Las siete cartas manuscritas dejadas por Olga y su hija Adriana en su casa de Haro en Logroño, descubiertas tras el hallazgo del cuerpo sin vida de la pequeña Carolina en el hotel Los Bracos han servido para dar alguna pista sobre lo que se esconde detrás de las motivaciones de ambas mujeres para querer suicidarse. La abuela lo consiguió al lanzarse, presuntamente, al río Ebro. En cuanto a Adriana, la llamada de un testigo impidió que se lanzara por la ventana del hotel.

Olga y Adriana se registraron en el sitio junto a la hija de ésta última, Carolina, de cinco años, en la mañana del domingo 26 de enero. Las cartas desvelan que la abuela había sido víctima de una estafa, según relata, y su hija mantenía una relación tensa con su exmarido por la custodia de la niña.

"Ya no puedo más"

En una carta que dejó Adriana, de 35 años, a una amiga, escribió: "Neny, no te sientas mal amiga. Esto es una carrera de fondo y mi meta llegó ya. Ha sido larga y con mucha resistencia. No te enfades, cielo, necesito descansar de todo esto. Siéntate y mira a mi alrededor, él en la casa, una sentencia donde si trabajo sigo manteniendo a estos vagos sin oficio ni beneficio, los horarios con Carol. ¿Así toda mi vida, Neny? No puedo más. Me siento orgullosa de haber aguantado hasta el fin, pero ya no puedo más. Te quiero mucho, Neny”.

La mujer muestra su enfado porque, según dice, su exmarido se ha quedado con la casa donde vivía la familia, y que ahora comparte con su nueva novia, y los que califica de "vagos". Además, "los horarios que tengo con Carolina son pocos y complicados", añade en su misiva. 

Adriana dejó otra carta a su padre, en la que se refiere también a sus dos hermanos. “Solo te pido que lo que es mío luches por ello porque es tuyo. A Ramón le dejé el plan de pensiones. Papá, es poco pero… Se lo dejé a él. A Dani dale todas mis prendas de oro y lo que consideres. Hace tiempo que había escrito esto. Lo siento mucho, papá, pero ahora que tengo a Carolina a mi lado, en este instante, veo que hago lo correcto. Ella hoy decía: 'Mami, no quiero volver, solo estar contigo'. Estoy tranquila. Así que solo te pido perdón por todo. Te queremos”.

La abuela deja ver que ambas planearon suicidarse

Por su parte, Olga, en una carta dirigida a su marido, que vive en Madrid, explica que su hija Adriana "no quiere ser una carga para nadie. Ella solo ha estado al servicio de todos porque es la única que conduce (...) Adri está cansada de ver a Carol sufrir. Sabes bien que Javier [padre de la niña] no las va a dejar vivir. Su decisión no tiene nada que ver con la mía". Esta última frase deja ver que ambas mujeres habían tomado la decisión de suicidarse.

En otra misiva, dirigida a su hijo, Olga explica: "Adri se viene conmigo porque tu padre tiene razón, así como está no puede ofrecerle nada a la niña y no quiere verla sufrir, ya sufrió bastante desde pequeña y sabemos que por unos drogadictos y eso es el futuro que le espera".

Olga fue víctima de la estafa de un hombre que conoció en Madrid

Olga narra, además, cómo fue víctima de una estafa: "Conocí a un chico. Me rogó y suplicó que lo ayudara porque su hijo estaba muy enfermo. Es ingeniero naval, inglés, trabaja para la ONU. Todo esto es verdad. Lo ayudé, pero me engañó. No me justifico porque no tengo justificación. Solo te pido que algún día me puedas perdonar. He estado seis meses luchando y sufriendo con esto y no puedo más". 

"Mi vida es un infierno. Según el Fondo Monetario Internacional, Jaime es un estafador y que compensaban con 700.000 euros, pero ellos también pidieron dinero y no se lo di. Lucha por ese dinero, habla con Dani porque si son unos estafadores, que mi parte sirva para descubrirlos y si es la ONU que te indemnicen a ti y a Dani", añade Olga en su misiva.

Llegó a transferir al estafador 100.000 euros

La mujer había denunciado en una comisaría la estafa y cómo había conocido al estafador, un día, cuando se encontraba con Adriana en la Puerta del Sol. El supuesto Jaime, un hombre alto y atractivo se acercó a ellas y se identificó como ingeniero naval. Mantuvieron una conversación, que luego continuaron a través de una red social. Él le contó que trabajaba en una base en Turquía y que tenía un hijo enfermo en Londres, al que no podía ver por su trabajo. Después, empezó a pedirle dinero con el objetivo de viajar a la capital británica para ver a su hijo. Y ella accedió. Al parecer, le hizo transferencias de hasta 100.000 euros.

Los investigadores intentan aclarar si la pequeña Carolina murió después de que Olga abandonase el hotel con la intención de lanzarse al río Ebro.