Esperanza Aguirre es una perfecta y continua arrepentida, una conversa que rehace el camino del error. Pero sobre todo es una política-detergente: purifica la capacidad intelectual de quienes le oyeron decir lo que dijo pero entendieron equivocadamente sus palabras. Cuando dijo lectivas quería decir trabajo, cuando habló de enseñanza no gratuita se refería a los masters (aunque si se refería a los masters, la que fue ministra de educación debería saber que nunca fueron gratuitos). De globo sonda se trata, dicen algunos. De minarle las elecciones a Rajoy, mostrando el verdadero programa de su partido, dicen otros. Sea como sea, la Presidentísima sufre un patológico complejo de persecución. Ella no es la culpable de lo que dice o decide en su comunidad.. El infierno son los otros. Los sindicatos, por ejemplo, los indignados mugrientos del 15-M, los socialistas, el candidato Rubalcaba y por supuesto “los de la ceja”. Todo ello dicho con una sonrisa miserable propia de Intereconomía, de Eduardo Serrano, de Horcajo o de Jiménez. Prohibido escupir, decía el cartel, pero nadie hizo caso.
Lucía Figar promete terrenos y aportaciones de dinero público a colegios religiosos privados y concertados. Y cumple su palabra. Incluso consigue que los padres que lleven a sus hijos a esos colegios puedan desgravarse 900 euros por cada hijo, aunque los ingresos familiares sean de 120.000 euros. Y para no faltar a su palabra, desnuda la enseñanza pública empeñándose además en demostrar que la resta de miles de profesores se convierte por arte de magia en suma. El infierno son los otros. En ningún momento la consejera reconoce que es ella la que hace milagros matemáticos.
María Dolores es Presidenta. Dice que los socialistas han pasado ocho años destruyendo los servicios sociales. Ella deja sin ayuda a 400 parados y suprime profesorado sin disminuir la calidad de la enseñanza. Despidos masivos. La diva del partido de los trabajadores despidiendo asalariados, porque se trata de dos horas más de trabajo. Así de simple.
Rajoy, con la conciencia política impermeabilizada, no se moja. Sus correligionarios lo hacen todo bien. Tiene miedo a Esperanza. Venera a maría Dolores. Pons ha prometido la creación de millones de empresarios y trabajadores. El pueblo está en su derecho a creerlo. Este país tiene culpables claros. Los indignados, que agredieron a los peregrinos papales, los sindicatos, los de la ceja, los socialistas y capitaneando el acoso, Rubalcaba.
El infierno son los otros. Bienaventurados los perseguidos.
Rafael Fernando Navarro es filósofo
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