Una representación navideña tan tradicional como es un belén se somete siempre a la creatividad de la gente, transformándose en una temática totalmente distinta para fusionar el espíritu clásico de la religión con la modernidad actual. Sin embargo, muchas de estas combinaciones acaban en polémica, tal y como ha sucedido recientemente en Sevilla.

En un escaparate de una pastelería de la calle Cuna de la capital andaluza, la cual se caracteriza por ser una de las calles peatonales, tranquilas y del Casco Antiguo de la ciudad, se ha expuesto un belén navideño formado por sus personajes principales: el Niño Jesús, la Virgen María, San José y los animales del pesebre. No obstante, lo que ha escandalizado a los usuarios de las redes ha sido que las figuras eran dulces con forma de genitales, es decir, vaginas y penes.

Una internauta de Twitter ha querido compartir esta controvertida imagen públicamente: "Esta zafia 'representación' en un escaparate de la calle Cuna ¿Es respetuosa con las creencias de muchos ciudadanos? ¡Cuánto mal gusto! Hemos cruzado los brazos y Sevilla se nos va", condenaba.

 

Los comentarios debajo del tuit han secundado la crítica y han continuado el debate sobre si representaciones de este calibre son irrespetuosas para los creyentes: "No sé si será respetuosa o no. Lo que sí sé es que si ardiera la tienda, me alegraría. Y no, no lo digo por el tema religioso, que allá cada uno, sino por lo zafio y de mal gusto que es", comentaba un usuario; "provocación innecesaria, aparte de mal gusto", añadía otro.

Esta no es la primera vez que se vinculan las fiestas religiosas con los signos de corte sexual. La famosa “procesión de la anarcofradía del santísimo coño insumiso y el santo entierro de los derechos socio-laborales" causó una gran polémica en Sevilla en 2014, aunque juez de lo Penal número 10 absolvió en 2019 a las tres mujeres juzgadas por delitos contra los sentimientos religiosos y de provocación a la discriminación, al odio y a la violencia por motivos referentes a la religión o creencias por considerar que el fin de las investigadas "no era ofender los sentimientos religiosos".