Una decisión judicial con parabienes del nuevo ayuntamiento del PP de Córdoba ha creado una importante polémica en la ciudad de la Mezquita. El anterior gobierno municipal de la socialista Isabel Ambrosio creó una comisión para aplicar la Ley de Memoria Histórica y cambiar el nombre a algunas calles y plazas con denominaciones franquistas.

Un barrio luchador y “rojo”


Entre ellas estaba la Plaza de Cañero, símbolo del barrio de ese nombre construido en los años 50 en el sureste de la ciudad. Con una superficie de más de 337.000 metros cuadrados, alberga una inmensa población de familias cordobesas en su inmensa mayoría trabajadores. Sería una parte integrante de la denominada Córdoba “La Roja” y durante los años finales de la dictadura fue un ejemplo del movimiento vecinal reivindicativo y organizado. El nombre de “Cañero” obedecía a los “honores” a Antonio Cañero, famoso rejoneador y militar cordobés que según distintos estudios históricos, "participó en las matanzas contra civiles en varios pueblos de la provincia de Córdoba encabezando una columna de paramilitares" denominada "Columna Cañero de caballistas y garrocheros".

Maquilló su imagen fascista


Se da la circunstancia de que Antonio Cañero, supuestamente para lavar su imagen, en los años 50, donó gran parte de los terrenos donde hoy se ubica el barrio. Efectivamente, debido a la creciente necesidad social de vivienda para los más necesitados, el Obispo Fray Albino creó una asociación para la construcción de viviendas sociales para la población más humilde. Uno de sus proyectos es la construcción de viviendas en el barrio de Cañero en unas tierras regaladas para ello por el rejoneador y militar cordobés, Antonio Cañero. Esta vertiente “benefactora” posterior a la guerra civil, maquilló o hizo olvidar las cruentas acciones de Cañero durante la contienda fervorosa al lado de Franco.

Lo cierto es que en el mandato municipal anterior la comisión de Memoria Histórica propuso su cambio y se mutó por el nombre de Plaza de los Derechos Humanos entre las protestas y rechazo del grupo municipal del PP entonces en la oposición. Cumpliendo ese acuerdo, desde el ayuntamiento se cambió el nombre y se pusieron en abril pasado las placas con la denominación Plaza de los Derechos Humanos. Sin embargo, ahora, merced a una sentencia judicial provocada por una demanda interpuesta por una sobrina y de la Asociación Campera y de Rejoneo Antonio Cañero, la plaza volverá a tener el nombre del rejoneador fascista.

De nada ha servido la conclusión de la Comisión de Memoria formada por expertos y de textos históricos que atribuyen a Cañero hechos sanguinarios y represivos. Y ¿cómo no?, el alcalde de Córdoba, el popular José María Bellido, ha dejado muy claro que su intención es hacer cumplir la sentencia. Por tanto la Plaza de Cañero volverá a ser la Plaza de Cañero.



El genocida a la caza de republicanos en la capital y pueblos


Textos históricos acreditan que tras el alzamiento fascista y la llegada de tropas y el terror de Queipo de Llano a Córdoba, en la capital actuaron grupos organizados de civiles armados. Investigadores de gran solvencia como Francisco Moreno Gómez en su libro “1936: el genocidio franquista en Córdoba, muestran como se pusieron en marcha acciones “búsqueda y ejecución” de republicanos y rojos, lideradas muchas de ellas por el siniestro rejoneador Antonio Cañero. Se subraya que una columna de caballistas y garrocheros sembró el terror en barrios de la capital cordobesa así como en pueblos de la provincia. Paulatinamente esta población civil  fue cayendo en manos de los rebeldes franquistas. A este siniestro comando se le dio el nombre de la “Columna del amanecer” por la costumbre de salir a primeras horas del día y volver de noche. También se la denominó como “Columna Cañero”.

Pasada la guerra, el halo represor del rejoneador se difuminó e imperó el de taurino, así como ganó popularidad al ser elegido concejal. Con la cesión de los terrenos para la construcción del barrio antes mencionado, su figura pasó a tener un tinte de benefactor. Cañero había lavado su imagen siniestra pero su negra historia queda  ahí, es imborrable.

Honrar la memoria de un genocida


El ex director general de Memoria Democrática de la Junta, Luis Naranjo, expresó cuando se acordó la retirada del nombre de la plaza que Cañero era una muestra de clara simbología franquista ya que rinde honores a la memoria de un “genocida”. Puso de ejemplo que  “Nadie entendería que un etarra pudiese dar nombre a una calle en el País Vasco, que el mariscal Petain de Francia pudiese dar nombre a un barrio o en Alemania ocurriese lo mismo con Goering o Himmler”.

La comisión municipal de Memoria Histórica demostró la vinculación directa de Antonio Cañero con la represión franquista, primero en calidad de miembro de las "unidades paramilitares" en los primeros meses del alzamiento militar y luego dirigiendo acciones  de "limpieza de la sierra" o la "liberación de Montemayor, Nueva Carteya y Baena como parte de la columna mandada por el coronel Sáenz de Buruaga”.

Tirotear con fusiles de montería


El propio Cañero reconoció estas “hazañas” con el fin de “salvarlos de las garras rojas" por lo que se dedicó a la "busca de fugitivos y traslado a la capital para ser posteriormente fusilados". El libro mencionado del historiador cordobés Francisco Moreno Gómez aporta el testimonio de testigos que narran como vieron al rejoneador y militar "tirotear con fusiles de montería a los presos de la cárcel de Antequera". Con todo ello, con todo ese bagaje represor, un juez ha entendido que el cambio de no nombre no se adecúa "a las previsiones de la Ley de la Memoria Histórica y Democrática de Andalucía". Derivado de ello Antonio Cañero volverá a tener su plaza en Córdoba en un barrio de miles de trabajadores… “cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras”.