La arqueología es un mundo apasionante. No es un mundo de acción y explosiones por doquier (como a veces muestra el cine), pero cuando conozcan esta historia coincidirán conmigo que la meticulosidad y la paciencia con la que trabajan los expertos de esta materia, bien podría ensombrecer a cualquier película cuya trama gire entorno a la escena de un crimen.

Este es uno de esos casos. Me refiero al yacimiento arqueológico de Caraca. Su ubicación, perdida durante siglos, se terminó confirmando en el cerro Virgen de la Muela en la actual localidad alcarreña de Driebes.

Allí, entre las ciudades de Complutum (Alcalá de Henares) y Segóbriga es donde nos vamos a trasladar para conocer un hallazgo muy especial. No nos adentraremos en la mítica Caraca, nos quedaremos fuera del recinto urbano, porque tal como indicaron las prospecciones que se hicieron con georradar en el año 2019, una estructura rectangular se escondía bajo los cultivos aledaños a la ciudad.

El antes y el después de la excavación. Unos simples cultivos escondían un edificio a las afueras de la ciudad de Caraca

El antes y el después de la excavación. Unos simples cultivos escondían un edificio a las afueras de la ciudad de Caraca.

A tal efecto, en el año 2021 el equipo arqueológico, capitaneado por Emilio Gamo Pazos y Javier Fernández Ortea decidieron salir de dudas de la única manera posible, excavando aquella sospechosa estructura.

El resultado no se hizo esperar, un recinto de unos 80 m², con unos muros de aproximadamente 1 metro de grosor y una altura máxima de unos 70 cm salió a la luz en las cercanías de la calzada que unía Complutum con Cartago Nova. Aquellos muros estaban construidos en piedra de mampostería en seco (opus incertum) y su orientación no parecía baladí. La excavación no había hecho más que empezar pero todas las respuestas estaban aún por descubrir.

Qué podía ser aquella estructura rectangular

¿Qué podía ser aquella estructura rectangular?

El edificio estaba arrasado, pero aún contenía una interesante información, he ahí que cualquier mínimo detalle resultase revelador. A simple vista dos zonas llamaban claramente la atención pues su color ceniciento hacía pensar en una cremación, ahora bien, ¿Que originó aquel fuego hace siglos?

Restos cerámicos encontrados dentro del edificio como la pieza 'tipo Clunia' están fechados no antes del año 50 d.C. y la cerámica pintada tipo 'Meseta Sur' (inserta en la propia edificación) solo hacían pensar en la mitad del siglo I d.C. como época en la que se construyó.

Por aquel entonces Caraca ya era una ciudad romanizada y por lo tanto puede que el edificio fuese parte de la monumentalización de la ciudad, pero antes de lanzar hipótesis conviene seguir estudiando qué otros restos aparecieron entre las cenizas protagonistas de aquella escena.

Entre aquel cenizal aparecieron fragmentos óseos, tanto de animales como de personas cuya coloración permite estimar la temperatura a la que fueron cremados. Los tonos blanquecinos y azulados a unos 700º C y negro a unos 300º C.

Con el transcurrir de la excavación quedó claro que se trataba del resto de dos fuegos que consumieron los cuerpos enteros (dada la diversidad anatómica) de al menos dos adultos.

Esto solo hace pensar en la incineración y por lo tanto, un ustinum (un edificio funerario). No obstante, otras pistas nos hacen ver que aquellos difuntos no eran unos cualquiera.

Reconstrucción de cómo podría haber sido el edificio funerario encontrado en Caraca


Imagen 3. Reconstrucción de cómo podría haber sido el edificio funerario encontrado en Caraca.

Entre los restos humanos aparecieron también restos animales de gallo, ovejas, vacas y cerdos, estos últimos podrían formar parte de un ritual más o menos extendido como era el sacrificio de la porca praesentanea, pero los restos óseos de un águila son cuanto menos especiales en el mundo funerario romano.

Autores clásicos como Dion Casio cuentan que un águila ascendió a los cielos desde la tumba de Augusto, y Herodiano cuenta otro tanto del funeral de Septimio Severo. El águila por tanto quedó convertida en un animal psicopompo, cuya misión era la de conducir a las almas al más allá.

Si a eso le sumamos que otros de los restos aparecidos eran restos de vidrio deformados por altas temperaturas, pocas dudas quedan ya para no pensar en ungüentarios funerarios. Lociones con las que se ocultaba el olor del cadáver a la par que favorecían su combustión.

Camafeo conservado en el Museo Kunsthistorisches de Viena, en el que el águila muestra los símbolos imperiales

Camafeo conservado en el Museo Kunsthistorisches de Viena, en el que el águila muestra los símbolos imperiales.

Aquel enigmático edificio es, por tanto, la ruina de un ustrinum. Un crematorio en el que alguien predominante en la ciudad de Caraca fue calcinado. Queda por saber ¿de quienes se trata?¿porqué lograron tal estatus? e incluso ¿qué visión podía tener de la vida más allá de la muerte? Respuestas que solo se pueden resolver de una manera: Continuando con la encomiable labor que es la arqueología.