El presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, y el central del FC Barcelona, Gerard Piqué, se encuentran contra las cuerdas después de que se hayan filtrado los audios con los que ambos acordaban llevar la Supercopa de España a Arabia Saudí y hacer negocio con ello. Se plantearon, incluso, pedir ayuda al rey emérito.

Con la tesitura actual, y a medida que van saliendo a la luz más datos, no está de más recurrir a la hemeroteca. En concreto, al momento en el que el máximo responsable del fútbol español defendió que sacar la competición del país para llevarlo a otro -asimismo de todos sabido que atenta contra los derechos humanos- era un acto de buena fe que no buscaba sino la igualdad de oportunidades.

“Esta Supercopa es la Supercopa de la igualdad. La Supercopa que va a un país que tiene unas circunstancias que no son de la noche a la mañana”, decía durante la presentación; para insistir a continuación: “Las costumbres, la forma de actuar… han llevado a una situación que es la que es, y que todos conocemos”. “Nos han pedido ayudar a transformar el país”, sostenía.

Incluso, cargaba contra el “discurso fácil de la comodidad” y de “la calidez” que “llega directo al corazón de la gente”: “No hay igualdad y no vamos. Eso es equivocarse”.

Así las cosas, ahora las conversaciones entre Rubiales y el defensa del club blaugrana dejan al descubierto que los dos pactaron llevar la copa al país de Qatar con Piqué y su empresa Kosmos como intermediarios. El contrato que la Federación firmó fue de 40 millones de euros por trasladar la competición a Oriente durante los próximos seis años, con un valor total de 240 millones de euros a repartir entre el organismo español, los clubes y la agencia intermediaria.

¿Cómo era antes la Supercopa?

La primera edición del torneo con este nuevo formato y en territorio no español tuvo lugar en 2020 cuando, también por primera vez cuatro equipos de disputaron un trofeo con el que finalmente se alzó el Real Madrid tras vencer al otro equipo de la capital, el Atlético, en la tanda de penaltis.

Hasta entonces la Supercopa de España enfrentaba al campeón de Liga y el campeón de Copa del Rey en una final a doble partido, primero en el estadio de uno y después en ‘casa’ del otro. Muchos lamentaron la decisión, más que por el formato, por coincidir en que iba en contra de los aficionados y la pasión que fútbol y deporte arrastran consigo; ya éstos que tenían que desplazarse a Arabia para ver a su equipo.

Asimismo, se habló mucho de cómo actúa Qatar frente a los derechos de las mujeres o las personas LGTBI, entre otras. Un fantasma que, por otra parte, vuelve a sobrevolar el mundo del fútbol tras la decisión de la FIFA de que el próximo mundial se juegue en el mismo lugar.