Yolanda Díaz pretendía dedicar esta semana a ultimar su puesta de largo. Tiempo ha que fragua a fuego lento Sumar, ese particular proceso de escucha que canalizará el sentir de la izquierda alternativa y servirá para sembrar los mimbres de su candidatura a la Moncloa. Este viernes 8 de julio a las 19:30 horas, coincidiendo con la celebración del Orgullo en Madrid, es la fecha marcada en el calendario. Un pistoletazo de salida que se ha dilatado por el mimo que requiere la plataforma. Es la última bala del espacio morado y cualquier paso en falso sería terrible. Los primeros detalles del proyecto comienzan a trascender. ¿Qué será y qué no? ¿Qué se espera de Sumar?

La primera cuestión a resolver es qué es Sumar. Desde un primer momento Yolanda Díaz ha insistido en que no se trata de un partido, de hecho, rehúye las dinámicas orgánicas. Esgrime que se trata de un proceso de escucha, una suerte de espacio abstracto para reencontrarse con la sociedad civil, las organizaciones, las asociaciones y, sí, con otros partidos del espectro progresista.

También, obviamente, se conoce quién será su líder: Yolanda Díaz. Por mucho que ha procurado justificar que Sumar pretende ser un producto de las pulsiones sociales, lo cierto es que se desconoce el programa, su estructura, sus líneas de acción, sus cuadros, su organización… Se trata, por tanto, de una plataforma notablemente personalista. Se sabe quién es la comandante en jefe y su trayectoria, poco más.

Por el momento no es más que una plataforma personalista. Se sabe quién es la comandante en jefe y su trayectoria, poco más. Ni programa, ni estructuras, ni líneas de acción, ni cuadros.

Otros detalles no menores vieron la luz el pasado viernes 1 de julio. Se podría aventurar que el color escogido es una declaración de intenciones: un rosa magenta a caballo entre el rojo PSOE y el morado Podemos. Aquel día también se abrió la cuenta oficial de Twitter, desde la que se lanzó un vídeo promocional con palabras como “escuchar”, “dialogar”, “cuidar”, “unión”, “ilusión” y “libertad” entre otras.

El acto de lanzamiento tendrá lugar en este viernes en Matadero, sito en Madrid, un centro cultural que ganó enteros bajo el mandato de Manuela Carmena. Allí se congregarán asociaciones, organizaciones y la sociedad civil. Nada de formaciones políticas. La propia secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, ha admitido que Díaz les ha pedido que no acudan: “Es lo que se nos ha pedido y lo respetamos. Es ella quien debe dar los detalles sobre el proceso y de escucha y los pasos que va dando. Y, por supuesto, es ella quien está tomando las decisiones”. Los partidos estarán presentes porque se espera la asistencia masiva de su militancia. Afines a Izquierda Unida, Podemos, PCE, Más País, Comuns y Compromís… Pero no Alberto Garzón, Belarra, Irene Montero, Enrique Santiago, Ada Colau, Mónica Oltra, Íñigo Errejón… Ni una sola primera espada. Solo ella, Díaz, y sus parroquianos.

IU, Podemos, Más País y otros partidos estarán presentes a través de su militancia, pero no habrá ni una sola primera espada en la puesta de largo

La ministra de Trabajo insistirá en que el protagonismo debe recaer en la sociedad civil, quedando los partidos relegados a un rol meramente instrumental. Por ello, emprenderá una gira por toda España con encuentros con colectivos, expertos sectoriales y otros estamentos del país para moldear y pulir un programa que vuelva a ilusionar a los ciudadanos y ciudadanas, atajando frontalmente la desafección política que detectan los sondeos.

Podemos: de presionar a empujar

Al marcharse Pablo Iglesias cedió dos testigos. El orgánico a Ione Belarra, secretaria general; y el de Gobierno a Yolanda Díaz, que le sucedió como vicepresidente segundo y asumió el encargo de encabezar la candidatura. Lo que a buen seguro no valoró Iglesias fue que Díaz lo haría a su manera. Se desmarcó de Podemos, provocando tensiones con el aparato del partido. Voces críticas lamentaban que la marca morada se diluyera. Comenzó, entonces, una pugna entre la ministra de Trabajo y la cúpula de Podemos sobre el rol que tendría en la nueva plataforma. Belarra, Montero y compañía pretendían que Podemos fuera el eje central, la columna vertebral en torno a la que pivotaran el resto de satélites, un dibujo que en ningún caso ha comprado Yolanda Díaz.

Los morados, conscientes de que es su única esperanza, presionaron por lograr esa centralidad, pero ya asumen su destino. No obstante, acontecimientos de los últimos días han propiciado que lo hagan de mejor gana.

Yolanda Díaz ha cambiado el mood. La aprobación de un crédito de 1.000 millones de euros para Defensa impulsada por Pedro Sánchez para incrementar la inversión militar recurriendo al fondo de contingencia y evitando al Congreso ha supuesto un punto de inflexión. La ministra de Trabajo acostumbraba a hacer las veces de mediadora entre las partes socialista y morada. Ambos chocaban, pero si todo mantenía el rumbo fijado era por la labor de Díaz. Sánchez anunciaba el envío de armas a Ucrania, Podemos lo censuraba y Díaz templaba. Estalló el caso Pegasus y las ministras Margarita Robles e Ione Belarra entraron en combustión, pero Díaz abogó por la “prudencia”. Una dinámica que no se ha repetido en esta ocasión.

La líder de Sumar ha mostrado su rechazo frontal a la maniobra del presidente del Gobierno, tanto por las formas como por el fondo, y ha anunciado que prestará batalla en las negociaciones por los Presupuestos Generales del Estado 2023. Al PSOE le saldrá caro, pues ahora, Díaz espera arrancar un compromiso para la mayor inversión social de la historia. El aparato de Podemos ha celebrado esta versión más incisiva y guerrera, pues coincide punto por punto con su argumentario.

¿Y Errejón? ¿Compromís?

Yolanda Díaz desea que Íñigo Errejón se sume a su proyecto puesto que espera aglutinar bajo un mismo paraguas a todo lo que se sitúe a la izquierda del PSOE. Una suerte de Podemos 3.0, toda vez que se entienda que el Podemos post Vistalegre II fue el Podemos 2.0 y la aventura de Más País el Podemos 2.5.

Sumar aspira a recuperar lo nuclear de aquella pulsión morada originaria, y esto ataña directamente a Errejón. Sin embargo, éste muestra sus reticencias. Si bien es cierto que en Andalucía abogó por concurrir conjuntamente y unificar esfuerzos, según fuentes, el madrileño tiene muchas más reservas y aún no ha tomado ninguna decisión al respecto pese a que perfiles de su partido, como Mónica García, son partidarios de Sumar. Errejón esperará a ver los siguientes pasos. No invitarle al acto inicial no es un buen comienzo.

Compleja será también la absorción de Compromís. La formación valenciana liderada por Mónica Oltra concurrió junto a Más País en las últimas generales, y al igual que esta, hay diversos sentires. La exvicepresidenta de la Generalitat Valenciana, quien dimitió recientemente por su imputación en un presunto caso de encubrimiento del abuso de su exmarido a una menor, es partidaria de integrarse en Sumar. De hecho, protagonizó junto a Díaz, Ada Colau y García un evento llamado Nuevas Políticas, considerado una de las primeras piedras de Sumar. Por el contrario, otros sectores se muestran más cautos y prudentes, como Joan Baldoví, quien como Errejón, apuesta por esperar, analizar y decidir.