¿Alguna vez se ha detenido a pensar sobre lo que contiene el agua de color blanquicino que acompaña a los berberechos enlatados? No hay que olvidar que conviene estar atento al numero de conservantes que incluyen este tipo de productos porque cuanto menos, mejor. En el caso del alimento del que hablamos, sin embargo, no existe razón para preocuparse, ya que el líquido que viene en las latas no es más que el agua en el que se han cocido previamente.
Esa agua, además, contiene algunos nutrientes que han sido expulsados del cuerpo de esta concha tan apreciada, pero sin ningún interés nutricional. Se puede consumir, ya que aunque no supone ningún beneficio para la salud, tampoco representa un riesgo. La legislación sobre conservas de España exige que los llamados líquidos de gobierno (los que acompañan los alimentos enlatados) no perjudiquen a la salud. Incluso, hay quien usa el agua de los berberechos para hacer salsas de ceviche o para guisos.
Bajo en grasa y con muchos nutrientes
El berberecho es un alimento bajo en grasa, que cuenta con 47 calorías por cada 100 gramos del producto. Su principal aporte son las proteínas q(un 11 por ciento de su composición.) y el resto es básicamente agua. Contiene un interesante contenido en minerales, principalmente, yodo, y también calcio, hierro, potasio, fósforo y selenio, además de aportar niacina y vitamina A, según la Fundación Española de Nutrición (FEN), citada por El Español.
En el día a día de nuestras cocinas, la inmensa mayoría de los hogares recurre a los productos enlatados, desde legumbres y verduras hasta carnes o pescado. Al adquirirlos en el supermercado es fundamental prestar atención al etiquetado para ver qué sustancias contienen para su conservación. Mientras más preparación tiene el alimento en cuestión, más aditivos, la mayoría de origen químico, los más prejudiciales.
Tirar aceites por el fregadero es contaminante
Es por ello que muchos consumidores se deshacen del contenido líquido de las latas vertiendolo en el fregadero. Hay que saber, sin embargo, que esto conlleva riesgos para el medio ambiente y no es nada responsable, ya que el aceite de las conservas puede contaminar el agua. Un solo litro afecta a mil de agua. La solución correcta es reciclar correctamente el aceite de cocina. Pero eso es ya harina de otro costal, que bien merece otro artículo.