Con dinero de su empresa
De acuerdo con los registros de adquisiciones archivados en la CNMV, a finales de 2008 Federico Michavila tenía 1,1 millones de acciones del Banco de Valencia. En 2009 adquirió otros 3,9 millones de acciones a precios que oscilaron entre los seis y los siete euros por título, aunque algunas compras se hicieron a precios un poco mayores. Para ello invirtió entre 22 y 26 millones de euros, que no salieron de su bolsillo, ya que las acciones están a nombre de su empresa (Torrecid), fundada por su padre en 1963 y de la que se hizo cargo en 1978.
Pérdidas millonarias
Durante 2010, Federico Michavila adquirió otras 600.000 acciones del Banco de Valencia a un precio nunca inferior a los tres euros, lo que le supuso a su empresa un desembolso adicional de más de dos millones de euros. En total, y sumadas su participación histórica y las 600.000 acciones que ha comprado a lo largo de 2011, con unos precios menores, la inversión total de este consejero en el Banco de Valencia asciende a más de 30 millones de euros. A los precios de cotización de hoy, los 5,9 millones de acciones del banco que mantiene en su poder este consejero valen 4,5 millones de euros.
Una crisis anunciada
Este desplome de las acciones de Banco de Valencia en bolsa y sus dificultades para cumplir las normas de solvencia son la crónica de una crisis anunciada. El banco tiene el 45% de sus créditos totales a clientes concentrados en el sector inmobiliario, y eso sin contar los 826 millones de euros que valen los pisos y terrenos que se ha tenido que quedar en los últimos años por impagos de hipotecas. En 2010 5,25 de cada cien euros concedidos en préstamos por el banco eran dudosos y a 30 de junio de 2001 lo son ya 7,4 de cada cien. Si en 2010 el banco disponía de fondos para cubrir el 67% de sus créditos dudosos, ahora esa cifra ha caído al 42,9%, y la cosa ya venía de antes.
Aviso de los accionistas
Hace ahora siete meses, en abril de este año, un grupo de pequeños accionistas del Banco de Valencia hicieron público un comunicado en el que acusaban al entonces presidente de la entidad, José Luis Olivas, de "mala actuación profesional", después de ver cómo las acciones caían año tras año y los beneficios se habían reducido un 50%. Estos inversores más modestos llamaban la atención sobre la política del banco de comprar empresas de riesgo y añadían que "la sensación es que en lugar de prescindir de este tipo de sociedades, se dedican a comprar empresas inmobiliarias de conocidos, con pérdidas y créditos que no devuelven".
A la sombra del PP valenciano
José Luis Olivas, que en la última junta de accionistas de Banco de Valencia recibió abucheos al explicar la evolución de la entidad, dejó la presidencia del banco hace sólo diez días (el 28 de octubre) según dijo, por posible incompatibilidad, ya que ahora es vicepresidente de Bankia. Olivas es un castellano-manchego (nació en la localidad conquense de Motilla del Palancar) que ha hecho carrera a la sombra del PP valenciano. Tras un breve paso por UCD entre 1977 y 1982, se afilió al PP, fue concejal por este partido en el Ayuntamiento de Valencia entre 1987 y 1995, año en el que dio el salto a las Cortes Valencianas y después fue fiel colaborador de Eduardo Zaplana. Cuando este último fue llamado por Aznar para ser ministro de Trabajo en 2002, asumió la presidencia de la Generalitat valenciana y le cedió el testigo en 2003 a Francisco Camps. En 2004 dejó la política activa y fue nombrado presidente de Bancaja y Banco de Valencia.
Desmarque final de Olivas
Lo cierto es que la dimisión de Olivas como presidente del Banco de Valencia, más que por incompatibilidad de cargos tiene el aspecto de un desmarque en toda regla de Bancaja (ahora integrada en Bankia). De hecho, la propia Bankia, que oficialmente no ha dicho nada, mantiene como postura oficiosa que la inversión en Banco de Valencia es puramente financiera, no de gestión. Esa posición no habría podido defenderse con Olivas como presidente, ya que es vicepresidente de Bankia. Ahora, las únicas dos salidas de Banco de Valencia son una OPA de Bankia para absorberlo y sanear el agujero o la intervención pública. Banco de Valencia ha comunicado a la CNMV que puede hacer una ampliación de capital de hasta 60 millones de euros, pero que incluso logrando que los accionistas acudieran a la operación y pusieran su parte, esa cantidad es posible que no llegue para tapar el desfase patrimonial.