Agentes de la Policía Nacional han detenido en la ciudad de Alicante a un hombre por la presunta comisión de un delito contra la intimidad, el conocido como sexting. Los hechos sucedieron a mediados del mes de julio cuando la Policía Nacional en Alicante recibió una denuncia de una mujer que manifestaba haberse enterado de que unas fotografías suyas, de índole sexual, estaban en posesión de varios conocidos suyos sin que ella las hubiese compartido.

Desde ese mismo instante, agentes adscritos al Grupo de Delitos Tecnológicos de la Comisaría Provincial de Alicante comenzaron a recabar los datos necesarios para averiguar quién era la persona que estaba difundiendo esas fotografías y cómo las había conseguido, llegando a la conclusión de que días antes a la denuncia la víctima coincidió con unos conocidos en el domicilio de una amiga donde todos ellos pasaron la noche.

En un momento determinado de esa noche, un conocido de la denunciante le pidió prestado su teléfono móvil alegando que el suyo no tenía batería y necesitaba hacer una llamada urgente, introduciéndose en el aseo para llevar a cabo dicha llamada. A la denunciante le pareció extraño que tardara tanto en realizar la llamada y salir del servicio, pero cuando nuevamente tuvo el teléfono en sus manos no observó nada extraño.

A la mañana siguiente la denunciante recibió la llamada de una amiga en la que le informaba de que varias fotografías suyas de índole sexual habían sido enviadas a un grupo formado por varias personas, y que la persona que las habría difundido sin su consentimiento era el conocido que el día anterior le había pedido prestado el terminal móvil.

Los agentes determinaron, que el detenido habría pedido el teléfono móvil a la víctima aprovechando la buena fe de esta, y estando desbloqueado el terminal y a su libre disposición para poder acceder a cualquier archivo y fotografías que contenía el terminal, se envió a su propio teléfono hasta 21 imágenes íntimas de la denunciante. Además, las fotografías de la víctima fueron tomadas cuando ésta todavía era menor de edad. El varón envió horas después parte de esas imágenes a un grupo de mensajería instantánea compartido por otras personas, por lo que tras ser identificado y localizado los agentes lo detuvieron por la presunta comisión de un delito contra la intimidad. El detenido, de nacionalidad española y 19 años de edad, fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción de guardia de Alicante.

Consejos policiales contra el sexting

La Policía Nacional aconseja que, en caso de recibir un vídeo íntimo de otra persona, "no se debe compartir". Ni siquiera se tiene que difundir con ánimo de denunciar la situación, si lo hacemos, podemos incurrir en un delito. En caso de ser víctima de este tipo de hechos, los agentes explican que se deben recabar el mayor número de pruebas y ponerse cuanto antes en contacto con la Policía Nacional.

Las tecnologías de la información y la comunicación han modificado la vida social de todos. Incorporamos a nuestras vidas los dispositivos digitales a edades cada vez más tempranas. No es extraño pasear por la calle y ver a bebés en sus carritos visionando un vídeo de YouTube Kids donde aparece un adulto desconocido jugando con sus muñecos favoritos. Las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea han transformado problemas que ya existían, como el bullying en ciberbullying, permitiendo y normalizando otras prácticas no siempre saludables como el sexting y la constante búsqueda de popularidad.

El sexting es un fenómeno, que muchos adolescentes, y no tan adolescentes, perciben como práctica normal, que consiste en el envío a sus parejas de imágenes o vídeos erótico-sexuales que ellos mismos se hacen, en principio, como prueba de amor o forma de interacción sexual en la pareja. Sin embargo, la conducta más extendida de sexting no es el envío, sino el reenvío. Es decir, que quien recibe la imagen o vídeo de alguien compartido en la intimidad lo difunde y hace público, generando graves consecuencias, particularmente a las chicas, por ser una práctica que las descalifica a ellas en mayor medida que a ellos, quienes pueden incluso ganar mayor popularidad entre los iguales. Esto convierte al sexting en una clara conducta agresiva, ya que la intimidad de la víctima es difundida, causándole un daño moral muy importante.