Lo que se sabía sobre el pintor Francisco Herrera el Mozo ha sufrido una enorme transformación en las últimas semanas. La fantástica exposición, con la que el Museo del Prado recupera su figura, nos muestra un pintor poliédrico en el que muchas facetas aún están por descubrir.

La mejor fuente de información sobre Francisco Herrera el Mozo es el tratadista cordobés Antonio Palomino, autor de El Parnaso español, pintoresco y laureado, donde se hace todo un recopilatorio de los grandes artistas hasta principios del siglo XVIII.

Detalle del Triunfo del Sacramento obra de Herrera el Mozo

Detalle del Triunfo del Sacramento obra de Herrera el Mozo.

Herrera también aparece mencionado pero con infinidad de cabos sueltos, incluida la existencia de otro “Herrera” (hermano de nuestro protagonista) al que apodaban “el Rubio”. Este Herrera el Rubio según Palomino era un joven con talento y singular como pocos: “Pintó mucho ridículo, como bodegones, y figurillas a manera de Calot pero muy dibujado y de rara invención” aunque murió muy joven y de ahí su nula repercusión en la historia.

Parecidos a estos dibujos grotescos debieron ser los de Herrera el Rubio

Parecidos a estos dibujos grotescos debieron ser los de Herrera el Rubio.

Ese “Calot” al que se refiere es en realidad el grabador francés Jacques Callot, quien efectivamente destacó por sus personajes grotescos, pero si por algo también destaca es por la infinidad de detalles en sus planchas, algo digno de un miniaturista como ya lo hubo en la familia de los Herrera.

Para ponernos en situación deberíamos remontarnos dos generaciones atrás, cuando el abuelo de la familia, Juan Herrera, ya destacó como grabador en la Sevilla del siglo XVI. De este patriarca nacerían al menos dos hijos que continuaron con la labor artística: Francisco en 1590 (conocido por los historiadores del arte como Herrera el Viejo) y Juan (figura clave en toda esta historia).

Juan Herrera Aguilar, tío por tanto de nuestro protagonista, ha pasado a la historia casi de puntillas. Los manuales de arte destacan su tarea como grabador y miniaturista y así lo demuestran obras como el libro “Las reglas de la cofradía de la Vera Cruz”.

Ahora bien, este Juan Herrera Aguilar aparece mencionado en un documento de 1653 referente a los cosmógrafos de la Casa de la Contratación de Sevilla. En él se dice que el cosmógrafo Sebastián Ruesta se hace cargo de “ciertos instrumentos del dicho oficio (de cosmógrafo)” que obraban en poder de doña Juana Pablos viuda de Juan de Herrera Aguilar. Y por si cupiese alguna duda en otro documento se habla de esos instrumentos como los instrumentos para dar clase que se guardan en “la pieza de la lonja”.

Escudo de los Ruesta, familia de cosmógrafos estrechamente unida a los Herrera

Escudo de los Ruesta, familia de cosmógrafos estrechamente unida a los Herrera.

Herrera, como cosmógrafo

En resumidas cuentas, todo hace pensar que el tío de Herrera el Mozo fue además de ilustrador un consumado cosmógrafo. Un puesto que heredó el ya citado Sebastián Ruesta que además de ser pintor cierra el círculo con nuestro protagonista, pues Sebastián Ruesta era hijo de Francisco Ruesta cosmógrafo y piloto mayor de la Casa de la Contratación de Sevilla.

¿Pero qué relación tenían nuestro protagonista con Francisco Ruesta? Al parecer mucha y es que los amplios conocimientos que Herrera el Mozo demostró tener en matemáticas le fueron enseñados por Francisco Ruesta, por lo tanto la proximidad entre los Ruesta y los Herrera hace pensar en que ambos compartían semejantes opiniones de algunos temas, entre ellos la astrología.

Herrera destaca la importancia de la astrología en el memorial que le escribió al rey Carlos II, y Francisco Ruesta hace lo mismo en su manual de los buenos pilotos náuticos. De hecho, divide la astrología en dos variantes, la judiciaria y la rústica. La primera es para conocer “el influjo de los astros y señales celestes” y la rústica para predecir “señales naturales de cosas sublunares”.

Curiosamente uno podría pensar en el influjo de los astros para guiarse por el océano, pero no, Francisco Ruesta menciona la influencia que pueden ejercer los distintos signos del zodiaco para determinar si un joven llegará a ser un buen marinero. De este modo, los nacidos en Piscis y el Delfín serán “marineros y buzos famosos”, los que nacen bajo el signo de la Ballena “insignes marineros” mientras que los Aries y los Argo navis tendrán buen futuro como marineros y además como navieros.

Este planteamiento, que hoy veríamos como pura superstición, tiene una explicación muy lógica en su época y es que si se asumía que el oficio más elevado de todos (la filosofía) dependía en gran medida de la posición de los astros cuando nació tal o cual filósofo, algo semejante ocurriría en el mundo naval que Ruesta trató de dignificar.

Por lo tanto, si Herrera el Mozo tenía a Ruesta como un modelo a imitar ¿Llegaría a pensar que las estrellas también crean el talento a la hora de pintar?

Tras la figura de San Pedro aparece un misterioso clavo que se entiende como un reloj de sol que marca la hora de la traición del apóstol si tenemos en cuenta los conocimientos cosmográficos del pintor

Tras la figura de San Pedro aparece un misterioso clavo que se entiende como un reloj de sol que marca la hora de la traición del apóstol si tenemos en cuenta los conocimientos cosmográficos del pintor.