Los cantos agresivos en los estadios hacia cualquier jugador de fútbol son condenables, pero a nadie escapa la hipótesis de que la suspensión del partido de Segunda, Rayo Vallecano – Albacete, sea un aviso a navegantes respecto al clásico Barcelona – Real Madrid, del próximo miércoles. Una advertencia de que se puede suspender un partido a la mínima.

No ha sido la mejor manera de coger el toro por los cuernos. La primera vez en la historia que se suspende un partido en España por cantos de los aficionados, es justamente cuando esos cantos son contra el nazismo. Concretamente contra Roman Zozulya, un jugador ucraniano que, de manera bastante explícita, declara su ideología nazi y que forma parte del Albacete.

He tenido la ocasión de hablar con un amigo aficionado del Rayo que asistió al Estadio de Vallecas y, aunque no estaba de acuerdo con las formas, con los insultos y con personalizar en un jugador el enfrentamiento contra el fascismo, estaba indignado por el agravio comparativo. Llevamos años escuchando en los estadios los gritos que imitan a los monos cuando toca el balón un jugador negro. También sufren acoso los homosexuales. Y no hay que olvidar el denigrante canto machista y misógino “Shakira es de todos” dirigido hacia el defensa del Barça Gerard Piqué. En ningún caso se ha suspendido el partido. Ni siquiera cuando la víctima del acoso decidió irse del campo. Los esfuerzos, antes de solidarizarse con él, siempre han ido en la dirección de convencerle para quedarse.

“No juego más”, dijo Samuel Eto’o, ex jugador del Barcelona y del Real Madrid, hace unos años en un partido en La Romareda, estadio del Zaragoza, ante los insultos racistas contra su persona. La reacción fue la de siempre. Compañeros y entrenador convencieron al camerunés para que volviera al campo. De suspensión del partido, ni hablar. Todo quedó en una pequeña multa al club local

Es muy conocida una foto de Roman Zozulya, en una pista de baloncesto, luciendo una camiseta con el número 18 y señalando un videomarcador con el resultado 14 – 88. Todos estos números simbolizan al nazismo. El 18 significa Adolf Hitler (1=A, 8=H), el 88 significa Heil Hitler (8=H, 8=H) y el 14 hace referencia a las 14 palabras de la frase de David Lane: “Debemos asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños blancos”. Pocas dudas quedan, entonces, sobre el personaje en cuestión.

Cuando se difundió  esa imagen Zozulya, un grupo de aficionados del Rayo Vallecano, que acababa de fichar al jugador, acudieron a la Ciudad Deportiva para insultar al ucraniano y pedir que se rescindiera su contrato –algo que, efectivamente, se hizo-. El presidente de la Liga, Javier Tebas, ex militante de Fuerza Nueva y votante de Vox, decidió presentar una querella criminal contra 17 aficionados del Rayo, por los hechos descritos. Nunca hemos sabido de querellas criminales contra hinchas racistas, homófobos o xenófobos, por parte de Tebas. Pocos creen en las casualidades.

Mientras tanto, Tsunami Democrátic sigue enviando mensajes de amenaza. La advertencia de que un partido se puede suspender por los cantos de los aficionados puede ser un tiro que salga por la culata, porque da una vía más a los independentistas radicales para boicotear el enfrentamiento. Bastará con llamar nazis o fascistas a los jugadores del Real Madrid. Y ya sabemos que mucho no les costará hacerlo

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com

@enricsopena