutan con un buen vaso de leche ‘de toda la vida’. Para ellos, hay en el mercado una alternativa más ligera y de fácil digestión: la leche sin lactosa, una leche que “sienta infinitamente mejor en el estómago”, según aseguran sus consumidores.
Enumeramos 5 razones para pasarse a la leche sin lactosa:
1. Seas o no intolerante, tu estómago lo agradecerá. Su proceso de elaboración elimina la lactosa, que es el azúcar que tiene la leche, y también gran parte de las grasas, por lo que se convierte en la mejor opción para aquellos que no quieren sentirse pesados o hinchados o para quienes buscan adelgazar.
2. Refuerza nuestro sistema inmunológico, ya que es un producto que contiene mucha vitamina C, la cual se encarga de protegernos de las bacterias y los virus.
3. No pierde el calcio en su proceso de elaboración y también contiene fósforo. Esto ayuda al fortalecimiento de los huesos.
4. Contribuye a tener buena visión gracias a que contiene vitamina A, la cual sirve para prevenir las Cataratas.
5. Sus minerales controlan la presión arterial, importante si se tiene más alta de lo normal.
Si no eres intolerante
Si no se tiene intolerancia a la lactosa, su ingesta contribuye a una mejor digestión. No obstante, no debe suprimirse este azúcar de nuestra vida, ya que podríamos generar una intolerancia a otros alimentos como el queso, los yogures o los batidos.