El campo pide auxilio. La crisis por la propagación del Covid 19 tiene como consecuencia que agricultores y ganaderos tengan serias dificultades para sacar adelante sus explotaciones. No hay mano de obra y los productos de temporada han dejado de ser demandados por los consumidores, que hacen acopio en sus hogares de alimentos duraderos.

El coronavirus ha cambiado los hábitos de consumo. La gente hace la compra para 15 días y se llevan fruta y verdura que aguante un tiempo, como los plátanos, las manzanas o las peras”, explica a El Plural la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA).

A este factor se suma la falta de medidas de protección, demandas en estas semanas por los empresarios y trabajadores. “No hay furgonetas suficientes para trasladar a los empleados al campo, no hay EPIs suficientes ni mascarillas, eso en el caso de que haya trabajadores disponibles”, asegura a este periódico la asociación. Este es el caso de las jornaleras de Huelva, procedentes de países africanos, siendo Marruecos el más destacado. Este año, la campaña de la fresa, con apenas 6.000 empleadas, según la asociación. “En Huelva se les están cayendo los pedidos de la fresa que se realizan desde Alemania, Francia o Bélgica, por eso no se está recogiendo apenas este producto”. Y quienes lo recogen se ven expuestas a la falta de medidas de seguridad. Por ello, desde los asentamientos de la provincia se reclama la regularización de estas trabajadoras, afectadas por el cierre de fronteras con sus países de origen y teniendo en cuenta que la última regularización se realizó en el año 2005.

Pero la falta de medidas o el cambio en los hábitos de consumo no son los únicos problemas a los que se enfrentan los agricultores. El mayor de todos, y en el que hace hincapié Asaja es la falta de mano de obra.

Como consecuencia de las medidas adoptadas durante el Estado de Alarma, los agricultores no cuentan este año con la mano de obra procedente de Bulgaria o Rumanía. Cada temporada cientos de miles de trabajadores son contratados en origen y desplazados hasta nuestro país para trabajar en las campañas de recogida y siembra. Extremadura, Andalucía, Valencia, Murcia, Aragón y Cataluña son las comunidades autónomas que más jornaleros demandan. Sin embargo, este año los empleados nunca llegaron, debido a las restricciones de movilidad que pronto se implantaron en Europa. Por ende el campo se ha quedado vacío y necesita urgentemente la incorporación de entre 100.000 y 150.000 jornaleros para las campañas de recogida y siembra.

“El sector agrario es el que menos paro ha generado en el mes de marzo y además es el que está demandando trabajadores”, recuerda a la administración Asaja, que considera inconcebible que en las pasadas semanas la administración aprobara medidas que han perjudicado seriamente a este sector. “Se ha puesto a disposición de los ayuntamientos 136 millones de euros para que contraten a trabajadores del campo para realizar obras municipales, cuando lo que estamos pidiendo es precisamente mano de obra”, insiste la portavoz de la asociación a este periódico.

Por ello, el Consejo de Ministros ha aprobado hoy nuevas medidas para que se flexibilice la jornada laboral, extendiéndose el horario más allá de las ocho horas en el campo, y para que los propietarios de explotaciones agrarias puedan emplear a los parados, a aquellos que perciban el subsidio agrario o una renta agraria, que se encuentran en zonas próximas a las campañas de recogida. De esta forma podrán compatibilizar su prestación con la actividad agraria hasta el día 30 de junio. El Real Decreto no incluye a los empleados afectados por los ERTEs ni a los autónomos que cobran prestación por cese de actividad.

Se trata de nuevas medidas que llegan ‘in extremis’ a España y que han sido aplicadas con anterioridad en otros países de la Unión Europea, como es el caso de Francia, donde el campo actúa como dinamizador de la economía. “Hay que ayudar al campo porque el sector agrario puede actuar de revulsivo. Es riqueza para el país”, reclama Asaja.

¿Y los ganaderos?

El campo no es el único sector que está padeciendo las consecuencias de la lucha contra el coronavirus. Los ganaderos del sector ovino y caprino han sido fuertemente golpeados por el cierre de los restaurantes. También los del cerdo ibérico. El mercado de estos alimentos ha caído en un 80 por ciento al tratarse de productos que no son de consumo habitual en los hogares pero que sí lo son dentro del canal Horeca, que engloba a empresas de hostelería, restauración y catering

“Solicitamos que se de una ayuda al ganadero y que se ponga en marcha el denominado ‘almacenamiento privado’, que se ha puesto en otras ocasiones en funcionamiento para otros sectores. Se trata de congelar la carne hasta que ésta salga al mercado y se pague al ganadero por ello”, solicita la portavoz de la asociación. Aunque no sólo se trata del consumo de carne, el precio de la leche de estos pastos ha caído en picado y algunos ganaderos ven incluso amenazada la producción de lácteos. Por lo que la pregunta que ahora se realizan los ganaderos es cómo sobrevivir en lo económico al Covid 19.