Después de que se conociese que los herederos del dictador Francisco Franco intentan vender el Pazo de Meirás, ahora se sabe que también han puesto a la venta la finca asturiana que tiene en San Cucao (Llanera). Se trata de una “impresionante propiedad de más de 50 hectáreas” por la que piden 5 millones “negociables” y que también está a la venta en la inmobiliaria especializada en fincas y mansiones de lujo, Mikeli, de Cantabria.

La polémica ha rodeado la venta del Pazo de Meirás, después de que la Diputación de A Coruña pidiese a la Xunta de Galicia que impidiese la venta que pretende la familia Franco por 8 millones, al tratarse de patrimonio gallego que fue regalado al dictador tras recaudar donaciones entre los vecinos.

Por el contrario, la finca asturiana se ha librado de la polémica. La llamada casina por la familia Franco se había librado de la venta porque la hija del dictador la había mantenido para recordar a sus padres. Pero ahora, tras su fallecimiento, los siete nietos de Franco se están deshaciendo de las propiedades que no son rentables. Se calcula que el dictador legó a su familia un patrimonio de 600 millones de euros entre fincas, casas, sociedades, negocios y cuentas bancarias, no todas en España.

Según relata el Diario Montañés, hay una diferencia con el Pazo de Meirás, pues esta propiedad estaba en manos de los Franco como herencia de Carmen Polo, la mujer del dictador. De hecho, le viene de parte materna, de los Martínez-Valdés, que en el padrón de Llanera aparecen en el siglo XVII como hijosdalgo notorios, rama familiar que nunca vio bien que la ovetense se casara con el comandantín.

La finca cuenta con varios edificios, como una cuadra, un palomar y una cabaña a las que se añadieron más fincas anexas con el paso de los años. Esta finca, ahora cuidada por unos guardeses, solía acoger al dictador y a su esposa en varias visitas al año, como en Semana Santa o cuando Franco iba a a Asturias a pescar salmones. Además, fue el “nido de amor” del matrimonio en su luna de miel.

La casa es “la típica casa solariega asturiana, señorial y blasonada, de planta rectangular, con unos 300 metros cuadrados, dos pisos y bajocubierta, una decena de habitaciones y varios salones y cuartos de baño”, según explica Antonio Avilés, portavoz de la inmobiliaria.

 

La mansión es todo un museo franquista, con retratos del dictador y vajillas con emblemas de la dictadura. Y combina los trofeos de caza y los animales disecados con “un oratorio con dos retablos, cruces, velones, estampas, rosarios y vírgenes”.

Desde la inmobiliaria ya han hecho contactos con la Asociación de Hostelería y Turismo en Asturias, Otea, porque la finca “ofrece muchas posibilidades para un inversor del sector hostelero toda vez que se trata de un lugar único por su historia y su sello”. “Quizá para convertirla en un hotel, la casa principal se quedaría corta de habitaciones, igual que Meirás, pero se podía construir un edificio anexo con más cuartos y un spa. Incluso un campo de golf”.