La vida de lugar en lugar y de teatro en teatro derivada de la vida nómada de sus padres, artistas del music-hall, hizo que Charles Chaplin nunca hallase su certificado de nacimiento. Como curiosidad, debutó solo con cinco años al reemplazar a su madre en una actuación de este género musical. Por este motivo el actor, humorista, compositor, productor, guionista, director, escritor y editor británico, siempre creyó que nació en East Street, en Walworth, Londres.

Nació en un asentamiento gitano de Birmingham

Con el tiempo, ya casi con 40 años, Chaplin averiguó que en realidad su ciudad natal no era la capital británica, sino una zona muy humilde de Birmingham. Se lo confesó su madre en 1928, poco antes de fallecer. Pero, además, junto a ese dato conoció uno más importante sobre sus orígenes: Chaplin nació en un gran asentamiento gitano de esa ciudad, Black Patch, a las afueras de esa gran urbe, la segunda más importante tras la capital inglesa.

En efecto, Chaplin era hijo de padre semigitano y de madre puramente miembro de esta comunidad o etnia. Y no descendía de cualquier miembro de esta etnia. Su tía, la hermana de su madre, era una reina romaní. Queda claro pues, que el universal artista era gitano prácticamente por completo y que su infancia la vivió en una extrema pobreza, como la de los niños de los cuentos de Dickens.

Lo calló, aunque dio pistas de sus orígenes

Aunque nunca se avergonzó de sus orígenes gitanos, tampoco lo hizo público de forma explícita. Al comienzo de sus memorias reconoce que su abuela materna poseía orígenes gitanos. Cuentan que, con cierto humor e ironía, en distintas ocasiones de su vida desveló cuáles eran sus orígenes. En una grabación que aparecerá en el documental que su familia prepara para llevarlo al cine y cuyo eje es, precisamente, su pertenencia a esa cultura y comunidad, Chaplin llega a afirmar: “Ya sabes, soy medio gitano, tengo instinto”.

La carta que lo reveló

La certificación de su ascendencia gitana se manifestó expresamente en 2011. Tuvieron que pasar 34 años de su fallecimiento hasta que una de sus hijas lo contó, después de abrir un cajón de un escritorio que el cineasta siempre mantuvo bajo llave en la casa familiar suiza de Corsier-sur-Vevey. Chaplin se instaló en esa mansión de los Alpes suizos tras dejar Estados Unidos y exiliarse, ya que en 1952 se le prohibió la entrada al estar fichado en la lista negra del senador McCarthy en la caza de brujas a artistas de Hollywood.

Allí, y tras abrirla un cerrajero, la cuarta hija, Victoria, halló una carta del artista de principios de los años setenta que le remitía un tal Jack Hill. En la misiva, Hill decía: "Si quieres saberlo, naciste en una caravana. Era una buena; pertenecía a la reina gitana que era mi tía. Naciste en el Black Patch  de Smethwick de Birmingham”. Hill conocía bien de lo que hablaba y la zona el campamento donde nació el director y protagonista de Candilejas.

Ahora, la familia del genio de Tiempos Modernos prepara el documental Charles Chaplin, A Man of the World. La película, una vez se culmine su grabación actual y se proyecte en salas, constituirá un viaje por Francia, Suiza, Serbia, Reino Unido, Rumania y España, analizando su vida y obra en clave de su origen gitano y cómo esa pertenencia, queriendo o no, influyó en su cine.

Fue un apátrida

Chaplin ya manifestó en su obra que, como un buen romaní, era un apátrida. Ni le gustaban las banderas, ni tenía patrias. Su patria era el mundo y su ciudadanía, universal, como el pueblo nómada gitano. En El gran dictador​ denuncia la dictadura, la violencia y la intolerancia. La obra es una tremenda​ condena del nazismo, el fascismo, el antisemitismo y las dictaduras en general.​ También, seguro, lo es de la defensa de las minorías étnicas, como la gitana, a la que el gran símbolo del humor y el cine mudo perteneció.