La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha condenado enérgicamente el robo ocurrido el pasado domingo en el museo del Louvre de París. El hurto términó con la desaparición de ocho piezas de joyería sobre las que la UNESCO ha advertido que pone en peligro la conservación, estudio y transmisión de objetos históricos, al tiempo que alimenta el tráfico internacional de bienes culturales, lo que podría tener "graves consecuencias".
La organización ha instado a través de un comunicado a todas aquellas personas en el comercio de bienes culturales, tanto profesionales como adquisidores, a “que extremen la vigilancia y se abstengan de adquirir o participar en la importación, exportación o transferencia de propiedad de dichos bienes de conformidad con la Convención de la UNESCO de 1970".
Asimismo, han advertido de que el tráfico ilegal de bienes culturales “no conoce fronteras” y a menudo es factor clave en “el blanqueo de capitales, el fraude fiscal y, en ocasiones, incluso la financiación de actividades terroristas".
“Ante esta lacra, la UNESCO lleva décadas trabajando (...) para fortalecer los marcos jurídicos, capacitar a profesionales del patrimonio y funcionarios de aduanas, y concienciar al público”, han señalado en el mismo sentido, informando además de que recientemente se ha inaugurado el Museo Virtual de Bienes Culturales Robados a fin de “concienciar” y “dar visibilidad” a este problema.
Pérdidas de hasta 88 millones de euros
La suma del valor de las joyas robadas en el museo de Louvre el pasado domingo, muchas de ellas pertenecientes la familia real francesa, ascendería hasta los 88 millones de euros, tal como ha comunicado Laure Beccuau, fiscal de París, según fuentes del propio museo.
El suceso tuvo lugar poco después de la apertura del museo. Fuentes policiales aún no han revelado ninguna pista sobre la identidad de los autores, los cuales entraron en el edificio a través de un montacargas y a plena luz del día.
El robo ha generado mucha polémica en torno a los niveles de seguridad que se encuentran en uno de los museos más importantes del mundo. El hurto en cuestión tuvo lugar cerca de donde se encuentra guardada la Mona Lisa, la cual ya fue robada en 1911, el que se consideraba como el robo más famoso en la historia del Louvre.
Las autoridades francesas y el personal del museo han afirmado que los protocolos funcionaron correctamente, ya que la prioridad siempre fue velar por la seguridad de los visitantes que ya se encontraban en el recinto en el momento del robo.
La Unión Europea y la UNESCO, entre otras, son instituciones que ya contemplan y fomentan la lucha contra el tráfico de bienes culturales. Algunos de los supuestos que entran en dicha categoría son: el robo de patrimonio cultural de instituciones o colecciones privadas (en los que entrarían los sucesos de este domingo), el saqueo de yacimientos arqueológicos o el traslado de objetos de interés cultural o histórico debido a guerras.
Muchas de estas instituciones consideran a estos hechos como de extrema gravedad, no solamente por la pérdida de los bienes en concreto, sino porque en multitud de ocasiones el valor obtenido con estos robos son utilizados para actividades de blanqueo de capitales o incluso para financiación de actividades terroristas.
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