"Los hombres temen que las mujeres se rían de ellos. Las mujeres temen que los hombres las asesinen". La escritora canadiense Margaret Atwood resumió con estas acertadas palabras la situación que afrontan día a día las mujeres, sin distinción del campo de batalla: la calle, el trabajo o en lugares de ocio; siendo los que más, desafortunadamente, aquellos que se producen con la pareja o en el ámbito familiar.

Una vez más, las principales plazas y avenidas de las grandes ciudades del país volverán a teñirse de morado este sábado con el 25 de Noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género, el fin de todas las violencias machistas. Según cifra la Delegación del Gobierno en esta materia, en lo que va de año, al menos 52 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas por esta lacra -buena parte de estos crímenes se cometieron en los meses de verano-, lo que supone un aumento con respecto al cómputo global de 2022, cuando la cifra anual quedó en 49 víctimas mortales.

Llegados a este punto, sólo queda preguntarse, ¿cuándo acabará esta pesadilla? “Desgraciadamente, mucha gente ha normalizado ya estas cifras”, señalan desde Federación Mujeres Jóvenes (FMJ) en conversaciones con ElPlural.com, apuntando a la par claves como “políticas efectivas y promoción de la igualdad” para amparar la lucha contra el machismo. “Mientras seguimos calladas, nos siguen matando, violando, pegando. Queda mucho por hacer y muchas leyes que construir”, insisten.

El movimiento feminista como punto de encuentro

Pese a las divisiones que han nacido en los últimos años a raíz de discrepancias de fondo dentro del movimiento feminista, la batalla contra la violencia machista debe darse desde la unión; sin embargo, la realidad deja un escenario fragmentado. “Me parece gravísimo y triste que se monten dos manifestaciones, que hayamos caído en una división que sigo sin entender cuando estamos reivindicando que acabemos con todas las violencias machistas”, lamenta, por su parte, la activista feminista Pamela Palenciano en conversaciones con este periódico.

Gracias a la lucha de siglos del feminismo, se ha conseguido visibilizar el problema de primer orden que supone la violencia de género, pese a que los retos y desafíos que aún hay por delante continúan dando la batalla a pesar de los avances. “La movilización continua es esencial para mantener la presión y exigir cambios estructurales. Con la ley del ‘solo sí es sí’ se ha dado visibilidad al problema”, secundan desde FMJ.

En las principales capitales de provincia y ciudades del país, tales como Madrid, en donde se han convocado manifestaciones feministas por el 25N, se volverá a repetir el mismo escenario que el pasado 8 de marzo: dos convocatorias distintas. Foro de Madrid contra la Violencia a las Mujeres y el Consejo de las Mujeres de Madrid capitanearán una bajo el lema Unidad ciudadana y respuesta institucional a las 12.00 de la mañana desde Gran Vía con Alcalá hasta Plaza España. La Comisión 8M ha impulsado la suya y lo harán a las 18.00 horas desde Atocha para culminar en Callao con Se acabó: Nuestra lucha es global como emblema. 

La movilización continua es esencial.

Frente al negacionismo de la ultraderecha, unión entre generaciones

En los últimos años, y a pesar de los logros feministas conseguidos con reivindicaciones a pie de calle que, posteriormente, se ha trasladado a las instituciones plasmándose en forma de leyes y medidas de calado, lo cierto es que el negacionismo de la extrema derecha se ha convertido en el principal enemigo de la lucha de las mujeres. El mero hecho de no hablar de violencia de género o violencia machista, refiriéndose a la misma como “violencia intrafamiliar”, suponen claros ejemplos del intento de silenciar y dejar en un segundo plano la causa.

“Continuar unidas y fuertes con nuestros argumentos es fundamental para poder erradicar las mentiras de Vox. Sin esta ley, las mujeres estamos perdidas. No podemos caer en sus tentativas y en su odio hacia las mujeres”, subrayan desde FMJ.

Para hacer frente a los discursos de odio y de silenciamiento de reivindicación de derechos de las mujeres, la unión no debe darse únicamente en el propio movimiento feminista, sino también en cómo se concibe esta lucha desde las distintas generaciones de mujeres. “Somos la gente adulta las que más tenemos que aprender de los jóvenes, y no al revés. Nosotras tenemos que seguir actualizándonos en la forma de llegar a la gente joven. En cuanto a la gente joven, sobre todo deben entender que la lucha feminista de hace tres siglos ha sido para crear un mundo más humano y justo”, insiste Palenciano ante este respecto.

La Federación Mujeres Jóvenes secunda la dualidad de aprendizaje desde ambas partes, ya que “mientras las feministas mayores pueden beneficiarse de nuevas perspectivas y enfoques para abordar la violencia de género”, las jóvenes pueden extraer conceptos y modelos a seguir “de la experiencia y lucha histórica” de las más veteranas. “En estos tiempos tenemos la violencia digital muy viva y muchas mujeres, sobre todo las jóvenes, que la sufren día a día a través de sus pantallas”, añaden.

La lucha contra la violencia machista seguirá en pie hasta que todas las actitudes y violencias de este calado contra las mujeres queden erradicadas hasta las cenizas. Por esto, y por todos los motivos que nos llevan a pisar fuerte las calles y teñirlas de morado cada 25N u 8M, las mujeres seguiremos dando la batalla. “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”, una reivindicación de Rosa Luxemburgo que no claudicará.