La vorágine que atraviesa la humanidad es una realidad de todos. El mundo, el único que existe, no está girando ahora mismo. Sin rumbo y a la deriva, se normalizan miles de muertes de personas inocentes como si fuese algo ajeno. Como si hubiese más vidas. 'Iván' (pseudónimo elegido para preservar su anonimato), es un ciudadano ruso que dejó su país la noche del 18 de septiembre de 2021. Cogió un vuelo de San Petersburgo a Moscú, y de allí otro a Madrid para aterrizar en Sevilla. El sentido común se ha cobrado cara su libertad renunciando a estar cerca de los suyos. Huyó antes de la brutal invasión a Ucrania que inició Vladímir Putin el 24 de febrero de 2022.
Su historia refleja la presión y el miedo a un sistema que oprime mientras sus palabras definen unos valores sustentados en la valentía: nadie busca huir de su tierra si es hogar.
Pacifista declarado, rescata y encarna, sin ser consciente, la esencia de lo que señala el pintor y escultor César Manrique: “Ante la presencia espectacular del destrozo y deterioro sistemático de nuestro planeta, por ese afán desmedido de poder y riqueza, nos encontramos en condiciones de intuir […] la catástrofe”.
Bastante premonitorio. Bastante carente de sentido lo que sea que esos señores necesitan para parar el genocidio. Unánime y silenciado el grito de alto al fuego si los que están al otro lado no quieren escuchar. Iván representa la historia de muchos que como a él, no les ha quedado más remedio que solicitar el asilo político en España para no volver a Rusia. Con un perfecto español y precisas palabras se lo cuenta a ElPlural.com.
Pregunta (P): ¿Cuál fue la necesidad que te llevó a dejar tu país?
Respuesta (R): Nací en San Petersburgo, tuve mi allí mi infancia, mi colegio, mi instituto... A los 14 años entendí que algo estaba mal en Rusia. A los 16 me di cuenta de que no tenía futuro en mi país. Entonces empecé a pensar cómo podía salir, cómo podía hacer las cosas bien. Quise entrar en la universidad de arquitectura y terminar la carrera en San Petersburgo, luego irme a Australia para estudiar el máster y vivir en un lugar donde nadie pudiera tocar mi libertad. En un lugar tranquilo, olvidado del mundo, donde no pasa nada y donde poder vivir mi vida.
No entré en la universidad la primera vez, tampoco una segunda, y ahí entendí que con el sistema educativo que tenemos en Rusia, es mejor no entrar. Es cruel. No es honesto. Tuvimos un montón de fraudes, errores y a los 19 años decidí, junto a mi madre, que lo mejor era acceder directamente a una universidad extranjera. Las universidades de Andalucía tienen un programa que ayuda a los extranjeros no europeos a entrar por nota media de su bachillerato. Me vine con 21 años a Sevilla. De los 19 a los 21, desde Rusia, dediqué esos dos años a preparar mi viaje, aprender español, trabajar y ganar dinero. El objetivo era entrar en la universidad española porque eso era una razón de visa y un motivo para salir de mi país.
Empecé a pensar cómo podía hacer las cosas bien. Vivir en un lugar donde nadie pudiera tocar mi libertad y pudiera vivir mi vida
P: ¿Cómo conseguiste salir de Rusia?
R: Salí con visa de estudiante. Entré en la Universidad de Sevilla desde Rusia. Era septiembre del 2021, cinco meses antes de que estallase la guerra.
P: ¿Estás estudiando arquitectura en España?
R: No, soy el futuro Indiana Jones (risas). Estudio arqueología. Era mi segunda opción, pero menos mal que no entré en arquitectura. Por la cantidad de problemas que tuve en Rusia, no soportaría estudiar algo tan complicado como arquitectura, demasiado técnica como carrera, quiero decir. Actualmente, estoy en mi tercer curso que dividí en dos, quería tomar una pausa para dedicar más tiempo a trabajar.
P: Es admirable tu filosofía ante la vida. ¿Qué hay de tu familia? ¿Qué situación tienen ellos?
R: Bueno, mi madre digamos que está más harta que yo de Rusia: de la situación económica, de la gente que quiere el odio por el odio.
P: ¿Odio a las decisiones políticas?
R: No es odio a nuestro país, ni odio a Ucrania. Simplemente es algo que está en el aire. Es odio por odio ¿sabes? “O estás con nosotros o estás contra nosotros. Somos así y no te vamos a gustar si eres diferente”. España también está muy dividida políticamente, si soy de izquierda odio que seas de derechas y si soy de derechas te voy a llamar rojo y comunista. Qué triste, sí, pero una vez paran de hablar de política, se sientan en un bar y se ríen con naturalidad de la vida. En Rusia no. Mi padre sin ir más lejos me rechazó porque yo no quería ayudar a Rusia.
Es simplemente odio por odio. O estás con nosotros o estás contra nosotros
P: ¿Tu padre está a favor de la guerra?
R: Sí, está a favor. Es una persona complicada, para mi es el contraejemplo. Tenemos valores distintos que no comparto. Llevo unos seis años sin hablar con él y toda la vida evitándolo. Es gracioso leer que él me rechaza como hijo cuando es mutuo.
P: Y tu madre, ¿te gustaría que estuviese aquí contigo, claro?
R: Sí, mi madre ante todo es mi mejor amiga. Es imposible pedir asilo político para ella porque para solicitarlo necesitas tener miedo real de volver. Yo, por ejemplo, si vuelvo a Rusia, me van a obligar luchar en la guerra. Tengo miedo de mi vida y de mi libertad.
Soy hombre entre 18 y 30 años, capacitado y apto para servir en la mili y no tengo ninguna razón para no defender mi país. Les da igual si estoy a favor o en contra de la guerra, de hecho, como seas activista con más motivo. Nada más salir del aeropuerto, cualquier policía -si no lo hacen dentro del aeropuerto- puede pararme.
“Mi madre ante todo es mi mejor amiga”
P: Volviendo a tu madre, ¿Cuál es el plan para ayudarla a llegar a España?
R: Muy buena pregunta, todavía no tengo respuesta. Podría venir como turista, pero es muy caro y solo temporal. No pueden venir con asilo político porque como te decía has de tener “miedo” a que el gobierno, alguna banda o mafia te persigan. Pero nadie persigue a las mujeres en Rusia, aunque teman por sus vidas, pero no es un miedo “tangible”. A mí como hombre sí pueden mandarme al ejército, a ellas no.
P: Entiendo lo que me quieres decir, están en una clara y silenciada desigualdad. ¿Me cuentas sobre tu estancia en Sevilla?
R: Cuando salí de mi país, con visa de estudiante, llevaba medio año en Sevilla viviendo cuando estalló la guerra. Una vez empezó ésta, bloquearon el Swift (el sistema bancario entre países). No tenía dinero para seguir. Tampoco derecho a trabajar.
Y tuve una opción sin opciones. Estaba entre pedir ayuda a España solicitando el asilo político o volver a Rusia (esta opción la descarté por completo). O, tercera cosa, vivir aquí ilegalmente porque si se terminaba mi dinero no tenía derecho a trabajar porque con visa de estudiante no puedes. Sin saber qué hacer, me decidí por solicitar asilo político.
Tuve una opción sin opciones: pedir asilo político
P: Y, ¿ahora con el contrato que tienes podrías tener tu residencia?
R: Es más complicado, no lo sé, cada país tiene unos requisitos en función de la nacionalidad que vengas. Si es un país el que necesita, por ejemplo, “constructores espaciales” te dan visado y residencia. Pero siendo camarero, no es el caso, “no me necesitan”. De momento no tengo residencia. Los estudiantes tenemos estancia (que no residencia). Me dejaban estar en España porque tenía estancia, pero ésta no me daba derecho a trabajar por eso una vez que se terminó el dinero decidí solicitar refugio. Éste si te da derecho a trabajar. Ese fue mi motivación principal para solicitar asilo político.
Solicitante de refugio es como una fase intermedia, todavía no eres refugiado. Tal vez hay un montón de casos y va muy lento o quizá quieran esperar hasta un cierto momento y después rechazar la solicitud.
P: ¿Cómo te planteas vivir aquí si se acaba el asilo político?
R: En nada hago tres años viviendo aquí. Y eso ya se considera arraigo social. Te permite estar en España.
P: Cuánto me alegro. ¿Tu mayor “miedo” ahora podría ser la situación de tu madre en Rusia? Cómo es esa parte de no saber si mañana tu vida va o no a desaparecer. El trauma derivado puede incluso hacer que te cuestiones si lo que estás viviendo es real.
R: Es miedo…Sí, existe. Ese miedo y ese trauma son constantes, vives cada día y cada momento con él. Te acostumbras y sigues viviendo.
Y sí, tenemos miedo, pero la cuestión es qué haces con ese miedo. ¿Te escondes? ¿Empiezas a llorar o sencillamente empiezas a hacer cosas para moverte, para sobrevivir? Yo tuve ese miedo al ejército durante los tres años que viví en Rusia desde que cumplí 18. La mili es obligatoria para los mayores de edad y salí del país con 21. Mi hermana y madre siguen en Rusia. Estamos todos muy, muy, muy hartos. Ninguno queremos seguir allí. Mis cuatro amigos están fuera. Uno incluso ha conseguido ya la nacionalidad holandesa. Otro está en Tailandia, otro en Serbia, otro en Portugal y yo en España.
En principio vine para huir, no conocía nada de España, apenas sabía español cuando me decidí por este país. Una vez empecé a ir a la escuela de idiomas y a conocer a gente me gustó mucho. Sois mucho más abiertos. Cómo te explico, es como vivir dos vidas, dos mundos diferentes.
P: Pienso que lo estás haciendo realmente bien. ¿Hay algo que te gustaría que la gente de a pie pudiéramos hacer por ti?
R: Simplemente no esperar que los rusos sean todos enemigos de Europa. Hay una propaganda muy fuerte contra Rusia que hace pensar que todo el mundo odia a los rusos solo porque somos rusos y porque tenemos otro estilo de vida. Y como diría Goebbels: "Una mentira mil veces dicha, se convierte en una verdad". Somos muchos los rusos que estamos en contra del régimen de Putin, y cada día escuchamos que los europeos y estadounidenses nos odian. Mi experiencia aquí en España dice que no. Hay gente para todo como en todas partes. Hay unos cuantos que odian a los rusos, como hay quien odia a los ucranianos. No es una regla, sino una excepción. Así que lo que podéis hacer por nosotros es simplemente intentar no crear esa imagen de propaganda contra Rusia alimentando la idea de que todos los occidentales odian a los rusos.
P: ¿Tú te has sentido odiado en España?
R: No, en general no. Por rusos que viven en España sí. Bueno, y por algún ucraniano.
P: ¿Por qué por rusos?
R: Hay rusos de todo, ellos me consideran un traidor de mi patria. Y los traidores de la patria siempre tienen enemigos.
“Los traidores de la patria siempre tienen enemigos”
P: ¿Con qué derecho puede odiarte un ruso que vive en España si es igual de desertor que tú?, si están a favor del régimen ruso, ¿por qué no viven en Rusia?
R: Me encantaría poder decirles eso (risas). Es hipocresía. Ellos piensan: “sí, estamos a favor de Putin, pero no queremos vivir en la miseria que él creó, se vive mejor en España”. No merece la pena ni responderles. Al fin y al cabo, tampoco podemos echarles. Simplemente es su opinión. Si expulsamos a todos los que tienen una visión con la que no estamos de acuerdo, no vamos a ser mejores que los rusos, estaríamos actuando exactamente igual que ellos. La violencia no es la forma. Creo en el diálogo.