Ana Pastor y el equipo de El Objetivo vuelven a Irán una década después en lo que la periodista considera una “continuación en muchos sentidos” del país respecto a la situación de entonces. Durante la primera ocasión, la informadora entrevistó al presidente del momento, Mahmud Ahmadineyad, en una imagen ya icónica en la que se le cayó el velo y se negó a colocárselo de nuevo.

Ahora ha regresado “con el mismo velo”. “En aquel momento no fui consciente y después sí que he hecho un ejercicio de decidir antes de ir que si ellas se están jugando la vida por no llevar el velo, la que perdió el velo en Irán hace diez años no podía aceptar algo así”, asume en declaraciones a ElPlural.com; dejando siempre claro y mostrándose contundente con las distancias entre la lucha feminista de España y de éste y otros lugares de Oriente Medio: "Este viaje ayuda mucho a recolocarnos. A mí al menos me ha servido para eso".

La presente entrevista centra el tiro en un cambio generacional “capaz de cambiar un país” y las dificultades de las mujeres en Irán, acompañada de algunas anécdotas duras y entrañables a la par. 

Sirve este reportaje también de homenaje a Mahsa Amini, a quien asesinaron por llevar mal puesto el velo; a Sahar Jodayarí, que se inmoló tras la prohibición de entrar a un estadio de fútbol por estar considerado un “deporte de hombres”, y a todas las que, como ellas, luchan por un mundo más justo. Esto es solo un aperitivo, la entrega completa, esta noche en La Sexta (22:30 horas). 

PREGUNTA (P): Habéis vuelto a Irán diez años después de la entrevista al entonces presidente, Mahmud Ahmadineyad. La situación en el país siempre ha sido controvertida y los derechos de la mujer han estado muy limitados, por poner un calificativo amable. Pero, ¿cuáles son las diferencias principales con las que te has encontrado entre ambos viajes?

RESPUESTA (R): Yo diría que es una continuación en muchos sentidos. La primera vez no vi a ninguna mujer con el velo descubierto y ahora sí, he visto a muchísimas y, sobre todo, muy jóvenes. En aquel viaje yo llevé el velo, aunque se me cayó y no me lo volví a colocar, y esta vez he escogido el mismo con la intención de no ponérmelo para comprobar la mentira del gobierno de allí cuando dice que se puede estar sin velo sin problema. Es mentira, nosotros que hemos tenido la suerte de volver a España, que es un país libre, hemos podido comprobar allí que desde el minuto uno la policía de la moral no te deja estar sin velo si eres mujer.

P: Voy a insistir mucho en la idea del velo, porque creo que es un poco el detonante y un símbolo muy representativo de todo lo que está ocurriendo aquí y en otras zonas…

R: Sin duda, es el icono como bien dices.

P: Por eso me quedo en aquella entrevista. ¿Qué sientes cuándo se te cae el velo y decides no ponértelo frente al que era el máximo responsable del país? Lo digo porque si tú sentiste, no miedo, pero sí una sensación quizá poco deseable, es más fácil imaginar lo que sienten las mujeres de allí cuando se rebelan y se juegan la vida por ello.

 R: Para ser sincera, la otra vez estaba muy concentrada en la entrevista. Yo tenía una obsesión particular por preguntar a Ahmadineyad por las ejecuciones de homosexuales y las lapidaciones de mujeres. Esos extractos se van a ver también en La Sexta, el momento de la pregunta de más tensión que coincide con el momento en el que el velo se va deslizando.

Esa inquietud no es comparable. De hecho, ahora lo hemos visto en la calle, desde el primer minuto, con los incidentes que hemos tenido con la policía… Para mí es inquietud a secas, pero para ellas es la posibilidad de ser detenidas, torturadas e, incluso, como Mahsa Amini, asesinada en septiembre por llevar el velo mal colocado, ni siquiera quitado.

Creo que no es comparable. He de decir que no fui consciente en aquel momento y ahora sí que he hecho un ejercicio de decidir antes de ir que si ellas se están jugando la vida por no llevar el velo, la que perdió el velo en Irán hace diez años no podía aceptar algo así.

P: Precisamente el asesinato de Mahsa Amini supuso un antes y un después en la movilización por los derechos de la mujer en el país. Miles de personas se han desplegado en las calles, en los estadios de fútbol como se vio en aquel mundial de la vergüenza en Qatar... ¿Crees que fue el punto de inflexión o los tentáculos del régimen siguen siendo demasiado fuertes?

R: Creo que hay dos momentos clave. Uno fue previo al mundial, cuando Sahar Jodayarí se inmola porque antes de entrar a un estadio le obligan a vestirse de hombre y tiene un problema de seguridad. Y el otro fue, efectivamente, el asesinato de Mahsa Amini.

Considero que son dos momentos importantísimos que obedecen también a un componente generacional clave que refleja que las chicas de entre 15 y 25 años no están dispuestas a aceptar que están por debajo de los hombres en ningún caso, tampoco con el tema de cubrirse; y creo que eso está cambiando un país. Hay de fondo una protesta que a lo mejor no es tan visible en el día a día como lo ha sido en los últimos meses, pero por la noche hemos podido escuchar igualmente los gritos de los balcones. La gente sigue protestando y de día quedan muchas mujeres que no llevan el velo.

P: Tengo muchas partes destacadas de lo que ha sido ese viaje y que tú ya has adelantado, también en esta conversación. Los problemas con la policía, la negativa a quitarte el velo y una escena en la que preguntas a una mujer durante el acto central del aniversario de la Revolución islámica, te responde y cuando llega el marido es él quien toma la palabra son solo algunos de ellos. Si centramos la mirada en Europa, ¿corre el riesgo el continente de volver a una época en blanco y negro con el auge de la extrema derecha?

R: Por supuesto, no tengo ninguna duda. Evidentemente no hay ningún elemento parecido entre Irán y España, y en esto quiero ser muy rotunda. Basta viajar allí para darte cuenta si todavía no lo has visto la libertad con la que vivimos las mujeres y el respeto que se tiene por las mujeres aquí, más allá de que hay un montón de cosas todavía por hacer. Pero es todo muy distinto. Las mujeres iraníes me decían: "Vosotras estáis en un estado de protesta muy diferente".

Más allá de eso pienso que sí hay un riesgo de involución. Lo hemos visto con el aborto y con muchos otros avances. El problema de la ultraderecha no está solo en su discurso, sino también en la posibilidad de que cambien cosas si llega al poder.

P: ¿Qué otros momentos que no me has contado y que puedes revelar destacarías de los que van a salir esta noche en La Sexta?

R: Uno de ellos es el que estábamos empezando a grabar en el día de la Revolución -jornada de homenaje al régimen- en la que hay cientos de miles de personas, ellas vestidas de negro. Se me acerca de espaldas una chica que no llevaba el velo pero sí la capucha del abrigo puesta y me dice: “Ten cuidado, ten cuidado, ponte el velo porque aquí te pueden atacar”. Después se para y me cuenta por qué me ha dicho eso, cuál es la situación del país… y de estos momentos hemos tenido varios.

Recuerdo otro en el que varias niñas vienen a preguntarme qué pienso de ellas, del tema del velo, de Mahsa Amini… y te das cuenta de que tienen quince años y su mundo a veces se reduce a lo que escuchan diariamente y quieren escuchar otras cosas. Eso es muy bonito y creo que son una generación que va a dar mucho de qué hablar y que va a seguir empujando.

P: Más allá del contexto actual, que lo considero motivo más que suficiente, más si cabe después de hablar contigo, ¿por qué elegís Irán?

R: Para mí son el símbolo de la valentía y las que más merecen el reconocimiento este año. Otros años hemos elegido el nombre de Nevenka Fernández, que también considero una mujer muy inspiradora y que merecía ese reconocimiento. Pero creo que en esta ocasión, sin ninguna duda por cómo vemos desde aquí el feminismo y cómo se está peleando allí por el feminismo, era muy importante dedicarle un prime time en televisión y una puesta como la que se va a ver esta noche.

P: Por último, habéis hablado con el responsable de seguridad nacional en el Parlamento iraní, con la campeona de ajedrez exiliada en España por negarse a llevar el velo, Sara Khadem… Son más factores, si cabe, que invitan a ver el programa. ¿Por qué incluso alguien que no es del todo consciente de la realidad, que no está muy conectado con la actualidad, que no ve demasiado las noticias o que, por qué no decirlo, es más “ajeno” a estos cuestiones, debe sentarse esta noche frente a la televisión?

R: Se ha hablado muchísimo este año de las mujeres de Irán. Ha sido una conversación que ha estado también en España. Lo que pretendemos explicar es el por qué de la  protesta y por qué continúa.

Ayuda mucho a recolocarnos. A mí al menos el viaje me ha servido para eso. Creo que la comparación que puedes hacer entre cómo es la vida de una mujer española y una iraní la vamos a ver esta noche; y pienso que ese es un ejercicio muy necesario también en un 8M de nuestro país en el siglo XXI.