Nació en San Juan del Puerto (Huelva). Periodista de radio y televisión. Comenzó su actividad profesional en Radio Popular de Huelva. Trabajó en Radio Nacional de España en Huelva, Centro Emisor del Sur de Radio Nacional de España, Radio Nacional de España en Madrid,  Cadena SER, Televisión Española y en producciones independientes para TVE y Canal Sur Televisión. Fue creador y Director General de Radio América, de la productora Babilonia y de otras productoras de radio y televisión.

Historia de la radio y de la televisión

Ese sería un resumen de su larga trayectoria profesional escrita por él mismo en su propia página web. Pero Jesús Quintero fue mucho más que un periodista, escritor y comunicólogo. Fue y es historia de la radio y de la televisión. Fue un fenómeno de la comunicación que entraba todas las noches en nuestras casas y nos atrapaba y nos sentaba en su mesa y nos invitaba a cenar sus platos informativos y nos deleitaba con sus especiales entrevistas. Fue un filósofo, un poeta, un revolucionario, un provocador y un humanista.

Televisión: “Se ha perdido el gusto, la sensibilidad y hasta la vergüenza”

Fuera de las cámaras y de la radio pudo parecer un personaje huraño, pero así era él, distanciado y alejado de un mundo de la información que ya no compartía y, también, un mundo de la comunicación que lo aisló, injustamente abandonado. El Loco de la colina no concedía entrevistas, solo alguna y por escrito. No le gustaba el periodismo que se hace ahora, ni las redes, ni los excesos de internet, ni los programas de información sensacionalista y amarilla: “Se ha perdido el gusto, la sensibilidad y hasta la vergüenza”, decía sobre la actual televisión. Puede que Jesús fuera más raro que un “perro verde” o unos “ratones coloraos” pero es que él era así, un filósofo, un humanista, una persona con sus grandezas y debilidades, con sus filias y fobias.

El maestro de las entrevistas

Ha sido el maestro de las entrevistas. Sin guiones, sin preguntas preparadas, improvisando y con unos silencios de enorme elocuencia y risas espontáneas que retumbaban. Eso, un maestro del arte de la entrevista, acompañado siempre de sus originales foulards de colores. Jesús se convirtió en un auténtico fenómeno social incluso fuera de España, llegando hasta Argentina o Uruguay. Creó estilo y escuela propia. También era un poeta que inventaba frases y reflexiones tales como “la distancia más corta entre dos puntos no es la coma sino la cama” o “creo que el fondo de los mares es para el coral y no para los submarinos nucleares”.

Por eso tenía algo que lo distanciaba del resto de la profesión: era admirado y respetado. Sin embargo, contradicciones de la vida, poca gente se preocupó de él desde que sufrió, aunque superó, un grave infarto tras el que hubo que colocarle un stent en 1996 en el Mount Sinai Hospital.

Quintero fue un apasionado de la vida y de sus dos hijas, Lola, politóloga y socióloga, y Ángeles, periodista. Aislado por voluntad propia pero al día de todo lo que sucedía en su entorno, en España y en el mundo.

Tal vez vivió estos últimos meses enfadado y triste al no lograr un adiós de los micrófonos y cámaras como quería y, además, merecía. Una despedida desde su tierra, Andalucía y desde su medio amado, la televisión pública andaluza. Quintero intentó que se lo concedieran pero Canal Sur -“la nuestra”, “la suya”-, le dijo no. El presupuesto se lo llevó el programa El show de Bertín. Así son y así fueron las cosas, injustas e ingratas, en varios momentos de su vida.

Se ha ido tras dormir su siesta, tranquilamente, sosegado, sin hacer ruido. Se ha ido el mejor entrevistador que ha tenido España. Se ha ido un humanista, un filósofo, un andaluz de los buenos, de los mejores. Y como Machado, también exiliado, pero en su caso, exiliado en su tierra. Y también se nos ha ido viviendo hasta el último momento, como su admirado Juan Ramón: “No dividí mi vida en días, sino mis días en vidas, cada día, cada hora, toda una vida”.