Quienes sufren patologías como la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardiaca, la hipertensión pulmonar o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) suelen ser incluidos en programas de entrenamiento físico.

Sin embargo, para elllo es muy importante valorar la capacidad de ejercicio del paciente.

Esto se consigue con la ergoespirometría, una técnica que permite hacer esta valoración a través de una prueba de esfuerzo con análisis de gases espirados.

Su uso está cada vez más extendido en las unidades de Rehabilitación Cardiorrespiratoria y por este motivo, la Sociedad Española de Rehabilitación Cardiorrespiratoria (SORECAR) ha organizado en el Hospital Universitario Infanta Elena, integrado en la red sanitaria pública madrileña, un curso centrado en esta prueba.

La formación, la segunda de estas características que se lleva a cabo, ha estado dirigida a facilitar a los profesionales las herramientas necesarias para realizarla e interpretarla. Para ello, se ha contado con la participación de reconocidos y experimentados ponentes en las especialidades de Medicina Física y Rehabilitación y Cardiología.

No invasiva y fiable

La ergoespirometría está recomendada por todas las guías de actuación (europea, americana y canadiense) como “prueba complementaria de primera elección en la prescripción de los programas de entrenamiento físico para la rehabilitación cardiorrespiratoria", recuerda el Dr. Koldo Villelabeitia Jaureguizar, jefe del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación y coordinador de la Unidad de Rehabilitación Cardiorrespiratoria del hospital.

Se trata de una prueba de esfuerzo que presenta importantes ventajas, ya que “permite conocer de manera no invasiva y fiable la relación entre el aparato cardiovascular, el respiratorio y el muscular”. De manera objetiva, proporciona a los especialistas en Medicina Física y Rehabilitación, Cardiología, Neumología y a los médicos del deporte “la capacidad funcional de los pacientes y una estimación individualizada del riesgo de morbimortalidad", señala el también director del curso.

“Es una herramienta que nos da muchísima información de dónde puede estar el eslabón perdido en ese engranaje de corazón, pulmón y músculo", resume el Dr. Villelabeitia, que añade que “sirve también de guía para la prescripción de los programas de entrenamiento de rehabilitación cardiorrespiratoria”.

Saber interpretarla

Pero además de saber cómo realizarla, es importante también conocer cómo interpretar de forma correcta los datos que aporta el equipo. “Los profesionales deben valorar el comportamiento de sus múltiples variables (sencillas y compuestas) y su respuesta cuantitativa y cualitativa al final de la prueba (valores máximos) y durante ella (valores submáximos)”, indica.

Además, deben conocer las bases fisiológicas teóricas consolidadas sobre la transición aeróbico-anaeróbica para poder interpretar el metabolismo a nivel muscular y su lectura a través de la ventilación. "Esto nos ayudará a una interpretación correcta del posicionamiento de los umbrales", puntualiza el especialista.

Rehabilitación cardiorrespiratoria

Para mejorar la aptitud física de este tipo de pacientes, el entrenamiento no solo debe ir dirigido a mejorar la resistencia cardiovascular, sino que hay que trabajar la fuerza, la elasticidad y la composición corporal.

Por este motivo, los entrenamientos se basan también en estudios antropométricos, que permiten conocer estos parámetros.

Del mismo modo, se valoran las medidas de la distribución de la grasa corporal, como los perímetros de cintura y cadera, el porcentaje de grasa medida por impedancia o el índice de masa corporal.

Dado que la prescripción del ejercicio físico y de los entrenamientos aeróbicos en pacientes con problemas cardiorrespiratorios no se encuentra estandarizada por las guías clínicas, esta sigue siendo “una cuestión de juicio clínico basada en la condición física de los pacientes, comorbilidades, sexo o preferencias, entre otros”, precisa el Dr. Villelabeitia.

La evidencia, no obstante, muestra que, a mayor intensidad, mayor es el beneficio, “pero hay que saber cómo prescribir los ejercicios para que sean seguros", indica.

En este sentido, los entrenamientos interválicos, en los que se intercalan picos de alta intensidad con recuperaciones cortas de menor intensidad de carga, permiten cargas de esfuerzo superiores a las utilizadas en los entrenamientos continuos. Así, se pueden mantener cargas elevadas de trabajo de forma prolongada en el tiempo y sin riesgo significativo de complicaciones cardiovasculares. “En los últimos 20 años se ha venido evidenciando una superioridad de los entrenamientos interválicos frente a los continuos", destaca el jefe de Servicio de Medicina Física y Rehabilitación.

Para pacientes con cáncer

Las ventajas de la ergoespirometría han hecho que el Hospital Universitario Infanta Elena apueste de forma firme por este sistema. Por ello, la Unidad de Rehabilitación Cardiorrespiratoria está trabajando con otras especialidades como Neumología y Cirugía Torácica con el fin de poner en marcha una unidad multidisciplinar para la evaluación preoperatoria del paciente con cáncer de pulmón. "El objetivo es identificar el fenotipo de pacientes quirúrgicos, conocer sus posibles riesgos a la hora de la intervención con el apoyo de la ergoespirometría y mejorar su condición física con un programa de rehabilitación preoperatoria", concluye el Dr. Villelabeitia.