Pedro Sánchez tiene un problema llamado inflación, de apellido desbocada. Es perfectamente consciente, como también lo es de que el PP está utilizando la coyuntura económica como arma arrojadiza y buena parte de la ciudadanía está comprando el discurso. Y para colmo, tanto sus socios de Gobierno, Unidas Podemos, como sus aliados parlamentarios, advierten que la legislatura descarrila. Es por ello que ha aprovechado su debut como presidente en el primer Debate del Estado de la Nación que se celebra en siete años para anunciar la creación de dos nuevos impuestos: uno para las grandes energéticas y otro a entidades financieras. 7.000 millones de euros en dos años que engrasarán las arcas públicas y permitirán profundizar en más ayudas económicas. Un volantazo hacia la izquierda con el que recupera el pulso y deja en el retrovisor la visión acomplejada sobre los impuestos.

El presidente se ha alejado del habitual tono triunfalista, optando por una buena dosis de realidad salpimentada con arengas a la izquierda. "Vamos a por todas", ha clamado tras desgranar el paquete de medidas con el que pretende aplacar la inflación o, al menos, hacer más llevadero el final de mes a las clases populares.

Ha dividido su discurso en tres ejes: la coyuntura económica, el paquete contra la inflación y el garrotazo a Alberto Núñez Feijóo. En primer lugar ha justificado la postura en la guerra de Ucrania, esgrimiendo ante la atenta y discrepante mirada de sus socios que debe atender las peticiones de solidaridad porque, de lo contrario, con qué legitimidad España pediría ayuda en caso de necesitarla.

A renglón seguido, ha presentado ante la Cámara su nuevo paquete de medidas que complementarán a las ya implementadas en el decreto anticrisis. Impuestos a las grandes energéticas y a las entidades bancarias; bonificaciones al transporte de Cercanías, Rodalies y media distancia de Renfe; un plus de 100 euros a estudiantes becados; y el desbloqueo de 12.000 nuevas viviendas en Madrid de las cuales un 60% serán públicas. En definitiva, un ambicioso paquete que seduce a morados y sienta los mimbres una nueva etapa -o “nuevo rumbo”, como han atinado a decir dirigentes de Unidas Podemos-.

El curandero

Sánchez ha repetido en no pocas ocasiones que el principal reto actual es la inflación y el impacto que tiene en las clases bajas y medias. Un razonamiento que le ha guiado hacia el tercer pivote de su discurso: una oposición tóxica. Pese a que la coyuntura económica es notablemente mejorable, el presidente ha valorado que el Gobierno está cosechando “avances indiscutibles” tales como la subida del Salario Mínimo Interprofesional, la reforma laboral y leyes de corte social como la ley trans y la de Memoria Histórica. Haciendo autocrítica, asume con naturalidad que todo queda empañado por la subida de precios porque “cuando uno sufre una dolencia grave en una parte del cuerpo” es incapaz de atender a la salubridad del resto.

Una metáfora médica que ha hecho las veces de excusa perfecta para llamar a Alberto Núñez Feijóo “curandero”. Sánchez ha afeado al líder de la oposición, presente en el hemiciclo por primera vez, que se haya abonado a las teorías catastrofistas”: “El curandero nos dice que la inflación la ha provocado el Gobierno. Si es así, ¿por qué otros países de la Unión Europea registran una inflación mayor? ¿Si tan mal gestiona el Gobierno, por qué tenemos junto con Portugal los precios mayoristas más bajos de electricidad de toda la UE?”.

El silencio

Feijóo no ha podido tomar la palabra para replicar porque no es diputado. Su número dos y portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, ha sido la encargada de responder. No lo ha hecho. Ha intervenido, sí; pero no ha contestado a los planes de Pedro Sánchez. Como si le hubieran pillado a contrapié. De hecho, ha sorprendido que 20 minutos de los 30 de los que disponía los dedicara a hablar de ETA y de la Ley de Memoria Histórica, cuando desde que Feijóo aterrizó en Génova hizo de la política económica el sostén de toda su acción de oposición.

La secretaria general del PP ha arrancado pidiendo a sus señorías un minuto de silencio por el 25º aniversario del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco y en recuerdo de todas las víctimas de ETA. A pesar de que lo ha utilizado para cargar contra el Gobierno por sus pactos con EH Bildu, toda la bancada socialista, el Ejecutivo y los parlamentarios abertzales se han puesto en pie. Sin excepción. La presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, le ha emplazado a, en futuras ocasiones, respetar los procedimientos y protocolos de ordenación del debate y proponer acciones semejantes en la Mesa.

Al primer silencio, solemne, que ha durado 60 segundos de reloj, le ha seguido uno más abstracto. El PP no ha manifestado opinión alguna sobre los dos nuevos impuestos. El propio Sánchez se lo ha reprochado en su turno de réplica, invitando a Gamarra a pronunciarse. Mismo resultado. La dirigente popular se ha limitado a ironizar con que se esperará a conocerlas en profundidad ya que “tengo la sensación de que ni tan siquiera todos los miembros de su Consejo de Ministros conocen los detalles

El guiño

La cumbre de la OTAN y el incremento del gasto militar mediante un crédito de 1.000 millones vía fondo de contingencia mellaron la ya per sé fracturada relación entre PSOE y Unidas Podemos. La coalición acumula ya demasiados choques y la heridas no terminan de supurar; pero en esta ocasión, los guiños de Sánchez han surtido el efecto deseado.

Los morados acudían al Congreso con ciertas reservas, pues sabían que Sánchez se había reservado un par de ases y desconocían cuáles eran. La tensión era palpable. Yolanda Díaz permanecía impasible ante los argumentos del presidente. Hasta que han llegado los anuncios, que los han recibido con agrado -aunque no se ha animado a aplaudir hasta el final, alegando que “hay que escuchar”. La ministra de Trabajo ha celebrado la creación de los dos nuevos impuestos, matizando que llegan tarde y que habría que extenderlos a las grandes corporaciones en su conjunto. En términos similares se ha pronunciado Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030. En su cuenta oficial de Twitter ha aplaudido que “se empieza a concretar el cambio de rumbo del Gobierno”, al tiempo que ha emplazado a Sánchez a apostar por la paz en Ucrania y seguir profundizando en conquistas democráticas en detrimento de los privilegios de las grandes empresas y acabando con las cloacas del Estado.

El sermón

No todo iban a ser sonrisas, aplausos y palmadas en la espalda. El tirón de orejas de los morados al PSOE ha corrido a cargo de Jaume Asens, presidente del Grupo Confederal de Unidas Podemos y portavoz de En Comú Podem. “Con la inflación más alta en 40 años, con una sociedad cada vez más estresada, olas de calor más recurrentes e intensas como la que llega, con el precio de la cesta disparado, la gente no necesita más tanques”, denunciando que dedique esfuerzos a una suerte de “decreto de la guerra” cuando lo que es de imperiosa necesidad son anuncios de corte social como los que ha hecho. También ha mentado el lamentable episodio de Melilla, que se saldó con 37 muertos y lanzado una afilada pregunta: “¿Qué legado quiere usted dejar del Gobierno de Coalición? Nosotros sabemos qué legado queremos, qué España queremos. Y usted, ¿señor presidente?”.

Tras aprobar las medidas anunciadas llegó el jarro de agua fría y, después, la conjura, Pablo Echenique recordó al PSOE que tienen por delante un calendario legislativo plagado de articulados que habrán de concretar antes de que concluya la legislatura para que no decaigan. Ley Mordaza, Vivienda, Trans, Secretos Oficiales… Asimismo, el portavoz parlamentario ha pedido evitar la tentación mirar hacia “el moderado Feijóo”, no solo por preservar el apellido de progresista, sino porque “cada vez que usted le tiende la mano más bien piensan en cortársela”.

Las balas

El diputado y portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Gabriel Rufián, ha calentado la jornada al término de la misma exhibiendo desde la tribuna de oradores unas balas recogidas de la operación en Melilla que se cobró la vida de una treintena de migrantes. Una performance que no ha gustado en absoluto al presidente, quien desde su escaño ya le reprobaba su actitud. “Le reconozco su brillantez parlamentaria, pero hoy se ha equivocado gravemente. En este hemiciclo la mera exhibición de balas es un error imperdonable. Ni siquiera con fines probatorios, ni como truco efectista. Aquí entraron balas, están en los techos de esta casa y fueron traídas por golpistas”, ha aquejado en su turno de réplica.

El Debate sobre el Estado de la Nación continuará este martes 13 de junio a las 09:00 horas con la intervención del Grupo Plural, al que le seguirá Ciudadanos, PNV, EH Bildu y el Grupo Mixto.