Tras un año de pandemia, finalmente España logra saber la cifra real de los fallecidos por coronavirus en las residencias de mayores. En total, el Gobierno ha confirmado 29.408 fallecidos, atendiendo a los datos facilitados por las autonomías y analizados por los ministerios de Derechos Sociales, de Sanidad y de Ciencia hasta el 21 de febrero.

Durante este periodo, estas personas han fallecido en las residencias de servicios sociales, donde también se incluyen personas con discapacidad y otros centros colectivos. Dichas cifras confirma la vulnerabilidad de los residentes de estos espacios frente a la pandemia, los indicadores de la edad y otras patologías médicas, han contribuido a ello. 

A partir de este martes, todos los viernes se darán a conocer a la ciudadanía estos datos, según confirma el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), dirigido por Pablo Iglesias, aunque los mismos son provisionales, según advierte el diario 'El País'.

Cifras oficiales de mayores fallecidos en centros geriátricos

Desde marzo hasta finales de junio, durante la primera ola del virus, Sanidad registró 19.835 muertes en residencias de mayores, con coronavirus confirmado y con síntomas compatibles a él (9.859), que duplican las 9.573 muertes notificadas del 23 de junio al 21 de febrero de 2021. En toda la pandemia se han registrado 86.219 contagios en estos centros, 69.000 corresponden a 2020. Durante el pasado año, el 23,7% de los mayores que tenían un diagnóstico positivo fallecieron. De tres meses que llevamos de 2021, han sido el 18,7%. 

Hasta este momento, para conocer estas cifras era necesario recurrir directamente a los estudios de las comunidades autónomas. Según apunta el diario mencionado. Dado el cambio de paradigma en la notificación de casos de las autonomías hacia el Gobierno, que se ha dado a conocer este martes, se hace aún más complicado atisbar las diferencias entre ellas.

La desesperación en las residencias de mayores

A lo largo de toda la pandemia, el foco de preocupación se generaba en torno a las residencias de ancianos, donde a diario, en los picos de las olas del virus, se notificaban cientos, e incluso miles, de fallecidos a diario, lo que se iba acumulando a medida que avanzaban los días.

En los primeros meses de confinamiento, no se sabía de manera certera cómo detectar el virus por falta de material y pruebas diagnósticas. Sin embargo, a medida que las herramientas fueron estando a disposición de los profesionales sanitarrios, su detección se hizo más fácil. A causa de ello, muchos mayores murieron sin diagnóstico confirmado y con síntomas no muy graves, casos que no se reflejaron en las cifras oficiales hasta pasado un gran espacio de tiempo.