Las cataratas son la principal causa de ceguera reversible en el mundo. Aunque asociadas al envejecimiento, esta afección ocular afecta a millones de personas cada año, independientemente de su edad. Lo que comienza como un leve deterioro de la visión puede progresar hasta una opacidad significativa que dificulta las actividades diarias, como leer, conducir o incluso reconocer rostros. Afortunadamente, la cirugía moderna ofrece una solución definitiva que no solo restaura la visión, sino que puede mejorar otros problemas refractivos.
¿Qué son las cataratas?
Para comprender las cataratas, es esencial saber qué es el cristalino. Este tejido intraocular actúa como una lente natural que enfoca las imágenes en la retina, permitiéndonos ver con claridad. Sin embargo, cuando el cristalino pierde su transparencia y se opacifica, se forma lo que conocemos como catarata. Este proceso, aunque impactante en sus efectos, es completamente indoloro.
El cristalino es un tejido intraocular transparente y constituye un elemento óptico primordial para que la imagen que vemos se enfoque correctamente en la retina, es decir actúa como una lente natural", explica la Dra. Verónica Gómez Calleja, especialista del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Infanta Elena, centro integrado en el servicio público de la Sanidad Madrileña (SERMAS). "Cuando pierde su transparencia y se opacifica, hablamos de cataratas y es un proceso totalmente indoloro pero que puede provocar la pérdida de visión".
Factores de riesgo y tipos de cataratas
Cualquier persona puede desarrollar cataratas, pero hay factores que aumentan significativamente el riesgo. La edad es el principal, ya que las cataratas seniles son las más comunes y suelen aparecer a partir de los 50 años. Otros factores como la diabetes, el consumo de tabaco y alcohol, y la exposición a radiaciones ionizantes también juegan un papel importante. “Hay distintos tipos de cataratas y no todas van a afectar a la visión de los pacientes. Las más comunes son las que se relacionan con la edad, denominadas cataratas seniles y suelen empezar a aparecer a partir de los 50 años”, añade la doctora.
No todas las cataratas afectan por igual. Además de las relacionadas con la edad, hay tipos asociados a enfermedades sistémicas, traumatismos o incluso medicamentos. Identificar su origen puede ayudar a adaptar el tratamiento de manera personalizada.
¿Cómo saber si tienes cataratas?
Las cataratas seniles tienen un desarrollo lento y progresivo, por lo que al principio pueden pasar desapercibidas. Entre los síntomas más comunes están los cambios frecuentes en la graduación de las gafas, la dificultad para ver de noche, y una visión borrosa o amarillenta. "Las cataratas seniles se desarrollan de forma lenta por lo que es común que al principio los pacientes no presenten síntomas", señala la doctora. "Con el tiempo, se pueden notar dificultades para ver de noche, reducción en la percepción del contraste o visión más nublada".
Esta progresión gradual hace que muchas personas no busquen ayuda hasta que la catarata está bastante avanzada. Sin embargo, un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia en la calidad de vida y el tratamiento.
¿Se pueden prevenir las cataratas?
Aunque el paso de los años es inevitable, hay hábitos que pueden ayudar a retrasar la aparición de las cataratas. Reducir o eliminar el consumo de tabaco y alcohol, proteger los ojos de la exposición a radiaciones y mantener un control adecuado de enfermedades como la diabetes son medidas clave. "Podemos influir sobre factores modificables, como el consumo de alcohol y tabaco", comenta la Dra. Gómez Calleja. Sin embargo, subraya que hay límites: "Hay factores intrínsecos, como la edad, que no podemos modificar".
Aunque estas acciones no eliminan completamente el riesgo, contribuyen a mantener una mejor salud ocular durante más tiempo.
El único tratamiento: la cirugía
Actualmente, no existe ningún tratamiento farmacológico o no quirúrgico para las cataratas. Una vez que el cristalino se opacifica hasta el punto de afectar la calidad de vida, la única solución es la cirugía. "La operación es aconsejable cuando se ve afectada la visión y la calidad de vida del paciente", explica la especialista.
El procedimiento consiste en reemplazar el cristalino dañado por una lente intraocular. Es una intervención rápida y segura que, en la mayoría de los casos, permite al paciente recuperar una visión clara de forma inmediata. Además, el beneficio es permanente: "La cirugía es definitiva, ya que el cristalino opacificado se sustituye por una lente intraocular", asegura la doctora.
Más allá de la catarata: corregir otros problemas de visión
Uno de los aspectos más interesantes de la cirugía de cataratas es que no solo elimina la opacidad del cristalino, sino que también puede corregir problemas refractivos como la miopía, el astigmatismo o la hipermetropía. "Con una lente adecuada, podemos corregir defectos refractivos para que el paciente sea independiente de las gafas", afirma la Dra. Gómez Calleja. Sin embargo, advierte que esta corrección tiene límites: "La miopía más frecuente es la miopía axial y se debe a tener un globo ocular más largo de lo normal. Cuando operamos de catarata podemos corregir la graduación pero no vamos a cambiar el tamaño del ojo y por ello seguirá siendo un ojo miope".
Esta posibilidad de personalización hace que cada cirugía sea única, adaptada a las necesidades y características del paciente.
¿Seguiré necesitando gafas después de la operación?
La necesidad de gafas tras la operación dependerá del tipo de lente intraocular que se implante. Existen lentes monofocales, que corrigen la visión lejana pero requieren gafas para leer, y lentes multifocales o bifocales, que permiten cubrir un rango más amplio de distancias. "La elección dependerá de las características y del estudio de cada paciente, de los objetivos que tenga y también de los medios disponibles de cada centro", explica la experta. Cada caso se estudia minuciosamente para garantizar el mejor resultado posible.
En algunos casos, las lentes multifocales pueden ofrecer independencia total de las gafas, pero requieren cumplir con ciertas condiciones específicas para asegurar su éxito.