Una historia de amor maduro en plena pandemia salpimentada con mucho erotismo son los ingredientes de ‘Los Besos’ (Planeta), la nueva novela de Manuel Vilas. El autor ha querido dibujar la belleza del enamoramiento construyendo una relación entre iguales, llena de ternura, pasión y alejada de los tópicos de la masculinidad. Es la primera novela estrictamente de ficción que escribe el que fuera finalista del Premio Planeta en 2019 por su novela ‘Alegría’, un texto autobiográfico en el que reflexiona sobre las relaciones entre padres e hijos. Sus novelas están llenas de optimismo y eso también se nota en esta obra, que se ha planteado como una suerte de terapia para superar el drama de la pandemia

‘Los Besos’ narra la relación entre Salvador, un profesor prejubilado de 58 años que por prescripción médica se traslada desde Madrid a un pequeño pueblo de la sierra, y Montserrat, la tendera de la localidad, de 45 años. Ni la edad ni la pandemia son un obstáculo para que se desarrolle la pasión que surge entre ambos. Él se presenta como una especie de Quijote del siglo XXI, majestuoso y sentimental, mientras que su alter ego femenino, a quien se refiere como Altisidora, uno de los personajes de la obra de Cervantes, representa la conexión con la realidad.

“El narrador huye de su masculinidad porque quiere amar, pero no como se ha venido amando y desea reinventar una relación nueva”

Narrada en primera persona, Vilas disecciona los sentimientos de esta singular pareja y construye una auténtica oda al amor romántico y a la pasión, pero alejado en todo momento de los tópicos del patriarcado. “El narrador huye de su masculinidad porque quiere amar, pero no como se ha venido amando y desea reinventar una relación nueva”, no explica en una entrevista.

"Ya bastante jodido está el mundo para que desde la literatura se amplifique”

La novela está llena de idealismo y poesía. “Ya bastante jodido está el mundo para que desde la literatura se amplifique”, nos confiesa y añade que esta historia surge de la necesidad de encontrar un “territorio de libertad” para hacer frente al horror que estábamos viviendo con la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus. “La pandemia es el motor de la historia de amor para poner en valor la importancia del amor”, asegura.

Manuel Vilas publica 'Los besos', una novela de ficción donde narra la historia de amor que surge en plena pandemia entre un profesor prejubilado de 59 años y una tendera trece años menor que él. (Copy Carlos Ruiz)Manuel Vilas, uno de los mayores referentes de la literatura española actual, acaba de publicar 'Los besos', donde analiza el sentido de la vida y demuestra que enamorarse, a cualquier edad, es la auténtica salvación.​ (Copy Carlos Ruiz)

P.- ¿Ha podido evadirse Manuel Vilas de esta historia?
R.- El hecho de que un escritor se vaya a la ficción pura habiendo utilizado previamente lo autobiográfico no significa que no vayamos a encontrar a un escritor distinto. Es el mismo, quizá con unas estrategias diferentes, pero la exploración sobre la vida, el estilo y el ánimo con el que quiere narrar la vida es el mismo. 

"Hay cosas que dicen ellos [los dos personajes de la novela] que no pertenecen a mi vida, pero las entiendo"

P.- ¿Te identificas con alguno de los personajes?
R.- A los dos personajes de la novela, un hombre y una mujer, les he dado cosas mías, pero también hay cosas que no son mías. Esta es la pregunta del millón, la literatura en general es la subjetividad total y establecer una indicación entre el pensamiento del autor y el pensamiento de los personajes es muy complejo. Hay cosas que dicen ellos que no pertenecen a mi vida, pero las entiendo. Es un ejercicio de extensión de tu vida que te lleva a tocar zonas que son importantes de la condición humana, aunque no estén presentes de una manera activa en tu vida.

P.- ¿Ser escritor te hace empatizar mejor con los demás y saber ponerte en su lugar?
R.- La literatura es un gran ejercicio de empatía, de amplitud, de tolerancia, de saber ver en cosas que tú no estás viviendo, pero saber ver allí vida y buscar esas regiones en un sentido casi ilimitado. Todo lo que un ser humano siente pertenece a la vida y eso a un escritor le va a interesar. Los escritores somos como grandes depredadores de lo humano. Allí donde haya algo humano, es donde el escritor va a estar con los ojos abiertos.

"La pandemia es el motor de la historia de amor para poner en valor la importancia del amor"

P.- Otros autores a los que he entrevistado en el último año han rechazado recrear una ficción en tiempos de pandemia. Sin embargo, en 'Los besos' la pandemia es un escenario clave.
R.- Quería dibujar un territorio ajeno a las catástrofes, podía haber sido una guerra, una crisis económica o la llegada de un totalitarismo como ha pasado ahora en Afganistán. Quería contraponer catástrofe y amor con la idea de que el lector recibiera el mensaje de que pase lo que pase, con una guerra, una crisis sanitaria, un virus..., tenemos la obligación de buscar la plenitud humana y lo he visto en el amor. La pandemia es el motor de la historia de amor para poner en valor la importancia del amor.

P.- Que surja una historia de amor en plena pandemia entre dos personas que no se conocían parece de ciencia ficción ante el obligado alejamiento social, que limitaba precisamente las relaciones y los contactos.
R.- En la novela Salvador y Montserrat coinciden en un pueblo de la sierra madrileña. Él piensa muchas veces que le debe al virus haber conocido a esa mujer. Cree que en situaciones normales no se habría fijado en él y hubiera optado por hombres más atractivos. En este sentido está casi agradecido al virus. 

P.- ¿Es una vuelta a la esencia, a valorar lo que importante de verdad, lo que son las personas?
R.- Con eso tenía yo una urgencia filosófica. Necesitaba encontrar una historia que anulara el horror que estábamos viviendo, un territorio de libertad para enfrentar este horror y fue una historia de amor. Esa historia ha sido el sitio para olvidar la pandemia. De hecho hay un momento en que se dice que los enamorados no ven el telediario.

"Ha habido en España un excesivo protagonismo, muy catastrofista y apocalíptico, de lo que estábamos viviendo"

P.- En la época más dura de la pandemia ¿estabas enganchado a las noticias?
R.- Claro. Ha habido en España un excesivo protagonismo, muy catastrofista y apocalíptico, de lo que estábamos viviendo. Esa sobreabundancia informativa, muchas veces repetitiva, nos estaba dañando psicológicamente y precisamente fruto de todo eso es esta historia, que surge de la necesidad de encontrar una salida, una puerta que me llevara a otro territorio. 

P.- Salvador sale de Madrid para encontrar la felicidad en un pequeño pueblo de la sierra en plena pandemia. ¿Es bueno huir de las ciudades para crecer como personas?
R.- En un pueblo se da cuenta de que la intensidad de la relación con esa persona es superior a si viviera en una ciudad. Hay una relación estrecha entre estar todo el rato juntos y vivir en el pueblo. En una ciudad hubiera sido imposible estar tan pegados el uno al otro y rodeados de silencio. Ellos salen juntos al bosque, al río... todo ese espacio que tienen a su alrededor aumenta la belleza de su amor. La ausencia de ruido les hace estar más juntos y la pandemia les quita la presencia de otros seres humanos, colocándoles el uno enfrente del otro durante mucho más tiempo, sin distracciones. Eso acaba haciendo crecer su enamoramiento y su pasión.

"Hemos estigmatizado mucho la vida en los pueblos, de forma casi cultural"

P.- ¿La pandemia nos ha traído una especie de 'resurección' de la vida rural?
R.- Mucha gente, en España, ha cambiado su idea del pueblo, que se veía como un sitio sin vida, sin posibilidades, no deseable, poco ilusionante. Hemos estigmatizado mucho la vida en los pueblos, de forma casi cultural. Tenemos que darle una oportunidad a la vida rural y pensar que en un pueblo podemos ser felices, hacer muchas cosas interesantes y echarle imaginación a la vida en el pueblo. Eso a España le vendría muy bien.

El tema es que hemos construido un imaginario en el que vivir en el pueblo significaba renunciar a la vida social, cultural, económica y volverte una especie de franciscano. Es necesario echarle imaginación y sacar partido a la vida rural. Tiene que haber naturaleza, belleza y, por supuesto, todo tipo de comodidades: sanidad, internet, acceso a los servicios básicos... En ese caso, la oferta de vivir allí será mucho más interesante para la gente. Ojalá los políticos animen a esta idea.

"Al protagonista no le gusta el modelo de masculinidad que ha heredado en que es el hombre el que da el primer paso hacia la relación amorosa"

P.- ¿Es compatible esta historia de amor que relatas en 'Los Besos' con el rechazo a los mitos del amor romántico que denuncia el feminismo?
R.- El narrador huye de su masculinidad porque quiere amar, pero no como se ha venido amando y desea reinventar una relación nueva. De hecho, hay bastantes páginas dedicadas a quién va a dar el primer beso, si va a ser él o ella. Él no quiere porque no le gusta el modelo de masculinidad que ha heredado en que es el hombre el que da el primer paso hacia la relación amorosa. Lo que ya no puedo es renunciar al amor, dice el narrador, porque el feminismo, con razón, lo haya puesto en solfa. Hay un debate interno en la novela y la presencia de nuevas masculinidades está en el narrador. No quiere amar como ha visto amar, pero sí quiere amar. En un momento de la novela se le pregunta si por renunciar a la masculinidad histórica y tradicional, que no le gusta, debe renunciar también al amor, pero para él sería el final de la humanidad. Es un terreno filosófico que está en la novela. Se piensa en eso. 

P.- ¿Es una novela de pensar?
R.- Hay mucha reflexión y mucho pensamiento.

"Los besos son una de las cosas más enigmáticas que hacemos los seres humanos y la entrada en el cuerpo de otra persona"

P.- ¿Necesitamos más besos en nuestras vidas?
R.- Sí, hay una exploración en la novela de qué son los besos. Son una de las cosas más enigmáticas que hacemos los seres humanos. El beso romántico, el beso de amor, es la entrada en el cuerpo de otra persona. Cuando un ser humano acepta el beso del otro se produce el gran momento mágico, el subidón del enamoramiento, que casi es adictivo, el momento de la aceptación del beso, sea el tipo de pareja que sea, es el momento inaugural del amor. Una relación erótica empieza siempre por un beso. Eso lo quería novelar.

P.- ¿Qué has buscado con esta novela?
R.-  Quería construir una historia luminosa, aun cuando esté toda la parte de la catástrofe del virus. Creo que lo he conseguido.

"Quizá ahora el compromiso de la literatura social sea un poco construir algunas utopías, aunque sepamos que son ilusiones"

P.- Es una característica de tus obras ¿no?
R.- Sí, vivimos en un momento histórico si encima te amenazan en la literatura con más escepticismo y con más negatividad, apaga y vámonos. Ya bastante jodido está el mundo para que desde la literatura se amplifique. Quizá ahora el compromiso de la literatura social sea un poco construir algunas utopías, aunque sepamos que son ilusiones. Nos ayudará más.

"El lado positivo de mi literatura es siempre una defensa encarnizada de la vida"

P.- Son ilusiones sencillas y factibles en realidad.
R.- Lo que sí hay en mi literatura es un gran amor a la vida. El lado positivo de mi literatura es siempre una defensa encarnizada de la vida. Los seres humanos tenemos que defender la vida, la tolerancia, la libertad como sea, todo aquello que nos hace plenos y buscar siempre la fraternidad. Una búsqueda de lo mejor de la vida.