En medio de la precarización del personal, los despidos masivos y como consecuencia del fuerte impacto en la calidad del sistema sanitario, está claro que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no está cuidando de la sanidad, tal y como destacan todos los sindicatos y profesionales que este domingo colapsaron el centro de la capital en protesta por el maltrato a los profesionales sanitarios. La propia líder del Ejecutivo regional se defendió a través de Twitter: “Todos creemos en nuestra Sanidad, trabajamos por la mejor”. Sin embargo, los datos no mienten. 

Tampoco pasó desapercibido este fin de semana un tuit publicado desde la cuenta institucional de la Comunidad de Madrid en el que la administración defendía el modelo de sanidad público-privada. Además, lo hacía a cuenta de unas declaraciones de la viuda del cineasta Carlos Saura, fallecido el pasado viernes. La indignación en la red no se hizo esperar. Pero hay más. 

Un tuit del periodista Nacho Álvarez desmiente el trabajo de la administración de Ayuso respecto a la privatización y sus efectos en el sistema sanitario. En el mensaje, apunta a un informe. La subcontratación de entidades privadas para gestionar el sistema sanitario público está relacionada con un aumento significativo de las tasas de mortalidad. Lo que provoca, asimismo, una reducción en la calidad de los servicios de asistencia sanitaria. Así lo determina un estudio de la Universidad de Oxford publicado por la prestigiosa revista The Lancet, para refutar si las políticas privatizadoras mejoran la asistencia sanitaria en la población.

En concreto, el informe analiza 173 áreas de atención de salud en Inglaterra para comprobar el impacto de la externalización entre 2013 y 2020. Los resultados señalan que los cambios en la subcontratación de servicios en colaboración con empresas “habrían causado 557 muertes tratables adicionales”.

De esta forma, los autores indican que la externalización de los servicios sanitarios ingleses coincide con el empeoramiento de varios indicadores de calidad. Desde 2013, la tasa de mortalidad en Inglaterra rompió con la tendencia a la baja que registraba los anteriores diez años, fecha en la que los investigadores refutan la idea de que la subcontratación mejoraría la atención médica a través de prácticas innovadoras y la satisfacción de los pacientes del sistema sanitario.

Dudas sobre el sector privado en el mundo sanitario

Las conclusiones de los autores del informe apuntan que hay dos formas en que la subcontratación provoque un aumento de mortalidad. En primer lugar, a través de proveedores privados con una atención de peor calidad en el que “al tener fines de lucro los proveedores privados tienden a reducir costos más que los proveedores públicos”.

En segundo lugar, la privatización provoca “una presión más intensa en todo el sistema” y una “mayor competencia por los contratos” que radicaría en una cuestión de prioridades que conduzca a “una mayor mortalidad como tiempos de espera, a expensas de la calidad de la atención”.

Al tener fines de lucro los proveedores privados tienden a reducir costos más que los proveedores públicos

Por último, el documento hace especial hincapié en el gasto completo en el sector privado sobre el número total de pacientes fallecidos con “asociaciones positivas significativas”. Los resultados de la publicación explican que un millón de libras procedente de las entidades privadas correspondía con un incremento de las muertes del 0,29 del año siguiente.

Las conclusiones de los autores plantean dudas sobre el sector privado y su optimización en el sistema sanitario. Sugieren que estas tendencias en los datos para revertir los efectos no se conciben sin una “considerable intervención política”.

Esta demanda se traslada al terreno nacional. La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FASD) ya avisaba sobre las consecuencias de la privatización en el sistema sanitario y el mismo patrón de problemas que se repetía en nuestros países vecinos.

Entre ellos, remarcan el incremento de los costes, los efectos negativos sobre los recursos disponibles, mínimo control de la atención a la salud en función de las entidades, la precarización de la plantilla sanitaria y el aumento de los costes para la ciudadanía. Asimismo, los datos de The Lancet ya advertían sobre la situación sanitaria en el país cuando España se posicionaba en el octavo lugar en 2017, y en el decimonoveno en 2018.

El grito del cambio en la salud

Este domingo, según los organizadores, un millón de asistentes se reunieron en las calles madrileñas para protestar contra el modelo de Isabel Díaz Ayuso ante los recortes y la falta de gestión. Desde la Comunidad de Madrid ya han insistido en que la manifestación es “política”.

El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio,declaraba en una entrevista en La Hora de la 1 de TVE que “es tan pueril que da un poco de pena que se juegue con los servicios públicos”. El presidente popular, Alberto Núñez Feijóo, también se ha pronunciado y señala que “en sanidad, no crean plazas de médicos, no amplían la oferta de los MIR, no hay médicos de atención primaria, no hay pediatras de atención primaria, y la culpa la tienen los presidentes del PP, sorprendente conclusión”.

Durante la marcha contra el modelo sanitario, los sindicatos han destacado la postura de la gestión madrileña indicando que el “consejero y la presidenta siguen sin acudir a una sola reunión”. “Hay 5.000 profesionales en huelga y a Ayuso parece no interesarle,”, expresaba Ángela Hernández, secretaria de la organización AMYTS.

Las declaraciones para salvar el sistema sanitario público no solo fueron escuchadas en las calles madrileñas, sino que también contaron con un eco especial durante los Premios Goya con el discurso de la actriz Eulalia Ramón. “Lo único que pensamos es que la Sanidad Pública se merece que la cuiden tanto como el personal público nos cuida a nosotros”. Tarea que Ayuso sigue descuidando.