Hace unos días, 44 obras de arte del monasterio de Santa María de Sijena (o Sigena) de Huesca fueron devueltas al cenobio oscense procedentes del  Museu de Lleida. Una sentencia judicial, recurrible, daba la razón al Gobierno de Aragón que reclamaba estas tablas del siglo XV por considerar que su venta fue ilegal. Sin embargo, no sólo el centro museístico leridano tenía entre su colección permanente estas interesantes pinturas, también otras ciudades como Zaragoza, Madrid y Toledo albergan obras de arte del expolio llevado a cabo por las monjas del desmantelado monasterio. ¿Por qué, entonces, el Ejecutivo aragonés no reclama la propiedad de estas obras de arte, y sí las custodiadas por el museo catalán, teniendo en cuenta, además, que Sijena pertenecía hasta hace unas décadas a la diócesis leridana?

Declaración de monumento nacional

La respuesta no deja de ser chocante, máxime si el que la argumenta es nada más y nada menos que el abogado encargado de reclamar su devolución, Jorge Español, que asegura que el resto de las obras expoliadas salieron del convento antes de 1923, año en el que el cenobio de Sijena fue declarado monumento nacional y, por lo tanto, sujeto a las normas estatales sobre el patrimonio histórico-artístico. En este sentido, el letrado asegura que “muchas (obras) se adquirieron en terceras y cuartas compras, por lo que no es tan fácil reclamarlas”.

APUDEPA entra en acción

Sin embargo, las apreciaciones de Jorge Español no son compartidas por la mayoría de los entes  culturales de Aragón, como es el caso de la Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés (APUDEPA), declarada de utilidad pública e institución consultiva en materia de patrimonio cultural. Sus miembros hicieron público un comunicado en el que exigen al Gobierno maño, presidido por el socialista Javier Lambán, a que la Diputación General de Aragón inste al Gobierno de España, “o a quien corresponda, a depositar en el Real Monasterio de Santa María de Sijena los bienes procedentes del mismo que se guardan en los museos de Santa Cruz (Toledo) y del Prado (Madrid) (sic)”.

Santa Cruz acogió las obras en 1959…

APUDEPA tiene claro que la recepción de las tablas, recientemente restauradas, “Presentación de la Virgen en el Templo” y “Ascensión de Jesús”, que custodia el museo toledano, no se ajustan a los términos legales referenciados por el abogado Jorge Español, ya que las obras llegaron al Museo de Santa Cruz por Orden Ministerial el 18 de mayo de 1959, cuando el Real Monasterio era ya Monumento Nacional (bien inmueble concebido ampliamente según lo dispuesto por el Real Decreto-Ley de 1926). “Dichas tablas fueron extrañamente adscritas ese mismo año de 1959, según criterios no científicos, culturales o sociales, al recién inaugurado Museo de Santa Cruz en Toledo”, aseguran. ¿Por qué, entonces, no se reclaman, y las depositadas en el Museo de Lleida sí?

…Y el Prado en 2003

No sólo eso, en  2003, el Estado adquirió en pública subasta la tabla del retablo mayor de Sijena con el motivo de “El nacimiento de Cristo con la Adoración de los ángeles”. Pese a lo dispuesto en el Reglamento de Museos la tabla fue adscrita al Museo Nacional del Prado, donde no se conserva ninguna otra muestra del Real Monasterio de Sijena. Una vez más, Español elude reivindicar para el cenobio oscense esta fantástica obra de arte, asegurando que todas las obras de la pinacoteca madrileña “están acreditadas, por lo que resulta imposible que les reclamemos nada”, dice, a pesar de que como recoge el documento, la de Sijena fue adquirida en 2003, cuando el monasterio era ya un conjunto unitario, indivisible y legalmente protegido. ¿Una nueva incongruencia; una nueva discriminación?

Lo que dice el Estatuto de Aragón

Sea como sea, el caso es que el Gobierno de Zaragoza no lleva a cabo lo que dictamina su Estatuto de Autonomía, reformado en 2007, y donde establece en su artículo 22 que, “en particular, los poderes públicos aragoneses desarrollarán las actuaciones necesarias para hacer realidad el regreso a Aragón de todos los bienes integrantes de su patrimonio cultural, histórico y artístico que se encuentran fuera de su territorio (…)Tales bienes forman parte del Patrimonio Cultural Aragonés, siempre que su origen haya sido Aragón y hayan sido desplazados de su territorio”. Blanco y en botella.