El SDDR (Sistema de Depósito, Devolución y Retorno) es un sistema privado de reciclaje que funciona mayoritariamente en los países nórdicos y que sus promotores quieren instalar en varias comunidades autónomas de España. Sus impulsores justifican su implantación por sus supuestas mejoras medioambientales, pero se trata más bien de una gran operación comercial montada por el fabricante de las máquinas de recogida de envases, la multinacional noruega Tomra.

Para lucrarse con este negocio, Tomra ha creado y financiado un entramado de organizaciones ecologistas. En España, la trama de asociaciones está liderada por Retorna, pero también cuenta con la participación de Recircula, cuyo presidente es Eusebio Martínez de la Casa, ex consejero de Bankia Pensiones y quien participó activamente en el amaño de la prueba piloto realizada en los últimos Sanfermines; Movimiento 83 y el Centre d´Ecologia i Projectes Alternatius.

En Europa, el entramado de asociaciones incluye a Reloop, una plataforma inscrita en el registro de lobbies en Bruselas que se dedica a hacer lobby pro SDDR a nivel europeo. Entre sus integrantes destacan el presidente honorífico de Retorna (Domingo Jiménez Beltrán); el máximo responsable de Tomra en Alemania (Wolfgang Ringel) y el director de la mayor asociación ecologista alemana, Deutsche Umwelthilfe (Jürgen Resch).

Las RVM (siglas en inglés de máquinas receptoras de envases) son un gran negocio que se reparten muy pocos fabricantes en todo el mundo. La multinacional noruega Tomra acapara más del 50% del mercado a nivel mundial y es la compañía que ha anunciado su intención, incluido en un informe oficial remitido a los inversores en 2016, de instalar al menos 15.000 máquinas en España.

Cada máquina instalada tiene un coste de entre 18.000 y 24.000 euros. Por tanto, de llevarse a cabo la implantación del SDDR, la multinacional noruega podría obtener en torno a 300 millones de euros.

Tomra es una multinacional noruega fundada en 1972 que cotiza en la Bolsa de Oslo y en otros mercados europeos. Su facturación anual supera los 700 millones de euros, sus beneficios se mueven entre los 70 y los 100 millones de euros anuales. Tomra fue condenada en 2010 por la Unión Europea por prácticas monopolísticas. La multa fue de 24 millones de euros.

De sus principales magnitudes financieras, destaca el sólido crecimiento de sus ingresos en los últimos ejercicios, pero también sus dificultades para crecer en el área de reciclaje en los mercados ‘del viejo mundo’, tal y como señala en su último informe trimestral.

Tras su implantación en Alemania en 2003, solo se han instalado máquinas de reciclaje del en Lituania y Croacia. Todos los países europeos importantes que encargaron informes técnicos y estudiaron la posibilidad de establecer obligatoriamente el SDDR lo han rechazado, como es el caso de Francia o el Reino Unido.

Expertos medioambientales destacan que los países nórdicos aún mantienen el SDDR por razones históricas, ya que lo implantaron antes de poner un sistema de reciclado general para el conjunto de sus envases y era muy desaconsejable pedirle a la población que cambiase radicalmente el hábito de llevar los envases de bebida a las tiendas. Sólo se les pidió que añadieran una nueva práctica: llevar el resto de sus envases a los contenedores de colores.

En España existe un sistema para reciclar todos los residuos desde hace 20 años. Cuenta con una flota pública de más de medio millón de contenedores que permite asegurar que casi el 100% de la población tiene acceso a un sistema de reciclado de envases.

El país con la mayor tasa de reciclaje de envases de Europa es Bélgica, que gestiona sus envases a través de un Sistema Integrado de Gestión (SIG) con una gama de fórmulas de recuperación entre las que destaca la recogida selectiva municipal, igual que en España.