El tratamiento hormonal que se prescribe a las mujeres que han sido diagnosticadas de cáncer de mama supone para algunas jóvenes la ruptura de su sueño de ser madres. Sin embargo, suspender temporalmente esta medicación para intentar lograr un embarazo, no aumenta el riesgo de recaída. 

Así se desprende de los resultados de seis años de seguimiento del estudio POSITIVE, liderado por el International Breast Cancer Study Group (IBCSG) y coordinado en España por los grupos de investigación SOLTI y GEICAM.

Los nuevos datos consolidan y amplían los hallazgos iniciales presentados en 2023, que apuntan que es seguro cesar el tratamiento para intentar un embarazo, si se hace bajo control médico y por un periodo que no supere los dos años.  

“Es una actualización muy esperada. Sabíamos que los datos iniciales eran aún limitados en el tiempo, pero ahora, con un seguimiento mayor, podemos seguir informando a las pacientes con una evidencia más robusta de que si lo desean, interrumpir temporalmente la terapia hormonal para intentar un embarazo no impacta negativamente en su pronóstico ”, explica la Dra. Cristina Saura, coordinadora del estudio en España, miembro de la Junta Directiva de SOLTI y Jefa de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona. 

La incidencia acumulada de recaídas locales o a distancia tras este periodo de seguimiento fue del 12,3% en las pacientes que suspendieron el tratamiento para intentar un embarazo, frente al 13,2%, extraído de un grupo control en un ensayo externo que incluía pacientes jóvenes y de similares características pero que no quedaron embarazadas, el SOFT/TEXT.

Asimismo, la investigación revela que el riesgo de metástasis a distancia fue, incluso, ligeramente inferior el 6,2% frente al 8,3%, respectivamente.

"Estos datos son muy relevantes para informar sobre las decisiones reproductivas a las mujeres jóvenes diagnosticadas de un cáncer de mama que no han cumplido su deseo de ser madres”, subraya esta especialista, quien, además, indica que "los análisis por subgrupos, como pacientes HER2 positivas, con afectación ganglionar o tumores de mayor tamaño, aportan información muy útil para estimar riesgos individuales y orientar mejor las decisiones clínicas".

En la misma línea se pronuncia el Dr. Manuel Ruiz Borrego, co-coordinador del estudio en nuestro país, vocal de la Junta Directiva de GEICAM y coordinador de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, que destaca que los resultados suponen "un gran paso adelante, ya que nos confirman que es segura la opción de suspender el tratamiento hormonal en estas pacientes para que puedan quedarse embarazadas y, posteriormente, retomar su tratamiento". "Ahora podemos concluir que, tras seis años de seguimiento medio, esta decisión no parece afectar al pronóstico de su enfermedad, lo que nos permite trasmitir la esperanza a nuestras pacientes de que podrán ser madres y eso como investigador es una satisfacción”, reconoce. 

Más del 75% logró el embarazo

Además de confirmar que esta estrategia terapéutica no empeora el pronóstico, POSITIVE ha arrojado datos muy positivos en relación con la  consecución del deseo de ser madres de estas mujeres. El 76% logró al menos un embarazo y, de ellas, el 91% tuvo al menos un nacimiento vivo, con un total de 440 recién nacidos, incluyendo varios partos múltiples.

Del mismo modo, entre las pacientes que permanecieron libres de enfermedad tras el embarazo, más del 80% reanudó la terapia hormonal tras el parto y el periodo de lactancia. 

POSTIVE: respondiendo a las preocupaciones de las afectadas 

POSITIVE es el primer estudio prospectivo diseñado para dar respuesta a la inquietud de las mujeres a las que se les diagnostica cáncer de mama en edades tempranas y sin haber completado su deseo de ser madres, pues entre el 40% y el 60% de las pacientes a las que se detecta esta enfermedad a los 40 años o antes, aseguran estar preocupadas por su futura fertilidad.

“Este trabajo nos permite dar una respuesta basada en evidencia científica a una inquietud profundamente humana”, afirma la Dra. Saura. “Es un ejemplo claro del valor de los estudios académicos", apunta, indicando que "habría sido imposible sin la colaboración internacional y la voluntad de abordar preguntas que son esenciales para las pacientes, aunque no impliquen el desarrollo de un nuevo fármaco". 

En este contexto, el Dr. Ruiz Borrego alerta de la importancia de mantener el seguimiento a largo plazo de este tipo de estudios, que permiten evaluar no solo la seguridad oncológica, sino también el impacto global sobre la salud y el bienestar de las pacientes. “El diagnóstico de cáncer de mama en mujeres jóvenes es cada vez más frecuente y supone un gran impacto en su proyecto vital", afirma, lo que hace que sea tan relevante POSITIVE y sus resultados. "Es un paso muy importante que va a cambiar el paradigma en el manejo de esta enfermedad cuando las pacientes desean ser madres”, resalta. 

“Gracias a este estudio sabemos que estas mujeres pueden ser madres si así lo desean sin aumentar el riesgo de recaída de su cáncer de mama”, concluye la Dra. Saura, antes de avanzar que también disponen de "datos no solo sobre los embarazos logrados, sino también sobre las técnicas de reproducción asistida, la lactancia y otros aspectos que se seguirán analizando con el tiempo". "Son resultados que aportan conocimiento, esperanza y una nueva perspectiva sobre la vida después del cáncer", zanja. 

Investigación abierta

En el desarrollo de la investigación han participado pacientes de 20 países; el 23% de América del Norte, el 16% de Asia/Pacífico y Oriente Medio y el 61% de Europa, de los cuales 72  proceden de 18 hospitales españoles.

Para examinar el impacto de la pausa de la terapia endocrina con el objetivo de buscar un embarazo, fueron incluidas en el estudio 518 mujeres de 42 años o menos con cáncer de mama de receptores hormonales (RH) positivos que deseaban quedarse embarazadas.  Antes de suspender su tratamiento, las pacientes habían completado entre 18 y 30 meses de terapia endocrina adyuvante. Asimismo, se les recomendó que reanudaran el tratamiento tras un intento de embarazo y que el paréntesis para tratar de lograrlo no superara los dos años.

Los investigadores continuarán ahora con el seguimiento de las participantes hasta al menos los 10 años, algo que consideran básico para corroborar los resultados, teniendo en cuenta que este tipo de cáncer puede reproducirse muchos años después del diagnóstico inicial. 

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