El rostro de José Martínez Olmos se ha convertido en unas de las caras televisivas más conocidas desde que los efectos de la pandemia del Covid-19 llegaran a España. Sus apariciones televisivas diarias e intervenciones en otros medios tienen la característica de estar dotadas de un conocimiento profundo de lo que habla. Sin caer en el derrotismo pero tampoco en la demagogia de transmitir una osada tranquilidad, sus afirmaciones son objetivas, realistas y rezuman conocimiento científico y experiencia. No en balde, este granadino de Guadix, residente en Córdoba, licenciado en Medicina y Cirugía y que ha dirigido más de 50 trabajos sobre salud pública y gestión sanitaria y autor de 4 libros sobre esta materia, fue la persona que desde el Ministerio de Sanidad con Zapatero de presidente, tuvo que enfrentarse a otra pandemia, la del Gripe A en 2009.

Fan de Coldplay, Dani Martín y Serrat, es profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública desde 1988. También fue senador y portavoz del PSOE en la comisión de Sanidad. Asimismo, ejerció como Director General de Farmacia de 2004 a 2005 y en septiembre de 2005 y hasta octubre de 2011 fue secretario General de Sanidad del Ministerio de Sanidad hasta octubre de 2011. Fue la mano derecha y sombra de cuatros ministros. Con este bagaje aborda en esta entrevista las distintas cuestiones que hoy preocupan a la gente en relación con el coronavirus.

Pregunta (P) - ¿Qué diferencias observa entre esta crisis del coronavirus y la que usted afrontó como secretario general del Ministerio de Sanidad con la Gripe A?

Respuesta (R) -  Esta pandemia por el coronavirus COVID-19 es una pandemia causada por un virus con una alta capacidad de contagio. Mayor que la que tuvo el virus de la Gripe A. Ello ha conllevado una enorme cantidad de infectados y por tanto un número absoluto muy alto de personas con afectación grave e incluso critica que han colapsado en pocos días los servicios sanitarios en todos los países. La respuesta para cortar esa alta capacidad de contagio ha sido el confinamiento general de la población y por tanto, un enorme impacto en la actividad social y económica en el conjunto del mundo. Se trata de un virus sin tratamiento eficaz y aún sin garantías de poder disponer de vacuna preventiva. Todo es hace diferente esta situación de aquella aunque ambas pandemias tienen otros aspectos similares en el proceso de gestión desde la sala de máquinas de cada gobierno.

“El mundo vive una situación inédita que ha superado todas las expectativas”

P - Con los datos actuales de la pandemia, ¿en qué situación nos encontramos ahora?

R - Claramente estamos en una fase de desaceleración del crecimiento de nuevos casos y de ingresos en UCI y de fallecimientos. Pero aún es una situación complicada que requiere mantener las medidas adoptadas por algunas semanas. Los avances que estamos consiguiendo se deben a un enorme esfuerzo que hacemos los ciudadanos en este confinamiento que se está cumpliendo con mucha ejemplaridad.

P - Se ha criticado desde ciertos sectores al Gobierno central atribuyéndole una supuesta improvisación en las medidas adoptadas y de no reaccionar inicialmente con contundencia. Tras su experiencia personal en la gestión de la gripe A, ¿cómo evalúa estas críticas y la reacción del Ejecutivo central?

R - Yo creo que la gestión de esta pandemia debe ser evaluada en profundidad al igual que debe hacerse con pandemias anteriores o las que puedan haber en el futuro. Porque de todos los procesos se debe aprender para mejorar. El momento ideal de hacerlo desde el punto de vista de la salud pública como disciplina es cuando todo esto acabe y además se puedan comparar las acciones de unos y otros países. Eso sí, esta pandemia ha sorprendido a todos y se puede decir que estamos viviendo en el mundo una situación inédita que ha superado todas las expectativas. En su momento habrá que analizar los aspectos mejorables sin duda.

P - Recientemente usted afirmó que “en la evolución de un virus de esta naturaleza no se puede descartar nada”. ¿Quiso decir con ello que podría haber un retroceso en cualquier momento o una agudización de los efectos nocivos de la pandemia? O peor, ¿que pueda regresar la pandemia en fechas posteriores con la misma intensidad?

R - Puede pasar cualquier cosa aunque depende de cómo lo hagamos en las próximas semanas y también si finalmente podemos disponer de una vacuna o de tratamientos eficaces. Es un virus asesino y no hay que confiarse.

P - ¿Considera que los tests que se están realizando y los que previsiblemente se harán son insuficientes?

R - Es importante tener en cuenta que el mercado está desabastecido para todas las necesidades a nivel mundial porque todos los países demandan grandes cantidades y ello hace imposible su disponibilidad a corto plazo. Pero yo estoy convencido de que finalmente habrá disponibilidad de todos los test necesarios. Mientras, se requiere un abordaje que priorice las actuaciones en fases: una encuesta de seroprevalencia, una utilización en grupos más vulnerables y en profesionales y, finalmente, un uso más masivo. Estos son los planes en España al igual que lo están haciendo en otros países de la Unión Europea.

P - Y sobre el uso de general de las mascarillas por la población ¿qué opinión tiene?

R - Es muy probable que cuando comience el deshielo de esta situación de confinamiento, el uso de mascarillas sea una recomendación generalizada. En ese momento hará falta que haya suficientes mascarillas disponibles, con garantías de calidad y a precios que no impidan el acceso a ninguna persona. Esto es algo que el Gobierno creo que se debe de plantear para evitar que el precio sea una barrera de acceso. Definitivamente, es probable que las mascarillas sean una herramienta más en la lucha frente al virus al salir del confinamiento.

“Las mascarillas serán una herramienta más en la lucha frente al virus al salir del confinamiento”

P - Hay una sensación colectiva de coincidencia en que después de salir de esta tragedia “nada será igual” o que “todo va a cambiar.  En el campo sanitario, ¿qué cree que cambiará? ¿Qué medidas laborales, de infraestructuras sanitarias, de atención, hábitos personales…deberán modificarse?

R - Estaremos algunos meses con hábitos de prevención e higiene dirigidos a prevenir el contagio del coronavirus y tendremos también limitaciones a los movimientos o a la realización de actividades que generen gran concentración de personas. Es decir, habrá diferentes restricciones a la movilidad social que dificulten el contagio. También es deseable, y creo que es algo seguro, que se realizará una reflexión colectiva para hacer posible una reforma que refuerce el sistema sanitario.

Trabajaremos en la definición de una reserva estratégica de material y recursos que nos prepare mejor para sucesivas pandemias que puedan presentarse en el futuro. Deberemos trabajar en el reforzamiento de las unidades de salud pública, dado que esta es una disciplina que necesita ser reforzada con profesionales y con medios.

También es verdad que la sanidad tendrá que cambiar para hacerse más fuerte actualizarse en tecnologías digitales, telemedicina y realizar una apuesta seria por la atención primaria. Y sobre todo habrá que desarrollar adecuadamente el sector sociosanitario donde se pueden hacer mejor las cosas para el futuro ya que está pandemia ha puesto de manifiesto la debilidad del modelo de residencias de mayores. Algo que debe ser corregido.

P - Se habla mucho de que si se logra crear una vacuna contra el Covid-19 no podría aplicarse antes de un año pero, en cambio, se difunde menos sobre posibles fármacos que curen o palien la enfermedad una vez contraída. Si se obtuviesen esos fármacos, ¿la letalidad sería muy inferior? ¿Se tardará menos tiempo en lograr comercializarlos que la vacuna? ¿Hasta donde podrían llegar sus efectos positivos en los enfermos contagiados?

R - En el campo de los medicamentos lo que es cierto que se está investigando de manera intensiva en diferentes líneas de actuación terapéutica con fármacos ya existentes y también con otros nuevos. Yo estoy seguro que en breve podremos tener resultados positivos para afrontar mejor la situación clínica de los pacientes.

En el caso de la vacuna, se requiere un tiempo para su investigación aunque yo estoy convencido de que es probable que para el verano pudiéramos tener ya buenas noticias y poder disponer de una vacuna que permita proteger a la población. Esto también depende de los esfuerzos y del acierto de los grupos de investigación que están en todo el mundo trabajando en esta línea.

P - Por último, unas recomendaciones o mensajes para la población, parte fundamental en la lucha contra este perverso virus

R - En estos momentos lo fundamental es cumplir a rajatabla el confinamiento tal como se viene haciendo de modo ejemplar. Esto es lo que está aportando la posibilidad de vencer al virus en las próximas semanas y cuando toque salir a la calle lo mejor que podemos hacer los ciudadanos es el cumplimiento de las restricciones que todavía tendremos en la manera de de relacionarnos y en nuestra vida laboral y social. Por supuesto, nos toca todavía seguir teniendo hábitos y costumbres de higiene personal y de distanciamiento que permitan evitar el mayor contagio. Y, finalmente, creo que hay que confiar en que desde la ciencia y desde el trabajo de los profesionales sanitarios así como desde el deseable acierto de las autoridades sanitarias, venceremos al virus y podremos comenzar lo que será una larga y difícil recuperación de la normalidad y de la economía.