La situación en Oriente Próximo se agrava cada día que pasa. La guerra que se recrudeció el pasado 7 de octubre entre Israel y Palestina, tras el ataque con cohetes lanzado desde la Franja de Gaza por el grupo islamista Hamás, ha entrado en una fase crítica que amenaza con provocar una catástrofe humanitaria de proporciones épicas.

Israel ha intensificado los bombardeos aéreos sobre Gaza, donde ya han muerto más de 7.300 personas, según el último parte del Ministerio de Sanidad gazatí. El 40% de esas víctimas, unas 3.000, eran niños. Además, el ejército israelí ha anunciado una "expansión" de las operaciones terrestres en el enclave, donde ya han entrado tanques e infantería. El objetivo, según el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, es "derrocar a Hamás y restaurar la seguridad y la tranquilidad" en Israel.

El ejército israelí ha advertido a los gazatíes que se les acaba el tiempo para escapar de la ofensiva y les ha instado a abandonar sus hogares y dirigirse a zonas seguras. Sin embargo, muchos no tienen adónde ir, ya que la Franja de Gaza está sometida a un bloqueo por parte de Israel y Egipto desde hace años. Además, las comunicaciones telefónicas e internet han quedado prácticamente interrumpidas en el territorio palestino, lo que dificulta la coordinación de la ayuda humanitaria y la evacuación de los heridos.

"Detener el ciclo de venganza y derramamiento de sangre"

La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada de violencia y ha pedido un alto el fuego inmediato y sin condiciones. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha calificado la situación de "insoportable" y ha instado a las partes a "detener el ciclo de venganza y derramamiento de sangre". La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha denunciado que se están cometiendo crímenes de guerra en Gaza y ha recordado que los ataques indiscriminados contra civiles son una violación del derecho internacional humanitario.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha reiterado su apoyo al derecho de Israel a defenderse, pero también ha expresado su preocupación por la pérdida de vidas inocentes y ha instado a una reducción significativa de las hostilidades. Biden ha enviado a su secretario de Estado, Antony Blinken, a la región para tratar de mediar entre las partes y lograr una tregua duradera.

Mientras tanto, en las calles de varias ciudades del mundo se han producido manifestaciones en solidaridad con el pueblo palestino y en repudio a la agresión israelí. Los manifestantes han exigido el fin del bloqueo a Gaza, el reconocimiento del Estado palestino y el respeto a los derechos humanos. También han denunciado la complicidad de algunos gobiernos occidentales con Israel y han pedido sanciones contra el régimen sionista.

La guerra entre Israel y Palestina es uno de los conflictos más antiguos y complejos del mundo. Tiene su origen en la disputa por la tierra y la soberanía entre dos pueblos que reclaman el mismo territorio como su patria histórica. Desde la creación del Estado de Israel en 1948, tras la partición de Palestina por parte de la ONU, se han sucedido varias guerras, intifadas, negociaciones y acuerdos de paz que no han logrado resolver el problema de fondo. La actual escalada bélica es solo un episodio más de una tragedia que parece no tener fin.