Son días felices para los miembros de HazteOír. El pasado viernes, la Audiencia Provincial de Madrid levantó el veto al autobús tránsfobo y podrá volver a circular por la Capital de España. Algo que no ha caído en gracia en gran parte de la sociedad, incluso en colectivos como el de Arcópoli que  se muestra temeroso por el auto de la Audiencia.

A través de un comunicado, la asociación que defiende los derechos del colectivo LGTBI ha declarado que los mensajes de odio que transmite HazteOír están destinados a “atacar la dignidad de las personas transexuales, en especial de los niños”. Apuntan que la Audiencia provincial se opone a “la calificación del Ministerio Fiscal y Delegación de Gobierno”, que en su momento creyeron que tendía “relevancia penal”.

Según Diego Rey, representante jurídico de Arcópoli, no ha cambiado “el riesgo de perpetuación de la comisión de un delito ni la alteración de la paz pública y creación de un sentimiento de inseguridad o temor entre las personas por razón de su identidad sexual, especialmente entre los menores”. Consideran que “este mensaje promueve el odio y la discriminación contra un grupo por razón de su identidad sexual y esto es delito”, según recoge el Código Penal en su artículo 510.

HazteOír, contra todos los “violentos”

El colectivo ultracatólico está de enhorabuena, sí. Pero también está de estreno. En la mañana de este lunes, Ignacio Arsuaga – cabeza visible de HazteOír -, ha anunciado que fletarán un avión que sobrevuele las playas españolas portando “un mensaje impactante”.

En la presentación de esta nueva campaña, Arsuaga ha cargado contra todo el mundo que le criticaron. Incluso califica como violentos a los grupos LGTBI, “Podemos y sus escuadrones violentos”. Ha intentado retratar a todo el mundo, incluyendo a Manuela Carmena, Cifuentes, Dancausa y “los defensores de la ideología de género”.

Pero no se vayan todavía, que aún hay más. El líder del colectivo ultracatólico ha declarado que “me gustaría pensar que el juez y el fiscal no estaban en comunicación con Carmena, Cifuentes y Dancausa” dado que, en caso de ser así, “estaríamos ante una utilización del poder judicial para imponer una nueva ideocracia”. Ignacio Arsuaga también tiene su punto conspiranoico.