Una amplia parte de la población española apuesta por la concienciación y la educación como vía principal para reducir el consumo de tabaco, en lugar de aplicar prohibiciones estrictas que pueden causar un efecto rebote. Así lo refleja una encuesta llevada a cabo por Hostelería de España, realizada por la consultora 40dB a más de 1.658 ciudadanos, quienes se posicionan ante este llamativo debate.
Los resultados son claros y revelan que el 69,3% de la población considera que las campañas de sensibilización son más efectivas a largo plazo que las restricciones rotundas, ya que, al fin y al cabo, cuando algo se prohíbe de forma tajante, puede despertar un impulso de llevarlo a cabo de una manera más constante y agresiva.
Esta visión no es compartida únicamente por los consumidores de tabaco, sino que también es apoyada por los no fumadores, encontrándose en línea con las recomendaciones de organismos como la CNMC, que ha subrayado en repetidas ocasiones la importancia diaria de fomentar hábitos saludables. Al principio pueden parecer meras recomendaciones, pero con el tiempo consiguen conquistar a usuarios que antes contaban con prácticas menos sanas. Y es que estas campañas de sensibilización cada vez necesitan estar más presentes, dirigidas fundamentalmente a los jóvenes, donde otras medidas que pueden parecer más efectivas acaban convirtiéndose en insuficientes o incluso perjudiciales.
La batalla del cigarro se concentra en las terrazas
Prohibir el tabaco en las terrazas se ha convertido en el eje central de este necesario debate. En los últimos años, y sobre todo desde la pandemia de la COVID-19, se ha abierto una discusión sobre si debería prohibirse definitivamente fumar en terrazas.
Pues bien, los resultados de la encuesta revelan algo distinto a lo que muchos imaginaban: más del 56% de los encuestados no considera urgente aplicar esta medida. Además, el 85,2% anticipa que los fumadores seguirían haciéndolo, aunque fuera en los alrededores de los locales, lo que podría complicar el trabajo del personal de hostelería y generar nuevos problemas de convivencia y ocio nocturno.
Una persona fumando en una terraza en Sevilla. María José López / EP
Otro de los aspectos más relevantes que destaca este análisis es el llamado "efecto rebote", según el cual las reuniones sociales podrían trasladarse a espacios cerrados como domicilios particulares, donde la ventilación es peor y el riesgo para la salud de personas vulnerables —como menores o personas mayores— aumenta considerablemente.
Dado que el estudio pone el foco en el ámbito hostelero, también se advierte de que la aplicación de esta medida podría perjudicar al turismo y dañar la imagen de España, que pasaría a ser uno de los pocos países de Europa —junto a Suecia— con una normativa tan restrictiva.
Desde Hostelería de España, la principal preocupación está clara. Aunque no se deje de lado la salud de los españoles sigue siendo cierto que la actividad diaria de miles de bares y restaurantes, especialmente en regiones con clima templado o gran afluencia turística, podría verse seriamente afectada si esta medida se adopta.
Hostelería de España alerta del impacto económico y social que podría suponer prohibir fumar en terrazas, especialmente en regiones turísticas y de clima templado. EP
"Es fundamental garantizar la convivencia y evitar la imposición de cargas adicionales a los profesionales del sector hostelero. Las terrazas son un espacio clave para la vida social y económica del país, y cualquier decisión debe valorar con seriedad su impacto real en términos de empleo, actividad empresarial, competitividad turística y experiencia de los clientes", asegura José Luis Álvarez Almeida, presidente de Hostelería de España.
¿Funcionaría realmente adoptar esta medida?
Finalmente, la encuesta ha reflejado un claro escepticismo generalizado sobre la efectividad real de la prohibición. Menos de un tercio de la población cree que prohibir fumar en terrazas contribuiría a reducir el consumo. Entre quienes fuman, un 72,1% afirma que no cambiaría sus hábitos, y el 62,9% duda de que la norma pueda cumplirse de forma efectiva.
En definitiva, la encuesta ha puesto de manifiesto un dilema centrado en encontrar un equilibrio entre la protección de la salud y la defensa de la convivencia y la actividad social, especialmente en un país donde las terrazas son mucho más que un lugar para consumir, formando una parte fundamental del tejido cultural, económico y turístico español. La respuesta, según la ciudadanía, no pasa por la imposición en el camino, sino por la educación y la sensibilización.