Durante los últimos meses, el rey emérito Juan Carlos I regresó a la primera plana debido a diversos escándalos relacionados, entre otras cosas, con su presunta posesión de cuentas en paraísos fiscales. Una situación que desembocó en su anuncio, a través de una carta dirigida a su hijo, el rey Felipe VI, de que abandonaría España "ante la repercusión pública" que estaban "generando ciertos acontecimientos pasados" de su "vida privada".
Y es que más allá del declive de la imagen pública del emérito en una parte de la sociedad española, desde la Casa Real ya se habían dado algunos pasos para desmarcarse de sus presuntas prácticas, como la renuncia por parte de Felipe VI a su herencia o la retirada de su asignación que estaba fijada en los presupuestos, cantidad que finalmente se decidió que fuera a parar al fondo de emergencias para cubrir urgencias de la monarquía.
Según contó El País, la salida de España de Juan Carlos se gestó en una reunión con Felipe VI, que fue el que tomó la decisión, tras no lograr a través de otra vías llegar a un punto común sobre la forma de evitar que los escándalos dañasen a la institución real. Finalmente, el que fuera monarca de España entre 1975 y 2014, cruzó la frontera con Portugal el 2 de agosto.
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