El evento ‘Viva 22’ de Vox ha contado, entre otras lindezas, con casetas temáticas para cada provincia española, con elementos característicos de cada una de ellas o personajes históricos oriundos de las mismas. Si la caseta de Teruel ya llamaba la atención por la burla que la organización del partido esgrimía hacia Federico Jiménez Losantos, la caseta de Girona no se ha quedado atrás.

La caseta de esta provincia catalana cuenta con una bandera independentista colocada en el suelo a modo de alfombra, para que los seguidores ultras la pisen a su libre albedrío. Pero eso no es todo: también se pueden encontrar banderas de Cataluña colgadas, las cuales, de acuerdo con los propios gestores de la caseta, se encontraban ubicadas originalmente en edificios oficiales y públicos (es decir, que han sido robadas de colegios, ayuntamientos y otros lugares).

 

 

A su vez, también es posible encontrar carteles en defensa de los presos independentistas y lazos amarillos, también saqueados de otros lugares. Todo el ‘botín’ mencionado es denominado por los trabajadores de la caseta (y por un cartel que lo acredita) como “Trofeos de guerra”. “Todo esto está conseguido de administraciones públicas. Todo esto lo pagamos con nuestros impuestos, no solo con los de Cataluña, sino con los de toda España. Lo hemos cogido de ayuntamientos, de escuelas, de centros cívicos…”, comenzaba una de las presentes.

Los "trofeos de guerra" de Vox. ElPlural.com

“Este cartel, por ejemplo, está arrancado del Ayuntamiento de Vidreras [municipio de Girona]”, relatan los seguidores ultras en la carpa de la provincia, reconociendo, abiertamente y sin tapujos, que todo el material expuesto en su puesto ha sido saqueado de las administraciones públicas.

Así ha defendido Vox lo ‘carácterístico’ e ‘identitario’ de Girona y de Cataluña: pisoteando y robando sus símbolos y enarbolando retóricas belicistas, que se alejan por completo de la convivencia y del orden por el que cualquier partido político debería abogar en una democracia.