Hablaba el doctor Gregorio Marañón de la España del siglo XVII como una “España alucinante y alucinada” y aunque alucinados seguimos cada día viendo cómo está el mundo, la España alucinante suele ser menos habitual.

Por ello, esta semana en la que se ha reeditado un libro ciertamente singular, nos vamos a ocupar de esa España en la que todo tipo de prodigios parecían estar a la orden del día. Y donde tan posible era ver un unicornio en Madrid como un hombre lobo en los montes de Toledo.

Ilustración de Miguel Zorita

¿Unicornios en Madrid? ¿Truco de feriantes o extraña anomalía? Ilustración: Miguel Zorita
El libro en cuestión es la Curiosa Filosofía, escrito por Juan Eusebio Nieremberg y que ahora ha sido reeditado por quien esto mismo escribe. Nieremberg era en ese momento (1629) la mayor autoridad en Madrid en historia natural, es decir, ciencias naturales y cuya cátedra ostentaba en el Colegio Imperial (el centro educativo de las élites de aquel momento).

Nieremberg se adentró en todo tipo de temas y en algunos casos preconizó la tecnología del futuro hablando de algo así como el whatsaap, cuando dice: “Por la virtud de la piedra imán se podría hacer un instrumento, con que se entendiesen los ausentes a más de doscientas millas distantes, lo cual se haría se tocase una aguja a la piedra y en el uno se llevase consigo puesto un abecedario alrededor de ella como las horas de los relojes del sol…”.

La Curiosa Filosofía escrito por Juan Eusebio Nieremberg

La Curiosa Filosofía escrito por Juan Eusebio Nieremberg, es un verdadero compendio de prodigios y fenómenos, entonces, inexplicables
Entre todos los temas que trata el padre Nieremberg destacan las paradojas, episodios rocambolescos y extraños que contradecían el discurrir natural de la lógica, anotando en su obra todo tipo de proezas difíciles de creer. Veamos pues un pequeño muestrario:

Los monstruos de España

Si Ambroise Paré habló de la teratología en Francia (el estudio de las criaturas anormales) no se queda atrás Nieremberg, quien recogió casos igualmente sorprendentes. He aquí algunos de ellos:

Ahora recientemente en Tortosa del reino de Aragón, una mujer que se llama María Ortegón parió a dos muchachos pegados, o aplastados, de manera que hacían un monstruo muy notable. Tenía en las espaldas dos espinazos y de la izquierda le salía una mano que tenía forma de dos manos pegadas, con ocho dedos. En el remate inferior del espinazo izquierdo le salía un pedacillo de carne. Tenía también dos secesos  para los excrementos, y tenía delante en la parte natural sexo de mujer.

Los hermanos siameses Lázaro y Juan Bautista Coloredo

Los hermanos siameses Lázaro y Juan Bautista Coloredo ya fueron conocidos por Nieremberg antes de que se hiciesen famosos en las cortes europeas

La electricidad o tiritar sin frío

Aunque todavía no puede hablar de electricidad como tal, Nieremberg la vislumbra en este texto de una manera singular:

En las Indias en el río Meta y otros de Venezuela hay también un pez que cuando muerde el anzuelo hace temblar al que le tiene con tanta comunicación de su veneno que si está el pescador en un caballo hace también al caballo estremecer y si algunos quieren detener al pescador para que no suelte con el temblor de la caña y anzuelo, les hace tiritar sin frío.

La monja que rejuveneció en Sagunto

Si en ese siglo las monjas triunfaban por sus arrebatos místicos Nieremberg prefirió fijarse en una abadesa capaz de rejuvenecer y a la que describe de este modo: ya de muchos días y el un pie en la sepultura que de repente repitió sus meses, recobró dientes, ennegreció el cabello, igualó la tez del rostro, arrasó las arrugas, remozándose totalmente, como si fuera muchacha.

Hombres lobo en España

La licantropía y los sátiros son otros temas a tratar por Nieremberg y con bastante lógica explica cómo muchos mitos pudieron nacer de mal interpretar anomalías como la hipertricosis, que cubriendo de pelo dieron pie a todo tipo de supersticiones. En este sentido nos ofrece dos ejemplos: En Oropesa (Toledo) en unos montes se halló uno, todo muy peludo y que no hablaba. Citando a Giulio Cesare Scaligero habla de otro caso: “un niño que trajeron a España con pelos largos y blancos como perro lanudo”.

Ilustración Miguel Zorita

Es probable que este caso lo conociese Nieremberg durante sus años de predicador en los Montes de Toledo. Ilustración: Miguel Zorita