De cuarenta a un millar de delegados, de Casa Labra al Palacio de Congresos, de la libertad al cambio y a la izquierda... Mucho han cambiado las cosas en el PSOE desde su fundación, hace 138 años, y sus congresos federales -y los lemas que los distinguieron- son una buena muestra de ello.

El PSOE celebrará su 39 congreso federal este fin de semana en el Palacio de Congresos de Madrid, ciudad que ha albergado la mayor parte de sus cónclaves desde la instauración de la democracia, que se pueden repasar a través de sus lemas.

"Somos la izquierda" ha sido el escogido por el nuevo secretario general, Pedro Sánchez, para la cita de esta semana, toda una declaración de intenciones que muchos ven dirigida expresamente a los votantes de Podemos y que ha sustituido al lema que tenía pensado la gestora socialista, "El futuro empieza hoy".

Un eslogan de manual, si se analiza desde el punto de vista de la mercadotecnia, que cumple todos los consejos de los gurús de la comunicación política, porque condensa el mensaje que se quiere enviar, es corto, fácil de recordar, impactante y está planteado en tono positivo.

Curiosamente, hasta ahora el PSOE no había tenido que emplear el término "izquierda" en ninguno de sus lemas, quizás porque no había dudas de cuál era su espacio ideológico; sin embargo, ahora, los socialistas han querido remarcarlo. Por si alguien lo había olvidado.

Las palabras más utilizadas en sus congresos federales han sido "libertad" -sobre todo en los últimos años de la dictadura y el principio de la transición-, "socialismo" y "cambio".
El 25 congreso federal, el de la "renovación" (Toulouse, 1972), supuso la escisión del PSOE en dos sectores: el "histórico" o del exilio, encabezado por Rodolfo Llopis y, el "renovado" o del interior, dirigido por Nicolás Redondo y Felipe González.

Clamando por el fin de la dictadura, desde la localidad francesa de Suresnes, todavía en el exilio, en octubre de 1974 el PSOEestrenó lema en su 26 congreso federal: "¡Por el socialismo! ¡Por la libertad!", y aupó a la Secretaría General a un joven González.

Aunque faltaban unos meses para que el Gobierno de Adolfo Suárez legalizara el PSOE, en diciembre de 1976 los socialistas regresaron a Madrid por primera vez desde la Guerra Civil para celebrar su cónclave, cuyo título fue un compendio del anterior: "Socialismo es libertad". González es ratificado como secretario general y Ramón Rubial se convierte en presidente del partido.

"Construir en libertad" fue el lema del congreso de mayo de 1979, en el que el PSOE rechazó la pretensión de su secretario general de retirar la definición marxista del partido, lo que llevó a González a no aceptar el cargo y a que una gestora dirigida por José Federico de Carvajal se hiciera cargo de la dirección.

Fue necesario hacer un congreso extraordinario en septiembre, bajo la consigna "Forjando el socialismo". El PSOE eliminó el término "marxismo" de su definición ideológica, reafirmó su carácter democrático y federal y reconoció una corriente interna, Izquierda Socialista, que aún perdura.

En la siguiente cita, en octubre de 1981, unos meses después del intento de golpe de Estado, el ilustrativo lema fue "Raíces para la democracia". González fue reelegido en el cargo y al año siguiente, en octubre de 1982, se convirtió en el primer presidente socialista de la democracia.

Llegaron entonces años de cierta tranquilidad interna en el PSOE. El 30 congreso, en diciembre de 1984, "Compromiso de solidaridad", sirvió para que González reforzara su liderazgo. "Ganar el futuro" fue el eslogan del siguiente cónclave, en 1988; "En una nueva sociedad", en 1990, y "Un nuevo impulso del socialismo", en 1994.

Con la salida del PSOE del Gobierno en el año 1996 comenzó un proceso de renovación repleto de obstáculos.

El 34 congreso, en 1997, "La respuesta progresista", concluyó con la elección de Joaquín Almunia como secretario general y la celebración, en abril de 1998, de primarias para elegir al candidato a la presidencia del Gobierno, que ganó Josep Borrell.

La bicefalia no duró mucho, porque Borrell renunció a ser candidato en mayo de 1998, lo que obligó finalmente a Almunia a presentarse a las elecciones generales del año 2000, que José María Aznar (PP) ganó por mayoría absoluta.

Ese mismo año, en julio, José Luis Rodríguez Zapatero logró hacerse con la Secretaría General en el 35 cónclave "El impulso necesario", en el que derrotó por nueve votos al favorito del "aparato", José Bono.

Cuatro años después, el PSOE volvió a colocar a su candidato en la Moncloa, lo que permitió que el siguiente congreso, "El compromiso", en julio de ese mismo año, transcurriera con una placidez que los socialistas no vivían desde hacía años.

Zapatero fue reelegido también en el 37 cónclave, en el año 2008, celebrado con "La fuerza del cambio", poco después de renovar la mayoría en las elecciones generales.

Tras la derrota del PSOE en los comicios de 2011, los socialistas se fueron a Sevilla, al hotel "Renacimiento", para intentar recuperar el pulso del partido, en el que ha sido hasta ahora el último congreso ordinario del partido. Lo hicieron con un eslogan similar al de 1997, "La respuesta socialista", y Alfredo Pérez Rubalcaba ganó a Carme Chacón por 22 votos de diferencia.

La retirada de Rubalcaba tras el fracaso electoral en las europeas llevó en julio de 2014 a un congreso extraordinario, que aupó al liderazgo a Pedro Sánchez, elegido dos semanas antes en una consulta a la militancia que sirvió de ensayo de lo que luego han sido las primarias.


"Cambiando el PSOE, cambiando España" fue el lema elegido para ese congreso de hace tres años. Parece que el cambio no ha terminado.