La carta de los obispos de Getafe y Alcalá de Henares calificando la ley madrileña contra la LGTBfobia como un “ataque a la libertad religiosa y de conciencia”, así como de ser “arbitraria” y ser “un atropello a los idearios que inspiran la libertad de enseñanza”, ha provocado una oleada de consecuencias a lo largo de toda España.

La última ha estallado en Córdoba, donde el apoyo de su obispo a sus compañeros madrileños ha provocado la denuncia abierta de los concejales de Ganemos Córdoba, la filial de Podemos en la ciudad andaluza.

En declaraciones a Infovaticana, Demetrio Fernández aseguró que todos los obispos de España compartían el contenido de la carta de los obispos madrileños, y añadiendo que la ideología de género que denunciaban los obispos en su publicación “es una bomba atómica que quiere destruir la doctrina católica y la imagen de Dios en el hombre y la imagen de Dios Creador”.

El obispo de Córdoba también defendió en sus declaraciones su derecho y el de sus compañeros a la libertad de expresión para proponer la doctrina católica denunciando que algunos emprendan auténticas cruzadas contra quienes piensan de forma distinta.

Obispo talibán

Y, al igual que los obispos de Getafe y Alcalá recibieron denuncia por parte de colectivos LGTBI por sus palabras, en este caso ha sido desde Ganemos Córdoba quienes han pedido a la Fiscalía que actúe contra su obispo por “su odio contra los homosexuales”.

En una nota de prensa, su concejal Alberto de Ríos afirmó que “es muy grave que el obispo de Córdoba haga apología del odio y se posicione en contra de los derechos humanos”, recordando a Demetrio Fernández que “su ideología del odio está tipificada como delito en el Código Penal”.

“Las personas creyentes de Córdoba no se merecen tener a un obispo talibán que cada vez que tiene la oportunidad lanza alegatos de odio contra mujeres, homosexuales y transexuales”, aseguraba De los Ríos, y respondía al obispo afirmando que “lo que es una bomba atómica es que un obispo de una sociedad democrática se parezca a un obispo franquista donde ser homosexual o transexual era suficiente para terminar en la cárcel o torturado en comisaría”.