Primero fue el aperitivo de la desaceleración. Más de cuatro se fueron a freír espárragos posteriormente. Hemos hecho el besugo, el merluzo o el pavo con enormes tragaderas y pataleando o sentándonos en la calle como mucho. El postre consiste en el flan de las reformas con dos huevos. No para ahí el banquete.

Seguiremos tragando mientras sigan boquiabiertos los comensales… Los organizadores de la crisis pusieron en marcha un golpe de timón y continúan gritando “¡Quieto todo el mundo!” Todos nos pusimos en el suelo. Y ahora estamos de rodillas. Nos hacen llaves de judo económico y social, nos disparan sus ajustes y recortes…

Nosotros, con los brazos en jarra, padecemos los golpes de los poderes ejecutivo y legislativo. Poderes secuestrados por las autoridades incompetentes de la UE, el FMI o el BCE, siglas que conforman una confederación internacional de caciques aliados.

¡Qué noche de transistores la de aquel día! Hoy no se hacen así las cosas para desmontar la democracia. Los sables no hacen ruido si se sublevan. Pero se nos impone un nuevo régimen, una revolución conservadora con el fervor de los mandamases actuales del reino.

La sardina del carnaval ha sido enterrada. Nuestros derechos agonizan y las derechas lo festejan. La depresión financiera y política sigue por el camino nada verde que va a la ermita de las ofensas y la provocación constante. ¿Es mejor no escuchar, no ver y callar ante el paisaje que nos acoge en sus espinosos brazos?

Bien está la movilización valenciana de estudiantes en defensa de la enseñanza pública y contra la corrupción pese a las cargas policiales. Los “enemigos” a batir son los que exigen justicia social, los que despiertan y se enfrentan a un ordeño y mando vestido de libertad. Quienes denuncian, con la bufanda puesta, frío en las aulas, falta de recursos, de profesores, edificios escolares en mal estado, recortes económicos, en interinos… O los que anuncian acciones judiciales contra la represión a porrazos.

Recortes inexistentes en Educación, según el president de la Generalitat, Alberto Fabra. Sólo “ajustes retributivos temporales que afectan al personal docente”. O sea, que la realidad es una mentira y la malvada oposición sólo sabe calentar la atmósfera. Aquí los únicos enemigos son los que machacan a la ciudadanía con el pretexto de la crisis y los que la estafan constantemente.

Todo vale. Malversación de fondos públicos, fraude en la concesión de ayudas y falsedad documental con la implicación de dos altos cargos del Consell, además de empresarios y responsables de ONGs… Por cierto, ¿demostrará Iñaki Urdangarin su inocencia echando balones al tendido y con el aliento de la infanta Cristina? Rita Barberá y el “inocente” Camps asoman la patita en el entramado del Instituto Nóos, a juicio del duque de Palma. Qué importa. Con una ley de transparencia del PP para despistar todo quedará arreglado.

Por otra parte, Rubalcaba desenfunda y dispara con sus declaraciones. Sabe que Rajoy esgrime su estrategia del miedo para justificar sus puntapiés. Para que todos los asuman inevitablemente y pasen por el aro más estrecho posible. Con la venia o sin ella.

Así crece la miseria y aumenta la pobreza relativa en nuestro país. Las movilizaciones de casi cada día van a ser imparables ante el aumento del paro y un presente sin futuro y a merced de la patronal. La alternativa es imprescindible. Debemos huir de la crisis y de la tupida red de la derecha extrema. La población necesita soluciones equilibradas.

La reforma laboral, naturalmente, atenta contra el derecho al trabajo. El PSOE acudirá al Constitucional si el PP no la cambia. No lo hará. Rajoy llama al sacrificio y cree que la injusticia es justa. Aunque se admita ese recurso, la reforma seguirá coleando. Sólo una sentencia puede modificarla. Eso podría tardar meses o años. Casi nada.

Marc Llorente es periodista y crítico de espectáculos