La portavoz socialista, Soraya Rodríguez, preguntaba a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, por “los criterios que ha valorado el Gobierno para reducir el déficit público a costa de las prestaciones por desempleo”. En su exposición, la portavoz del Grupo parlamentario del PSOE destacaba lo que, en su opinión, es una política de ocultismo por parte del Gobierno en general, y de la vicepresidenta, que es también portavoz del Ejecutivo, en particular.

Ejercicio de ocultismo
“Sus ruedas de prensa”, venía a decir la Soraya socialista a la Soraya del PP, “se han convertido en ejercicio de ocultismo: tienen más interés por lo que ocultan que por lo que dicen”. Y continuaba: “La ocultación, la mentira, el engaño, son una marca de su Gobierno”. Y ponía como ejemplo la portavoz del PSOE  el memorándum “en el que se recogen las peticiones del rescate financiero”, que “hemos tenido que buscar en la prensa extranjera, lo que recuerda a tiempos más oscuros y más tristes”, ha denunciado.

La portavoz del Gobierno contestó simplemente ignorando lo que le preguntaba su tocaya socialista con las frases de argumentario a la que los ministros y altos cargos ‘populares’ echan mano para justificar los recortes, “este Gobierno toma decisiones difíciles, en momentos complicados”, o “trabajaremos para sacar a España de la crisis”, pero sin explicar en ningún momento por qué el viernes ocultó en la rueda de prensa los datos que después, en la versión inglés de la página web de Moncloa se daba sobre lo acordado por el Consejo de Ministros.

Entre un bien y un mal
De alguna forma, esta postura de ‘mirar a otro lado’, de no aceptación de responsabilidades, que llega hasta el paroxismo absurdo en el argumento de “la herencia recibida”, pocos minutos antes la había condensado el propio presidente del Gobierno, que a la pregunta de Alfredo Pérez Rubalcaba sobre los efectos de los recortes en la economía, se lavaba las manos diciendo que “hay que elegir entre un mal y un mal peor”. O si lo quieren, lo que viene a decir es que a él no le pregunten, que él no puede hacer otra cosa que lo que hace.

ERE “vox populi”
La situación aún resultó más esperpéntica minutos después, cuando el diputado y Secretario de Política Autonómica socialista, Antonio Hernando, preguntó a la ministra de Empleo, Fátima Báñez, por la filtración del ERE del PSOE que se había realizado desde su cuenta de correo electrónico personal a una periodista. Hernando, que preguntaba algo muy concreto -“¿Puede explicar la ministra la filtración de datos a los que ha tenido acceso por razón de su cargo?-, se encontró con una respuesta paradójica de Báñez en la que ni confirmaba ni desmentía el hecho preguntado.

“Los datos que realmente preocupan al Gobierno son los del paro que afecta a 5,5 millones de españoles”, decía la ministra de Empleo echando balones fuera, para después intentar justificarse en que “el ERE que el PSOE” es “vox populi desde el pasado mes de febrero”.

No le da vergüenza, no se pone roja
Una argumentación que valió a Hernando para censurar su política, que llamó “de bajo vuelo”, y asegurar a la ministra que en efecto su filtración “no revela nada” del PSOE, pero sí mucho de la ministra”. “Usted es la ministra de Empleo de un país en el que hay millones de trabajadores desempleados –le dijo Hernando a Báñez- ¿No le da vergüenza dedicar su tiempo a hacer informes políticos y no dedicar todo su esfuerzo a combatir el empleo? ¿No se pone roja por no utilizar su tiempo para negociar con los sindicatos medidas como las que pretende aprobar mañana?”.

La ministra, que en la segunda contestación volvió a evitar confirmar la filtración –acabará por dar estas explicaciones “ante los tribunales”, le ha dicho Hernando-, respondió haciendo una declaración de principios según la cual “me preocupo por todos los trabajadores, incluidos los del PSOE”, y después, en tono paternalista, recomendaba a la dirección socialista que “negocie con el Comité de Empresa”.

Entre un bien y un mal
De alguna forma, esta postura de ‘mirar a otro lado’, de no aceptación de responsabilidades, que llega hasta el paroxismo absurdo en el argumento de “la herencia recibida”, pocos minutos antes la había condensado el propio presidente del Gobierno, que a la pregunta de Alfredo Pérez Rubalcaba sobre los efectos de los recortes en la economía, se lavaba las manos diciendo que “hay que elegir entre un mal y un mal peor”. O si lo quieren, lo que viene a decir es que a él no le pregunten, que él no puede hacer otra cosa que lo que hace.