El líder de Vox, Santiago Abascal, se ha deshecho en elogios hacia el ultraderechista primer ministro de Hungría, Víktor Orbán, quien está aprovechando la crisis sanitaria del coronavirus para dotarse de plenos poderes y gobernar a golpe de decreto por tiempo indefinido, poniendo en serio riesgo la democracia húngara. Abascal ha alabado las “medidas valientes” de Orbán, incurriendo en una suerte de disonancia congnitiva, ya que mientras tilda de totalitario al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y le acusa de situar al país “al borde de una dictadura criminal”; ensalza la gestión de un presidente que ha encendido todas las alarmas en la Unión Europea. Pero lo realmente llamativo no es el doble rasero de Abascal, sino que su comportamiento podría acarrearle hasta cinco años de cárcel en el régimen de Orbán.

El Parlamento húngaro, donde el partido del primer ministro ultra tiene amplia mayoría,  le otorgó amplios poderes sine die. El paquete de medidas impulsado por Orbán incluye castigar conhasta ocho años de prisión a quien incumpla las normas de confinamiento y con cinco a quienes divulguen lo que el Gobierno considere bulos.

El problema de Abascal es que su partido se ha abonado a las fake news, por mucho que acuse a los medios de comunicación de “edulcorar la tragedia” para “edulcorar la gestión criminal” de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

La difusión de embustes ya era una práctica habitual del líder de Vox: leyó una lista con nombres de supuestos extranjeros que recibían ayudas públicas, mentaba falsas manadas de violadores inmigrantes, desde su partido difundían vídeos falsos de adoctrinamiento sexual en niños y niñas, e incluso coquetearon con un bulo sobre unas pastillas para que los ancianos pudieran suicidarse en Holanda. Obviamente, nada de esto era cierto, ¿pero y qué más da?

El eurodiputado Hermann Tertsch admitió en su cuenta oficial de Twitter sin rubor alguno que le era indiferente si el presunto espionaje del Gobierno era real o no. Decía que lo publicaba “sean ciertas, exactas o no”, argumentando que a “algunos nos afecta poco ya que apenas hay algo que no creamos venir sufriendo ya antes”. El europarlamentario de Vox hacia referencia al espionaje por parte del Ejecutivo con un mensaje que ya fue desmentido por la Policía Nacional en 2017.

Con el último bulo al que dio pábulo Vox acusaba a las televisiones de ocultar “las imágenes que el Gobierno” no quiere que veas. Junto a un mensaje que rezaba “las imágenes que el Gobierno quiere ocultar y que las televisiones gubernamentales no emiten”, Vox publicó una fotografía del interior del parking del tanatorio de Collserola con los ataúdes amontonados en una de sus tres plantas. "El resultado de sus negligencias, sus ocultaciones y sus mentiras”, espetaban.

Sin embargo, mentían. Dichas imágenes fueron emitidas por TVE en el telediario de las 15:00 horas dese día.

¿Cárcel por bulos?

Las fake news de Vox, en Hungría, bien podrían costarle una condena penal. ¿Y en España?

La difusión de bulos por Internet no está tipificada en el Código Penal, pero sí puede encajar en otras figuras delictivas.

El artículo 561, por ejemplo, castiga con hasta un año de cárcel a quien "afirme falsamente o simule una situación de peligro para la comunidad (...) que provoque la movilización de los servicios de policía, asistencia o salvamento”. Este precepto está diseñado para falsos avisos de bomba, amenazas etc, pero se podría reconducir.

También se puede arguir otros elementos. Cabe recordar que el pasado jueves Unidas Podemos denunció un vídeo falso en el que un transportista grababa palés de folios asegurando que se trataba de material sanitaria que iba a Francia porque el Gobierno de Sánchez no pagaba. Los morados pidieron una investigación por un delito de desórdenes públicos, pero también por delitos contra el mercado (artículo 284), por incrementar la sensación de escasez y lograr así un incremento de los precios de este material para conseguir un lucro desproporcionado. También podría incurrir en presuntas injurias y calumnias a altas instituciones del Estado (artículo 504) por llamar "hijo de puta" y "asesino" al Ejecutivo de España.

Otro de los tipos penales que está sobre la mesa en la difusión de bulos es el delito de odio (artículo 510), que puede conllevar penas de hasta cuatro años de cárcel. Eso sí, en estos casos debe cumplirse el supuesto de que el bulo supongo una incitación directa al odio hacia un colectivo vulnerable por motivos racistas, antisemitas, religiosos u otra circunstancia.

Silencio cómplice

Frente a la deriva de Abascal, que incluso pidió la dimisión de Sánchez y la conformación de un Alto Mando bajo el mandato del Rey y con el Ejército a cargo de la lgística, no se encuentra Pablo Casado.

El líder del Partido Popular no se sumó a la declaración firmada por populares de trece países para expulsar a Orbán del Partido Popular Europeo (PPE) al considerar que sus maniobras son incompatibles con lis estándares democráticos.

A juicio de este conglomerado de partidos, el estado de emergencia comandado por el primer ministro húngaro debería estar delimitado en el tiempo; al tiempo que denuncian que ha puesto en serio riesgo la libertad de prensa al prever penas de cárcel para quien difunda informaciones falsas.